Bifrontismo

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Odio. El callejón detrás del hotel no tenía encendido ni un foco. A esa hora de la tarde aquel viento fresco que acompañaba al cumpleaños de Lucía se tornaba ocre. La calidez que desprendía el olor putrefacto del contenedor de basura oleaba hasta la puerta de la cocina. Con la bolsa negra plástica aún en una mano y la sonrisa desvaída en el rostro, Jazmín entró apresurada para impedir que Javo saliera al deck con una nueva bandeja de bocadillos. La fiesta había concluido. Lo tomó del brazo con cuidado de no soltar la bandeja ni la bolsa y lo empujó hasta la mesa para precavidamente poner todo de vuelta. "¿Qué pasa, flaca? Dime que no te peleaste otra vez con ella" Jazmín negó con la cabeza pero sus ojos guardaban varios secretos. Rojos y desgastados de llorar y de esperar y de pensar en suponer y en asumir. "No, llegó Mario y pidió que cerráramos todo sin pedir explicaciones" Javo alzó una ceja y se cruzó de brazos frente a la mesa. "¿Mario? ¿Qué está haciendo Mario aquí? Virginia no me comentó que vendría" Javo intentó caminar para observar por la puerta hacia el deck, pero Jazmín lo detuvo y lo arrastró hasta el portón posterior para salir al callejón a arrojar finalmente la bolsa de basura que cargaba ya por costumbre transitoria. "No tengo idea qué hace acá, pero no venía de buen humor" La ansiedad de Jazmín era palpable, pero Javo no quiso contribuir todavía más en la revoltura perpetua de agitaciones que caracterizaba a Jazmín últimamente. Abrió el contenedor para ayudarla y se hizo a un lado en silencio. Jazmín levantó la bolsa con ambas manos y la aventó hacia el fondo, sacudiéndose después las manos en el delantal. "No creo que supieran que venía. Miranda entró llorado al hotel y lo abofeteó en medio del hall, algo raro está pasando, Javo" Justo como advertencia fílmica los gritos se colaron por la entrada de la cocina, ambos se voltearon a ver y caminaron hacia allá. Jazmín se asomó con sigilo sin intentar causar más problemas de los preexistentes entre los Estrella. Las instrucciones de Mario Estrella habían sido muy claras. Jazmín desvaneció las luces del hall y le pidió a Javo hacer lo mismo con el comedor y la cocina. Javo acató su comando y entre los dos terminaron de apagar todo, quedando sentados en los banquillos escuchando lo que sucedía en el deck. Como meros espectadores sin poder protagonizar ninguna pregunta ni intervenir en alegatos ajenos. Obligados a la tortura psíquica de conjeturar los gestos de un conflicto. Por lo menos, Mario tuvo la decencia de esperar a que Lucía y Florencia despidieran con gratitud a todos sus invitados. Nadie sospechó que la fiesta estuviera terminando antes de lo contemplado. Ni tampoco las razones de su esparcimiento. Mientras Federico y Daniel apagaban la música y limpiaban el resto del deck, Mario sacó a sus dos hijas de ahí y las arrastró hacia la recepción. "¿Te volviste loco, Mario? No puedes aparecerte así de la nada a exigirme el tiempo que tú nunca me has dado. ¿Ni te acordabas de mi cumpleaños, verdad? ¿Qué haces aquí? Pensé que estabas recontento en Uruguay con la secretaria" Lucía no escatimaba ni el volumen de su voz ni los alcances de su frustración. Todo lo relacionado con su padre le causaba todavía una urticaria que no sanaba ni con las horas ni con la distancia. "Estoy aquí porque no sabía que había criado a un par de traidoras" Mario escupió su furia sin reparar en quién lo pudiera escuchar. Yendo y viniendo de lado a lado frente al deck y el front desk, moviendo los brazos como Tritón diacrónico. "¿Traidoras? ¿De qué mierda estás hablando, Mario?" Lucía sin hacerlo consciente mimetizaba el comportamiento de su padre, lanzando fuego por la boca, increpando al respeto por no sentirse validada por él, a la defensiva con feroces aspavientos. Florencia permanecía en silencio a su lado, escuchándolos y tendiéndole una mano a Lucía para prevenir que siguiera alterándose. "¿Qué estaban pensando al apoyar a Gustavo Meiller? ¿Pensaban que no me iba a enterar?" Florencia y Lucía voltearon a verse confundidas. ¿Acaso de eso se trataba todo el drama de su padre? "¿Qué tiene que ver Gustavo Meiller con todo el escándalo que estás armando?" Lucía no se separó del lado de Florencia, sintiendo tal vez que el frente que aliaban se fortalecía con su cercanía física. Cierto además que, el mutismo de Florencia estaba inquietando a Lucía. Toda la noche Florencia ostentó una energía exponencial, llevaba semanas viéndola reconstruirse, pero si había alguien quien seguro podía entorpecer todo su crecimiento era su padre. ¿O no son los padres siempre quienes impiden el avance aunque intenten fomentarlo? "Les exijo a las dos que dejen esta campaña inmediatamente. No voy a permitir que mis hijas apoyen a un hombre que va en contra de todo lo que nosotros somos como familia" Los ojos de Lucía se agrandaron con desagrado ante las palabras que emanaban del hombre que le dio la vida. Y justo ese día habérsela dado. Estuvo a nada de saltarle a la yugular con la rabia que sentía, pero Florencia la sostuvo, apretando aún más su brazo con su mano. "Papá, mira, tanto Lucía como yo ugh hemos estado tomando, porque esto ugh era una celebración de cumpleaños puto, lo mejor será que hablemos mañana" Lucía no podía aceptar con tanta parsimonia la conciliación de Florencia y alzó las manos más alterada que antes. "¡No, Flor! Nada de eso. ¡No es justo que vengas de la nada a exigirnos qué hacer o con quién. Hemos trabajado muy duro en esta campaña y no la vamos a dejar sólo porque tú no estás de acuerdo!" En lugar de mermar el enojo de su padre, las palabras de Lucía lo encendían más, Florencia suspiró y bajó la mirada al piso. No se sentía preparada para un confrontación así. "Lo que no es justo es que ni siquiera tuvieran la precaución de indagar más en la vida de ese hombre. ¿Qué clase de directora de campaña eres? Y encima arrastrar a Florcita a tus tretas dizque políticas" Florencia dio un paso al frente y tomó las manos de su padre en las suyas. "Basta, papá. Nadie me arrastró a nada. Lucía y yo vamos a seguir apoyando a Gustavo independientemente de lo que tú opines ñah. Hemos hecho un buen trabajo y no es necesario que lo reconozcas. Mañana podemos hablarlo con calma si sigues interesado. Hoy es el cumpleaños de Lucía y lo vamos a seguir festejando" Florencia le dio un beso en la frente y tomó con manos temblorosas el brazo de Lucía para halarla de nuevo hacia el deck. Mario quedó pasmado frente a la recepción viéndolas alejarse de él. Volteó hacia todos lados para ver quiénes presenciaron tal arrebato. Pensó en buscar a Jazmín o Mariano para convencerlos de hablar con sus hijas, pero la cocinera había obedecido bien sus instrucciones y las luces se habían opacado ya señalizando la ausencia de empleados y amantes de todo tipo. Mario Estrella inhaló profundamente y salió del hotel.


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