Paralelos

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No es necesaria la oscuridad para soñar, pero sí imprescindible la noche para una pesadilla. Transita cierto nimbo en una noche que suplanta toda percepción del organismo. El encuentro que sucede entre los párpados y el eco polivagal del cerebelo hace que todo por más tierno que aparezca a plena luz del día, durante la noche adquiera un terror indómito. Un sobresalto más. "Hola, Flor" Enunció Jazmín en un sofoco que solía ser su voz antes de que Florencia entrara a la cocina sin invitación. "Me gustaría que habláramos" No esquivaba su mirada ni su responsabilidad porque Florencia era osada. Nadie sabía si había escuchado o no la perpetua confesión de una Elena que no desaparecería nunca. Jazmín bajó la cabeza y se negó. Javo quiso hablar por ella. Golpearle el hombro. Obligarla a decir que sí. No hizo nada. Jazmín tampoco. Como dos reptiles en pánico ninguno de los dos se atrevía a no paralizarse. "No... no sé si pueda hoy, Flor, yo... no estoy..." Titubeante detuvo su discurso, jugando con la palma de sus manos, osmosis de las gesticulaciones de su mejor amigo. El color pardo de sus mejillas en un apenas casi que no se iba. "No digo hoy. Cuando las dos estemos listas ¿crees?" La inflexión no fue pregunta. Jazmín asintió, queriendo estar lista en ese instante. Miedo de permitir que se escapase la voluntad de Florencia por no ceder a una conversación por ella sugerida e iniciada. Estaba dando un paso al frente y Jazmín seguía dando seis para atrás. Abrió la boca para convencerla de su disposición, pero apareció Carla en la entrada de la cocina, aleteando sus brazos como gallina degollada en feria de cantina. "¡Flor! ¡Qué bueno que sigues acá! Necesito que vengas conmigo a la oficina" Jazmín reconoció la exasperación de Florencia y en cierto cómico nivel hasta la compartió, quedándose con más de un nudo atado en la garganta. Carla la jaló de la cocina sin admitirle otra palabra. "¿Qué te pasa, boluda? ¿Cuál es el apuro? Estaba hablando con ella" Carla se rio burlonamente de su hermana. "Eso no fue hablar, Florencia. Jazmín tenía como cinco minutos con la boca abierta y sin respirar. Estaba por llamarte y Virginia me dijo que estabas acá, así que mejor. Lucía me pidió que le hiciera algunos arreglos a la oficina para poder trabajar aquí, pero que tú tenías que aprobarlos todos. No entiendo por qué te tiene tanta confianza, pero bueno, tampoco esperes mucho porque apenas me lo dijo hace una hora y no he tenido tiempo de buscar. Necesitas elegir dos computadores y una de las impresoras de estos catálogos" Carla colocó dos carpetas sobre la mesa e invitó a Florencia a tomar asiento junto con ella para empezar a revisar las opciones. Florencia estaba sorprendida pues no esperaba que el trabajo con Lucía empezara precisamente el mismo día que se lo había ofrecido, aunque entendía que eran sólo los preparativos para dar rienda suelta al resto del proyecto. "¿No están un poco caras las impresoras?" Florencia señaló uno de los folletos dejando que Carla se asomara para ver el precio. "Sí, pero son las que sugiere la administración de la campaña, según me explicó Lucía, tampoco te preocupes por eso porque ya me mandó el presupuesto para acondicionar la oficina y créeme que sale sobrando aún comprando veinte de esas impresoras" Florencia seguía perdida entre los papeles, la abundancia de especificidades y la exorbitancia de los precios. No sabía mucho de eso. Suspiró y volteó a ver a Carla, cerrando a su vez las carpetas. "¿Tengo que decidirlo ya o puedo revisarlo con calma en mi casa?" Florencia volteó hacia la puerta, recalculando una vía de escape para la ansiedad que le empezaba a provocar el tomar decisiones ipso facto. "¿Tan apurada estás por volver con Jazmín? ¿No se cansan de estar todo el día pegadas una a la otra?" Florencia alzó las cejas ante el ataque disfrazado de su hermana y se cruzó de brazos a la defensiva. Reaccionar y repensar. "No es eso. Quisiera tomar una buena decisión y analizar bien las opciones" Carla asintió y le extendió otras dos carpetas a Florencia con muchos más folletos de los que hubiera tenido capacidad para revisar en ese momento. "Sí, de hecho Lucía me pidió que sólo te entregara esto para que lo vayas viendo. Tenemos toda la semana para alistar la oficina" Florencia sintió una punzada de ira tras las palabras de su hermana, pero no dijo nada. Carla era Carla. No era personal. Tomó las carpetas y se levantó para salir de la oficina, pero Carla la detuvo ante la puerta. "¿Por qué estaba llorando Jazmín hoy?" Florencia se dio la media vuelta para verla a los ojos antes de responder. Comprendió el apuro de Carla por encerrarla en la oficina y excusarse con el trabajo que Lucía le había encargado. "No sabía que había llorado, pero me imagino que es porque terminamos ayer" Florencia lo dijo con tanta calma que casi no sintió la lágrima que se le escapó del ojo derecho. Carla gruñó y se alejó de Florencia, dejándose caer en la silla donde antes se había sentado para hablar con su hermana. "¿Por qué?" Preguntó Carla angustiada. Florencia respiró profundamente y siguió parada en su lugar, abrió la boca para explicarle a Carla lo que había sucedido, pero ella la interrumpió. "No me digas eso, Flor. Yo de verdad creí que era posible superar nuestras manías. Ustedes me daban esperanza. Y ahora estás como nosotras cuatro. ¡Qué horror!" Carla se cubrió la cara con las manos y después se trazó canales en el cráneo con sus dedos entre el cabello. "¿Manías? Ugh ¿A qué te refieres, Carla? Ñah" Florencia empezó a jugar con las esquinas de las carpetas sin percatarse de hacerlo. Doblando el cartón con todo y los pliegues de los folletos. "Esto que hacemos todas. Empujar a la gente. Amar la crisis. La culpa. Parecemos adictas. No pensé que te fuera a pasar a ti, se veían distintas ustedes" Florencia no supo qué responder. Siguió ahí inmóvil. Los dedos en las esquinas de las carpetas lo único que se movía. Inercia. Las envolvió un silencio garrafal.  





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