Conflictos

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Hay ciertos conflictos que se resuelven sucediendo. Hay ciertos otros que no se resuelven. Y también los hay que escalan sin tantear tendencia. Una misma noche trastocada por las adecuadas condiciones puede traducirse en un crisol de aquéllos, de éstos y de todos. La terquedad de Lucho no conocía barreras, en su afán por ignorar a Carla, quien ya estaba pasada de copas y bailando con tantos, hizo que todos se movieran al área de billares que distaba de la música. Manuela y Miranda hicieron mancuerna contra Lucho y Javo postulando un juego de retas. Jazmín y Fede fingían atender las pelotudeces del primo de Lucho, quien se empeñaba en el agobio con dilemas machistas de baja categoría. Por eso y más, la atención de la cocinera se desviaba con tenacidad hacia el baile protagonizado por las tres hermanas en el centro del bar. Carla tenía un poco sutil método de seducción, atándose vergonzosamente al cuello de uno de los tres tipos que se acercaron a bailar con ellas. Virginia aún molesta por la presencia de Lolita en la barra se dejaba llevar mucho por el chico más alto. Flor, por otra parte, mantenía una distancia prudente entre ellos, cada vez que uno le ponía la mano en la cintura para guiarla, ella se giraba despistadamente para deshacerse de su agarre y daba dos pasos hacia un lado. Cuando ese mismo chico intentó decirle algo al oído, Flor le puso la mano en el pecho y lo empujó, yendo hacia la barra para no tener que lidiar más con él. ¡Qué atasque! Jazmín no le quitaba la vista de encima a cada uno de sus movimientos. Le fascinaba esta Florencia plantada, dura, decidida. Aunque siempre lo fue, algo había ahora que la hacía lucir distinta, renovada, poderosa. Se tardó más de lo que había anticipado y cuando por fin se dio la vuelta hacia ellos traía una cerveza en cada mano y una bolsa de pochoclos colocada estratégicamente en su antebrazo. Al arribar le entregó una de las cervezas a Jazmín notando que la anterior ya estaba vacía y abrió la bolsa de pochoclos en el centro de la mesa convidándole al resto. "Ya sé que no te gusta tomar sin comer, así que también te traje esto" Sacó de su bolsillo delantero un pequeño paquete de maní y se lo entregó. "¿Te aburriste de bailar?" Con torpeza Jazmín intentó abrir el empaque de maní, pero fracasó, gruñendo. Flor le sonrió y se acomodó entre sus piernas, quitándole el paquete y abriéndolo con sus dientes, después le extendió la palma de la mano invitándola a ella a hacer lo mismo para verter ahí el maní. "No me gusta bailar sin ti, pero yo sé que estás cansada" Jazmín le regresó la sonrisa, conmovida por ese gesto, y cuando estuvo a nada de alzar la mano para echar el maní a su boca, Flor la detuvo y la besó despacio, separando más sus piernas para pegarse más a ella. A mitad de lo que parecía un beso inocente y tranquilo, el primo de Lucho se aclaró la garganta evidenciando su desagrado y logrando atraer la atención de ambas. Flor se quejó frustrada y se giró para quedar de espaldas a ella pero aún recargada sobre su cuerpo. Jazmín aprovechó el lapso para comerse el maní que seguía aún en su mano y limpiarse el exceso a un lado del pantalón. "No sabía que te gustaban las minas, Flor" Al parecer el primo de Lucho, cuyo nombre nadie se hizo cargo de recordar, se tomaba más atribuciones de las precisas y se sentía competente para lanzar comentarios mundanos al aire. Fede negó con la cabeza y se sobó la barba como hacía cuando se hallaba en una situación incómoda. Sentir el cuerpo de Jazmín tensarse detrás de ella le había preocupado más que el comentario del primo. Intuyó que ella estaba por interceder y defenderla, pero Flor fue más rápida, tomó las manos de Jazmín e hizo que la rodeara por la cintura para volver a girarse y tenerla de frente. "Bueno, todas no, me gusta esta" Y volvió a besarla, esta vez a profundidad, sorprendiendo a los presentes, incluida a la propia Jazmín. El sabor de maní y cerveza las unía en una nueva adicción. Se escuchó la risa de Federico al fondo. Cuando dejó a Jazmín sin aliento y hubo de apartarse, se dio un giro más para tomar su cerveza y empinársela, orgullosa de su hazaña. El primo la observaba con descaro desafiante y ella le sostuvo la mirada hasta que él reinició la charla. Ahora empezó a hablar de su exnovia, contando sus experiencias y repitiendo que todas las mujeres eran igual de desentendidas. Fede sólo asentía y bebía de su cerveza, obviamente cuidando de no alterar su comportamiento etílico. Flor interfería cuando se ameritaba, con un apunte incisivo o sarcástico que hacía reír a Fede y a Jazmín y al primo lo hundía cada vez más en su ignorancia. Javo se acercó por detrás de ellas y le puso la mano al hombro a Jazmín. "Y ¿se van a animar a jugar las almejitas?" El humor habitual de Javo aligeraba un poco lo que acontecía entre Flor y el primo, pero la situación iba a peor. "No, no, no, es nuestro turno, ¿vamos?" Fede se levantó de inmediato tomando el taco de la mano de Javo y arrastrando al primo de ahí antes de que explotara el asunto. Javo y Lucho tomaron entonces sus lugares en los banquillos con sus respectivas cervezas una vez que los otros se fueron "¿Tan pronto les ganaron Manu y Miru?" Preguntó Flor, tomando un puño de pochoclos hacia su boca. "Nos dejamos ganar" Profirió Javo provocando la carcajada de Jazmín "Seguro que así fue" Flor también sonrió al sentir un beso de Jaz en el hombro. Tanto Javo como Lucho voltearon al mismo tiempo a ver a Carla y Virginia bailando con los tipos. Llevaban tiempo sin saber de ellas. Tan pronto sintieron sus miradas se despidieron y caminaron hacia la mesa. Virginia se acomodó entre las piernas de Javo, y Carla se sentó en el banquillo a un lado de ellos, frente a Lucho. "¿Quiénes eran esos giles?" Preguntó Javo con tono petulante. La escena no podría ser más perfecta si la hubiese escrito un fan de Jazmín. Ella estaba encantada, se regodeaba de no estar en la misma situación que ellos, ya que a diferencia de sus hermanas, esa noche Flor le estaba dando más que su lugar. La atendía, la respetaba, la acariciaba, la mantenía cerca, no buscaba provocarla como hacía Virginia con Javo o Carla con Lucho. Además bebía despacio, apenas iba por su segunda cerveza, con lo cual le cedía a Jazmín el turno de tomar más si así lo decidía. Estaría lista para cuidarla. Sabía que estaba cansada y no la invitó a bailar, aunque ella hubiera ido de cualquier manera. La comprendía más allá de lo que se hablaba. "Ni empieces, Javo, que allá andabas de picaflor con Lolita" Expresó Carla escupiendo un poco de cerveza entre cada palabra. Javo volteó a ver a Jazmín buscando defensa, pero ella se encogió de hombros, no podía decir nada al respecto, no quería más bien decir nada, esa noche no le importaban los demás. Le importaba Flor y ya. "¡Eso!" Gritó Virginia elevando su cerveza y chocándola con la bebida de su hermana. "¿Te dejaste ganar otra vez, pajero?" Increíble la complicidad Estrella. Se cuidaban una a la otra, tal como había hecho Lucía aquella noche de películas con Jazmín, o Virginia hacía una hora en el baño preguntando por Manuela, o todas acompañando a Carla a espiar a Lucho aunque no estuvieran de acuerdo con su elección. "Y ese no fue el Tourette eh" Reconoció Virginia, celebrando el insulto de su hermana menor con un guiño en su dirección. "Bueno basta, ya fue, ¿ya estamos bien, no?" Preguntó Javo, apretando más sus piernas y robándole un beso a su novia. "¿Flopi, puedes venir, porfi?" Le gritó Miranda desde la mesa de billar, pausando todo el juego, Federico y el primo resoplaban impacientes y Manuela sólo sonreía. Tanto Jazmín como Flor renegaron con la petición de Miranda porque no querían separarse, pero aquella insistía e insistía y el juego no podía continuar si Flor no atendía. Jazmín aflojó su agarre y la dejó caminar hacia allá, volteándose en el banquillo para no perderla de vista. "Nos cae bien Manu ¿no?" Musitó Virginia, asegurándose de que no hubiera un problema entre ellas. Complicidad Estrella en su máximo esplendor. "Hasta ahora sí" Respondió Javo por su amiga, una costumbre muy difícil de desarraigar. Jazmín permaneció en silencio viendo cómo Flor aceptaba el taco de Miranda y buscaba un ángulo apropiado para golpear la bola. Lo estudió detenidamente, con Manuela y su hermana siguiéndola por donde caminara. Jazmín no tenía idea de que Florencia supiera jugar billar, aunque siendo tan competitiva como era, no resultaba extraño pensar que lo sabría. Una vez llegando a la esquina, Flor entrecerró los ojos y puso la boca de beso, concentración absoluta, acomodó el taco sobre sus dedos en la mesa y luego subió la pierna derecha para lograr un golpe más contundente. La bola blanca rotó con fuerza y abatió tres bolas de color que fueron a parar a tres huecos distintos. "¡Ja, te dije que lo haría!" Exclamó feliz Miranda burlándose de Fede y el primo. Manuela le dio un abrazo con entusiasmo a Flor y luego la soltó para que regresara a la mesa con Jazmín, quien esperaba ansiosa por ella entre sus piernas. Flor se carcajeó de la cara de estúpido que puso el primo y volvió a asumir su posición prestando atención al juego. Jazmín suspiró y recargó su cabeza sobre su hombro, atreviéndose por fin a preguntarle lo que había mantenido la noche entera en su cabeza. "¿Por qué no me contaste que te peleaste con Manuela?" Curiosamente, Flor ni se tensó, ni se puso nerviosa, ni se angustió. Flor siguió siendo Flor. "Ella cree que fue una pelea, pero para mí no lo fue" Dijo tranquila, sentía el latido de Jazmín acelerarse contra su espalda ¿por qué estaba tan exaltada? "¿Y qué fue?" Su tono de voz cambió con tanta celeridad, ahora parecía estar enojada, confundiendo bastante a Flor, pero sin lograr destemplar su placidez. "No sé, una plática, parte de la terapia, la situación se salió de control y nos dijimos algunas cosas, pero yo no lo sentí como pelea" Jazmín la rodeó aún con más fuerza entre sus brazos, como queriéndola atrapar para que no escapara de la conversación y de ella. "¿Y qué se dijeron?" Ahora Flor estaba segura del tono celoso de Jazmín, pero no dejaría que pasara lo mismo de la otra vez, esa noche se sentía plena, satisfecha consigo misma, con su comportamiento. Muy plena. "No puedo decirte todo, Jaz, no quiero invadir la privacidad de Manu, además eso se dijo en terapia" La frase de Flor incomodó a Jazmín, quien no podía decir mucho más pues sabía que tenía razón, soltó su agarre y tomó su cerveza de la mesa, empinándose un gran trago. "¿Y qué es lo que piensa Manuela de ti que te importa tanto?" Flor arqueó una ceja extrañada por la pregunta, no recuerda haberle dado ni un solo motivo a Jazmín para que ahora estuviera dudando de su amistad con Manuela, según ella ya habían aclarado eso. "¿A qué te refieres? No entiendo" Jazmín metió la mano a su bolsillo para sacar su celular y desbloquear la pantalla, buscando el mensaje que ella le envió por error. Jazmín lo leyó en voz baja pero asegurándose de que Florencia pudiera escucharla. "Ya, pero no puedo seguir con esto, es tedioso, Manu. ¿De verdad piensas eso de mí? Me lo mandaste a mí por error, bueno, quiero pensar que fue por error" Eso último había estado de más, pero el hartazgo a veces es traición. Y a veces es necesario traicionarse a uno mismo para dejarse ir. Florencia exhaló con resolución y sonrió, incrédula con la actitud de su novia, pero a la vez agradecida de que por fin no utilizara pinzas para hablar con ella. Ese. Ese, dedujo Flor, era el momento oportuno para hablar. ¿Lo era? Hablar estaba sobreevaluado. Bola negra en el hoyo de en medio, gritaban Manuela y Miranda. Metáfora, señal, presagio. ¿Cuántos presagios se requieren para contemplar una posibilidad? "Obviamente fue por error porque no era para ti" Florencia permanecía serena en la misma postura. Jazmín, por otro lado, estaba incómoda, quería voltearla para verla a los ojos, pero no sabía si podría. "¿Qué es lo que no puedes seguir con Manuela, Flor?" Volvió a tomar de su cerveza con mucha más determinación y frustración. "¿Si te digo me vas a creer?" Jazmín entumió su mandíbula y colocó la botella sobre la mesa. No quiso estallar el vidrio en sus manos por la tensión que subía. Flor sintió su respiración pesada en el cuello y sus piernas inquietas. "Un libro, Jazmín, un libro que me recomendó Manuela y que no tenía ánimo de seguir leyendo porque me resultó tedioso" La inquietud de sus piernas cesó cuando Flor puso sus manos sobre las suyas brindándole sosiego y confianza. "¿Y qué tiene que ver el libro con lo que piensa Manuela de ti?" Antes de alcanzar a responder Fede se acercó a ellas indicándoles que era su turno de jugar, Jazmín no había querido jugar antes, pero ahora tenía una buena motivación, vencer a Manuela, quien en apariencia y junto con Miranda eran invencibles. Se tomó el resto de la cerveza de un trago y se levantó del banquillo empujando a Florencia y haciéndola caminar hacia la mesa de billar, ella sólo se rio y agarró el taco de la mano de Fede. El alcohol logra ser truculento cuando el exceso se torna incertidumbre. Jazmín le lanzó una mirada iracunda a Manuela, quien ya intuía lo que estaba sucediendo. Los celos no eran los mismos de aquella noche después del teatro, no eran por inseguridad ni dominio sobre el otro. Se trataba de la supervivencia del más apto. Un instinto medio animal refugiado en la mente primitiva del ser humano. Y Jazmín quería probarse más apta aunque redundara en primitiva. Miranda se acercó a Flor para confirmar que todo estuviera en orden. Ella asintió sin más, disfrutando de la escena entera. El ambiente estaba tan cargado que hasta Miranda pudo sentirlo. Manuela dio el primer golpe por haber ganado la ronda anterior y disparó las bolas por todos lados. Ninguna entró, lo cual hizo sonreír victoriosa a Jazmín. Florencia no dejaba de verla y decidida se acercó para ayudarle, no sabía si Jazmín sabía jugar, y tampoco podía decirlo con exactitud por esa actitud tan desafiante que la hacía parecer una experta. Le pasó la mano por la cadera y se deslizó hacia el otro lado, rozando peligrosamente su trasero. "Creo que es mejor ir con las lisas" Le susurró muy cerca a su oído, fingiendo que la música hacía necesario lo debido. Jazmín sintió su piel erizarse y le hizo caso, ajustando el taco entre sus dedos y golpeando la bola blanca por debajo para lograr empujar la bola azul lisa, entró. Y ella festejó sola. Florencia le dio su espacio. Jazmín se movía alrededor de la mesa contemplando a qué otra bola darle, pero no se hallaba conforme con ninguna opción. Quizás no sabía jugar. "¿Me ayudas, bebé?" Le preguntó con ternura, agregando una sensación más al ambiente, como si todas las otras no bastaran. Por la ubicación en la que estaban, Flor tenía que pasar por enfrente de Manuela para ir hasta Jazmín, pensó por un instante que lo había hecho con esa intención. Quizás sí sabía jugar. Manuela sólo negó con la cabeza y mantenía esa sonrisa pacífica en su rostro. Le parecía innecesaria la afronta silenciosa de Jazmín. Manuela y Flor también se comunicaban esa noche. Tan se sentían una a la otra que Manuela supo con sólo ver a Flor que Jazmín se traía otro juego entre manos además del billar. Cuando llegó Flor a su destino se puso detrás de Jazmín para sincronizar su ángulo y descifrar cuál sería el mejor golpe por realizar. "La roja y le pegas de lado izquierdo y un toque fuerte pero seco para que no vayas a meter la blanca" Le explicó Flor dando unos pasos hacia atrás para que ella tuviera espacio. Hizo tal cual le dijo Flor, pero la bola no entró. Flor la tomó de la mano que tenía desocupada y la jaló hacia ella, abrazándola por el cuello. "El protagonista, Manuela piensa que me parezco al protagonista del libro" Jazmín revoleó los ojos y se dio la media vuelta, apartándose de ella. "Pfff...Ni te conoce, Flor" Manuela empujó la bola blanca para meter dos rayadas en dos distintos huecos. Un golpe audaz que le dio la confianza para retar a Jazmín con la mirada. Se había integrado al juego. "¿Qué libro es?" Le preguntó Jazmín a Flor del otro lado de la mesa, sabía que Manuela y Miranda también escucharían pero ya no le importaba ser discreta. Quería que Manuela se percatara de que hablaban de ella. Que ella no sería el secreto de nadie. Mucho menos de su novia. "Ah estás preguntona hoy" Durante toda la noche Florencia se había mantenido en paz, en realidad se sentía liberada. El leer el libro, el hablar con Manuela, la reflexión posterapéutica de la semana anterior, la hicieron sentir plena, como si hubiera encajado cada una de sus piezas en su lugar correspondiente. Recordaba que al principio con la terapia se sentía como si estuviera entrando al mismo supermercado de toda la vida, pero recién remodelado, tenía lo mismo, pero todo acomodado en distinto lugar. Su cerebro tenía que reajustarse a la nueva ubicación de cada producto. "Hay cosas que prefiero mantener para mí y que hubiera preferido que tú mantuvieras para ti" Ese era el momento. Lo sabía. Hay momentos en la vida en los que uno tiene que recurrir a palabras que no diría en la cotidianeidad para abrir heridas que requieren depurarse para no infectarse. Ella también lo había gritado, del otro lado de la mesa, Manuela abrió los ojos espantada de que hubiera elegido precisamente ese lugar y ese instante para hablar de eso. Miranda no entendió nada y siguió parada con el taco en la mano. Si hubiera estado Lucía otra historia sería. Jazmín volteó a ver a Manuela y supo instantáneamente que Florencia le había contado todo. Todo le contaba. La aserción punzante la hizo temblar con una mezcla de miedo y furia que no había procesado antes. No podía creer que Manuela supiera todo de ella y ella apenas y sabía algo de Manuela. ¿Quién era secreto de quién? "Es tu turno, Colo" Miranda rebanó el silencio y se interpuso en la batalla de miradas que combatían las dos chicas. Jazmín caminó hacia donde había quedado la bola blanca después de que la golpeara Manuela. Se agachó para tener una mejor perspectiva del resto de las bolas lisas que quedaban pero seguía sin atinar a cuál darle. Refunfuñó molesta por su inexperiencia en el billar y el agobio de la situación. "¿Me vas a ayudar o quieres que perdamos?" A Florencia no le podían decir la palabra perder porque se encendían todas sus alertas, imitando sus acciones anteriores, se puso detrás del campo visual de su novia para indicarle las instrucciones. "Amarilla pero leve porque no entrará de todos modos pero vas a despejar las bolas que necesitas meter" Se hizo a un lado, pero no tan lejos de ella, revisando cómo acomodaba los dedos en la mesa. Jazmín se inclinó para tomar impulso y hacer lo que ella pedía, pero cuando estaba por darle a la bola blanca se detuvo y miró hacia el piso. "Entonces no preguntes lo que no estás dispuesta a saber" Levantó la mirada hacia la bola y disparó el taco, sólo para ratificar que sucedía exactamente lo que ella le había explicado. "El guardián entre el centeno se llama el libro, Jazmín, y Holden Caulfield es el protagonista que me recuerda a Flor" Le dijo Manuela en la misma pose que ella pero al lado opuesto. Lista para embestir la rivalidad. Golpeando la bola y metiendo una rayada más. Al siguiente golpe, Manuela no metió ninguna rayada, pero dejó la bola negra frente a uno de los hoyos y le guiñó el ojo a Jazmín. No había que ser experto en billar para saber que si uno mete la bola negra por accidente el juego termina. El guiño se pudo interpretar de varias maneras, pero Jazmín optó por la intuición. Estiró el brazo para tomar el taco con fuerza y sencillamente empujó la bola negra hacia el hoyo dando fin al juego por voluntad. Antes de que Manuela y Miranda empezaran a festejar, Jazmín arrojó el taco a la mesa y volteó a ver a Flor. "¿Podemos hablar?" Flor le sonrió y la tomó de la mano llevándosela de ahí. "¿De verdad no pudiste esperar a que les ganáramos? ¡Odio perder!" Jazmín buscaba un lugar más tranquilo donde pudieran conversar sin ser interrumpidas. "Llevo dos meses esperando, Florencia" Se asomaba por todos los pasillos del lugar buscando una mesa vacía lejos de la música pero no había nada. Frustrada, bufó y caminó en la dirección contraria. Hay ciertos conflictos que demandan sitios más íntimos para desenvolverse. Hay ciertos otros que se desenvuelven en la espera. Y también los hay que revierten el sitio y se invierten desenvueltos. ¿Qué tipo de conflicto sería éste?  

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