Espiral

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Un nublado rosáceo era aquella mañana cuando Jazmín salió corriendo del departamento de Florencia, volteando hacia atrás con la fe de una religión rota para castigarse aún de abandonada. La puerta seguía cerrada y espuria la convicción de aferrarse a un enojo por honesto. Descontrolada y escarbando el asfalto de las calles con sus pasos, sudando a mares el estrés que causaba una sucinta resolución. El flujo ambarino bailando un reguetón desentonado entre el esófago y la vesícula biliar. Como pudo y como quien no se acuerda de lo que fue antes de ser, azotó la puerta del departamento de Javo. Los puños contra la madera retumbando en el hueco necroso del pasillo. Javo y Virginia detrás de la puerta se asustaron al ver a Jazmín por desplomarse. Javo la rodeó entre sus brazos y la jaló hasta el centro de la sala. Virginia los siguió hasta que su novio la recostó en el sillón y la cubrió con su cuerpo mientras lloraba. Agitada. "¿Qué pasó, Cacho? Tranquila, está todo bien" Jazmín negaba con la cabeza escondida debajo del pecho de su mejor amigo. La saliva se le endurecía en el tracto. Tragos casi sólidos que no le rendían para un respiro. Virginia se sentó en la mesa frente al sillón y le puso una mano en la rodilla tratando de cederle una calidez que Jazmín no encontraba en ella. "Terminamos, Flor y yo, se acabó todo" Javo se mordió el labio y alzó la vista hacia Virginia, preocupado, apretando más a Jazmín hacia su pecho. Jazmín tosía del esfuerzo de un llanto desproporcional. "¡Ay la puta!" Virginia se levantó de la mesa y fue hasta la habitación, se cambió el pijama por algo más decente, tomó su celular y le empezó a marcar a Florencia. La bienvenía un silencio desgarrador. "Javo, voy a buscar a Florencia, te llamo más tarde" Javo asintió y acariciaba la espalda de Jazmín cuyo torrente de lágrimas no abreviaba.


Virginia salió de ahí rumbo al nuevo departamento de Florencia, asumiendo que no estaría sola en casa de Jazmín recién habiendo sucedido todo. Mientras se dirigía hacia allá, llamó a Miranda quien tardó varios timbres para responder. "¿Vir? Es retemprano, boluda, más te vale que sea algo de vida o muerte" Miranda seguía refunfuñando sin levantarse de la cama, pegando su mejilla a la almohada todavía cálida. "Miranda, ¿está Flor contigo?" Miranda alzó las cejas y bostezó, incorporándose en la cama y asomándose a ambos lados de su habitación para asegurarse de que su hermana no se hubiese escabullido ahí por la noche. "No, Vir, ¿qué pasó con Flor? No me asustes" Virginia seguía manejando, cada vez con mayor pesimismo, intuía que Florencia estaría tan hecha mierda como Jazmín o tal vez peor tomando en cuenta lo mucho que su hermana dependía de ella. "Jazmín llegó llorando a lo de Javo, parece que terminaron, pero Florencia no me responde su celular y ahora estoy yendo a su departamento, quería asegurarme que no estuviera contigo" Miranda se levantó de la cama y revisó en el baño, por si acaso estuviera ahí, pero no quedaba ni rastro de cuando lo estuvo. Después se despegó el celular del oído y revisó sus mensajes, pero tenía nada. "¡Qué cagada! ¿Cuándo fue esto?" Miranda empezó a vestirse también como antes lo hubo de hacer Virginia, dejando la comodidad del pijama e introduciéndose al recato de la vestimenta. "No lo sé, sólo vi a Jazmín recién y no la vi nada bien, me preocupa Florencia, Miru, tú ya sabes cómo se pone" Miranda terminó de vestirse y salió de la habitación para revisar la cocina, el deck y el comedor. "Sí, Vir, pero tranquila que Flor sólo tiene dos opciones, si no está contigo ni conmigo, te quedan Lucía y Manuela" Virginia respiró hondo y se estacionó en la acerca más cercana al departamento de Florencia. "¿Puedes tú llamar a Manuela? Yo le llamaré a Lucía, acabo de llegar a su departamento, te aviso" Miranda asintió a nadie cuando escuchó a Virginia terminar la llamada. Se recargó en el escritorio de la recepción y llamó a Manuela. "¿Aló?" La voz ronca de Manuela anunciaba que también a ella la había despertado la desesperanza de quien no confía en la fortaleza del otro. "¿Manu? Hola, habla Miru, quería saber si Flor estaba contigo" Manuela se aclaró la garganta y se enderezó en la cama, recargándose contra el respaldo y estirándose por el vaso de agua que tenía en la mesa de enseguida. "Hola, Miru, no, Flor no está conmigo, ayer se fue tarde de acá, iba a verse con Jazmín" Manuela se empinó el vaso de agua para destrabar la nitidez de su voz, aunque con el llanto de los últimos días yacía la repercusión ahí donde raspaba. "¡Mierda!" Antes de que Miranda colgara, Manuela la detuvo. "¿Qué pasó, Miru, Flor está bien?" Miranda no respondía y eso sembraba aún más la ansiedad de Manuela. Después de recibir una mala noticia por teléfono, todas las demás llamadas quedaban malditas. Mancilladas e indistinguibles. Su corazón palpitaba con furia y se llevó la mano al pecho para calmarse los tics que borboteaban. "No sé, Manu... no sé si deba decirte... pero bueno... Jazmín y Flor terminaron y no sabemos dónde está Flor" Al oír esas palabras fue netamente imposible detener su corazón, ni con la mano al pecho, ni con el apretar de los dientes, ni empuñando ambas manos. Un sudor frío le deslizó por la parte trasera del cuello y los brazos se le engarrotaron de nervios. "Miru, me cambio y voy al hotel para ayudarte a buscarla ¿sí? Podríamos ir al bar de la cancha a donde iba con su viejo"

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