Transparencia

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Temblando ambas. "Es demasiado tarde ¿no? ¿Te enamoraste de ella, Flor?" No hay sosiego más inhumano que el que levita al ras de la opulencia. La mesera del café de la esquina, misma que inauguró los celos incontenibles de Jazmín, se apresuró a ellas al vislumbrar un posible altercado y la exhalación deslucida de Florencia. Le puso la mano al hombro y le acercó un vaso de agua, preguntándole si estaba bien y fulminando a Jazmín con su mirada inquisitiva y enjuiciante. No era la primera vez que lanzaba aquel imperioso vistazo. Un motivo más para que Jazmín rasgara el fondo que desde hacía semanas rozaba titubeante. "Estamos bien, gracias. ¿Nos podrías dejar solas?" La mesera apretó más el hombro de Florencia y ésta asintió, sin querer acrecentar más la tensión que escalaba entre ellas. Tomó el vaso de agua y le dio unos tragos dejando que líquido bajara por su garganta lastimada por la desazón. "Si necesitas algo me llamas, estaré por acá" La mesera se alejó de ahí pero sin desviar su atención de la mesa que compartían. Florencia veía detenidamente a la persona que tenía enfrente y la pregunta de Manuela le recorría insistente por su cabeza. ¿Qué pasaría si dejara de gustarte una vez que la volvieras a conocer? ¿Quién era esta Jazmín? ¿Acaso fue siempre así y nunca la había realmente conocido? Imposible. Toda ella en la actualidad era el resultado de circunstancias que no lograba comprender aún. La disculpaba. "Jazmín, nunca he sido deshonesta contigo. El..." Jazmín la interrumpió, obligando a que una risa socarrona le rebasara los labios. "Maldigo el día en que empezaste con esa terapia, Flor. No sé quién eres y no entiendo cómo pudiste dejarnos ir tan fácil después de todo lo que tuvimos que pasar para estar juntas. Dime, ¿cómo hago ahora con esto que me sobra?" Jazmín se llevó la mano al pecho, estrujando su remera a la altura del corazón, demandando una solución a su angustia, pero reacia aún a guardar silencio para obtenerla. "Te sigues negando a escucharme, Jazmín" Jazmín exhaló y bajó la cabeza, dejando caer las ya incalculables y predecibles lágrimas. "Es que justo eso es lo que no quiero, Flor, no quiero escuchar que se acabó" Negaba con su cabeza y sus piernas se movían descontroladas, de arriba a abajo, haciendo vibrar las tazas y el vaso sobre la mesa. Florencia sintió ese mismo vibrato ascenderle hacia el pecho, su corazón acelerado, un aroma a desenlace permeaba el ambiente. Florencia se inclinó más sobre la mesa y tomó las manos de Jazmín, pidiéndole que la viera a los ojos hasta que aquella cedió y alzó el rostro. "He tratado de explicarte que el problema entre nosotras no es Manuela ni es Elena. El problema es que seguimos pensando que debemos salvarnos una a la otra. No soy yo quien va a hacerte feliz. Eres tú. Y la verdad es que me cansé del vaivén, Jazmín. Las constantes comparaciones, las pruebas, caminar sobre cáscaras de huevo para hablar contigo de mí o el que tú hablaras de ti conmigo. Me abandoné para estar contigo y tú hiciste lo mismo. ¿Hace cuánto que no pintas? ¿Hace cuánto que no cantas? ¿Hace cuánto que no andas en bici? ¿Hace cuánto que no sales a pasear con tus amigos? No he cambiado de postura. Quiero conocerte y quiero que me conozcas, pero no me puedes forzar a hacerlo, tanto como yo no puedo ni quiero forzarte a ti. Creo que hay un momento para todo y no siento que ahora sea el nuestro" Florencia soltó las manos de Jazmín para limpiarse sus propias lágrimas. La determinación nunca fue la ruta fácil y aunque dolía tanto como la incertidumbre, por ahora, bastaba. "¿Por qué no lo es ahora y hace unas semanas sí? Cuando hablamos esa noche, dijiste que estaríamos juntas pese a todos tus cambios. Te creí" Florencia se aclaró la garganta y seguían deslizando sus lágrimas por la mejilla. Lavando sus dudas. "Jazmín siento que no respetas más mis decisiones. Te asusta la campaña por lo que dijo mi viejo, porque puedes perderme, lo dijiste, pero no sabes cómo es, quise hablar contigo de esto, empezar por ahí, pero vuelves a Manuela. No respetas mi amistad con ella e insistes en que hay algo entre nosotras sólo porque no recurro a ti como antes. Me subes el tono de voz y te niegas a escucharme y cuando la mesera se acerca a ver qué sucede, reaccionas con una agresión que desconocía. Te molesta que no quiera tener hijos ahora y te limitas a ignorar mi punto de vista. Maldices mi terapia porque no satisface tus expectativas de mí. ¿Quieres continuar una relación así? Sabiendo que si seguimos de la misma manera, con el paso de los días te vas a sentir más atrapada conmigo. Exigiéndome que sea alguien que quizás he dejado de ser o nunca fui" Florencia exhaló y bebió un trago más de agua, después le pasó el vaso a Jazmín para compartirlo, pero ésta se negó, haciéndolo a un lado con su mano. "Nunca pensé que tú y yo íbamos a terminar así" El ceño fruncido de Jazmín era el más claro indicio de su enojo y decepción ante la situación. Florencia tomó su bolso y sacó dinero, colocándolo sobre la mesa junto a la propina correspondiente y una disculpa sin pronunciar por la incomodidad que pudo haber provocado en los presentes. "Justo eso que dices me demuestra que no es el momento para nosotras, Jazmín. Yo no veo esto como un final sino como un altibajo. Cuando estés lista para escucharme, yo estaré lista para hablarte" Florencia se acercó y le dio un beso en la frente antes de irse del lugar. Jazmín quiso decirle más, detenerla, acelerar el tiempo para estar lista y retrocederlo a la vez para nunca haberla dejado ir, pero todo quedaba ahora en sus manos dejando de ser voluntad del destino.





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