Maratón 3/3

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     Maratón 3/3

Seguíamos caminando.

Íbamos en fila con Rick y Daryl al frente, Caroline y Sam detrás de ellos, Matt y yo después, y por último estaban, Michonne, Thomas y Carl.

— ¡ACHÓO! —estornudo cubriéndome con la fosa del codo y se me sale la traquea.

— Salud. —me mira sonriendo.

— Gracias. —arrugo la nariz.

Debo aprender a estornudar como princesa. 

— ¿Qué eres con Carl? —me preguntó de repente.

Lo miro extrañada y bebo agua.

— Creo que somos una relación amical en progreso. O algo así.

— Le gustas. —sonríe.

— Claro que no.

— Me mira con ganas de matarme.

— A todos los mira así, luego te acostumbras.

— Aún pienso que le gustas. —pongo los ojos en blanco.

Si claro, como si gustarle a Carl Grimes fuera algo posible.

Seguimos caminando hasta que se volvió de noche, nos adentramos de nuevo al bosque y pusimos la alambrada con todas las otras cosas que poníamos para protengernos de un walker o mas, Daryl se ofreció para hacer guardia de nuevo y yo no me sentía tan cansada, quizá este sea el momento para hablar con el ya que ya todos están durmiendo, me paré y fuí en dirección hacia el.

— ¿Qué haces despierta? —pregunta con su tono característico.

— No tenía sueño y aproveché que estabas despierto para hablar.

— ¿Hablar de que?

— Tu dijiste que podrias contarme más sobre ti cuando hagamos una parada y ya hemos parado.

— Nunca dije eso.

— Claro que sí.

— Niña vete a dormir.

— Dale, no te cuesta nada. —Dixon bufa.

— Solo para seguir despierto.

— Perfecto —asiento—. Haré preguntas y tu las contestas.

— Ya.

— ¿Prometes responder a todas?

— No estoy para eso, solo haz las preguntas —lo miro seria y me quedo callada— Sí, sí, lo prometo —dice poniendo los ojos en blanco—, apúrate antes de que me retracte. —afirma volviendo a su tono normal.

Este hombre es salvaje y agresivo.

Me cae demasiado bien.

— ¿Has tenido novia? ¿estado en una relación?

— No es de tu incumbencia —lo miro y pongo mala cara— ¿Qué?

— Dijiste que responderías.

— ¿Cuántos años tienes? ¿Doce?

— Tengo más de doce.

— De todas formas no le tengo que rendir cuentas a una niña menor de quince años. —lo miro.

— Igual dijiste que responderías.

— Ya me retracté —me volvió a mirar—, si, si tuve, ahora deja de mirarme así, pareces un walker. —nuevamente lo miré mal.

— ¿Cuántas?

— ¿Cuántas que?

— Cuantas novias o enamoradas tuviste. —puse los ojos en blanco.

— Una. Novia.

— ¿Cómo se llamaba?

— Anne.

— ¿Anne qué mas?

— Lockwood Campbell.

— ¿Tenías hijos?

— No.

— ¿Has pensado en tenerlos alguna vez?

— Cuando era jóven. Luego la idea desapareció.

— Listo, gracias.

— ¿Y bueno?

— ¿Qué?

— Cómo que qué, las preguntas fueron para algo. —replica tajante.

Es muy gracioso.

— Sí.

— Y a qué esperas, dime.           

— Estuviste con mi mamá.

— ¿Anne?

— Sí.

— ¿Se casó?

— No.

— ¿Entonces de donde saliste? ¿eres adoptada?

Mi mamá se autoreprodució, nací de un huevo.

Lo observo.

— No soy adoptada. A mi mamá no le gustaba hablar del sujeto y nunca lo conocí.

— Ah —juega con su cuchillo clavándolo y desclavándolo constantemente en la arena—. ¿A qué edad te tuvo?

— Creo que a los ¿treinta? —entonces con la cabeza hacia el frente, solo mueve los ojos hacia arriba y hace expresiones faciales de cálculo, hasta que eventualmente pone una cara de confusión y me mira—¿Daryl?

— ¿Qué? —se dice a si mismo, pero se logra escuchar.

— ¿Qué cosa? —pregunto en papel de desentendida.

— Nada —dice carraspeando su garganta y recuperando la voz—. Será mejor que descanses, mañana espera un largo día, no es tiempo de hablar y tengo unas cosas en las que pensar. Duerme.

— Bien. Buenas noches.

— Ajá. Sí.

Ya estaba confirmado para mí pero él seguía haciendo cálculos.

Me acuesto a unos pocos metros de distancia dándole la espalda.

Debe tener muchas teorías pasando por su mente ahora.

Y solo lo llevarán a dos conclusiones.

Tiene razón, mañana será un día largo.

¿Dixon?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora