Interrupciones

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Los delgados brazos de Florencia apenas podían con el peso de la caja que llevaba en sus manos. Temblaban y ella respiraba con dificultad. Caminando por el pasillo que daba hacia el nuevo departamento de Manuela. Llevaban la mañana entera transportando cajas desde el carro de mudanza hasta la sala vacía. Expectante. Flor arrojó la caja al piso, irguiendo la ceja ante el sonido de algo quebrándose dentro. Apenada, se escabulló de la culpa hacia la cocina, donde Manuela servía dos vasos con agua. "Manu, tú y yo sabemos que las palabras tienen poder, ¿cierto?" Probablemente, la Estrella se preparaba para comunicarle que algo había roto antes al arrojar la caja contra el piso. El cansancio debió tener más la culpa que ella, pero Manuela tomó un rumbo trascedentemente distinto. "Claro, Flor, es de lo único que hablamos en terapia... y tienes razón, creo que te debo una gran disculpa" Manuela le extendió el vaso de agua y ambas se sentaron en las sillas recién colocadas en una mesa aún con el plástico protector de la mudanza. "¿De qué hablas, Manu? Yo te iba a decir que hace un segundo, cuando..." Manuela sacudía la cabeza, forzándola a detener su discurso y tomando de nuevo la palabra. Ahora jamás habría de enterarse de aquello que crujió de aquella caja. "No debí decirte eso la otra noche, Flor, si bien es cierto que lo pienso, no fue justo para ti ni para tu relación con Jazmín y te pido perdón" Florencia le dio un trago a su vaso y se aclaró la garganta. "Manu, te juro que no tengo idea de qué hablas" Aunque las dos habían avanzado a pasos agigantados en terapia, Florencia seguía acostumbrada a no expresar lo que le molestaba de buenas a primeras. Todo lo contrario, ella se dedicaba a procesarlo y después la efusión no era tanta y restaba un alivio elocuente. "Flor, te dije que todo era más lindo contigo y de verdad lo pienso, pero no porque espere algo de ti, quiero que sepas eso, yo me dejé llevar porque nunca había conocido a alguien que realmente entendiera por lo que paso, pero no eres responsable de mí, perdón si te hice pensar eso... y el otro día Miranda me preguntó que..." Ahora tocó el turno a Florencia de interrumpirla. "No me tienes que explicar nada, Manu, a mí me pasa lo mismo, digo, me siento cómoda hablando contigo y no creo que me hagas responsable de ti, de hecho, agradezco que no lo hagas... sólo eres como eres y me dejas conocerte y eso es nuevo para mí" Manuela volvió a tomar su vaso y jugar con la curvatura de la base. "Sí, pero Miranda piensa que quizás mi interés por ti va por otro lado y seguro también Jazmín lo piensa... y yo no quiero que tú te sientas incómoda, prefiero aclarar todo desde ya... Flor yo debí respetar tus límites y no debí haber aceptado quedarme en casa de Jazmín esa noche y..." Antes de que pudiera continuar, Florencia se paró de la silla y llevó el vaso hasta la repisa de la cocina, poniendo fin a sus debates emocionales que resurgían como consecuencia de la honestidad tan abrupta de Manuela. Le molestaba que Miranda y Jazmín pusieran en riesgo la única amistad que Florencia había cultivado por sí misma. "Mira, Manu, yo te invité esa noche ¿sí? Tú no me invadiste, fue decisión mía, y precisamente por eso es por lo que he estado considerando mudarme del hotel, por eso cuando me..." Parecía aquello un carrusel de interrupciones. Manuela se paró rápidamente de la silla y la alcanzó bajo la repisa de la cocina. "¿Mudarte cómo? ¿Mudarte a dónde?" El titubeo de Manuela aparecía un tanto cómico, Florencia asintió y se mordió el labio inferior, considerando sus siguientes palabras. "Eso, que esa es la condición que tenía para acompañarte hoy... que tú hicieras lo mismo por mí, lo he estado pensando mucho y creo que quiero intentar vivir sola" Las dos se quedaron enlazadas en una mirada cuestionadora, hasta que Manuela rompió el silencio. "¿Y el hotel... y Jazmín?" Imposible no notar cómo Manuela bajaba la voz y la mirada al preguntarle por Jazmín. "Voy a seguir trabajando en el hotel, lo hablé con mi papá, pero quiero intentarlo yo por mi cuenta, hacerme cargo de una renta y tener mi espacio, cuando no estoy con Jazmín, estoy en el hotel con mis hermanas, y no sé, quiero tener mis cosas, leer mis libros, atreverme a ir al cine sola... ¿crees que es una bobada? ¿Crees que cometo un error?" Manuela exhaló el aire que contenía desde que Florencia empezó a darle sus motivos. "Dejarte caer" Las dos sonrieron al unísono y Florencia volteó a ver el espacio vacío de Manuela. "Quiero esto, quiero tener mis muebles, decorar a mi gusto... no estoy pensando en alejarme de nadie, pero yo también quiero invitar a Jazmín a mi casa, prepararle cena, que ella también traiga su ropa y se quede a dormir de vez en cuando, quiero invitar a mis hermanas, a ti, quiero crear algo mío... no sé... todo lo que está pasando dentro de mí quiero que también se note fuera de mí ¿me explico?" Manuela volvió a sonreír y se rascó la ceja perpleja con la nueva información que recién recibía. "Pero, creí que Jazmín te había pedido que te mudaras con ella" Florencia asintió y suspiró casi al mismo tiempo. "Sí, y aunque en su momento la idea parecía genial, creo que lo mejor por ahora es que cada una tenga su espacio... no cambia en nada lo que siento por ella o lo que tenemos, pero quiero hacer esto por mí..." Manuela le extendió la mano y Florencia la aceptó. Ambas salieron de la cocina apresuradas. Tumbando la misma caja que Florencia había depositado antes en el piso. Ahora tendría a quién culpar del accidente. "¿A dónde vamos?" Gritó Florencia, apenas alcanzando a jalar su bolso antes de salir del departamento. "Vamos por el departamento que vimos antes que este, ¿no dijiste acaso que era el departamento de tus sueños?" Se soltaron las manos y siguieron caminando por la acerca con más calma. "Sí, pero ¿no dijiste tú que probablemente acabarías vuelta loca con tanto ruido?" Manuela la volteó a ver y dijo con cinismo "¿Y no dijiste tú que los ruidos te darían un verdadero motivo para putear a los vecinos?" Las dos se rieron y se dirigieron al departamento más ruidoso de toda la ciudad.

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