¿Dixon?

Capítulo 25: Plumones, casi muero por, plumones.

Plumones, casi muero por, plumones.

- Pues... ¡se me acabaron los pulmones, ___! ¡se me acabaron todos mis plumones! -dijo Thomas haciendo pucheros.

Voté todo el aire que tenía retenido, joder Thomas, jodido susto que me llevé para que solo me dijeras que se acabaron unos putos plumones, cualquiera esperaría otra cosa cuando ponen semejante cara de seriedad, no que te dijeran que se acabaron unos plumones, suspiré e intenté no arrancarle la cabeza.

- ¿Qué paso con los plumones? -pregunté manteniéndome en calma.

- Veras -dijo con tono de relato-, ayer estaba haciendo dibujos para Beth porque es muy bonita y dicen que pronto va a despertar, creo que cuando vea lo bonitos que están le voy a gustar mucho, así que me puse en la ventana para que me llegara aire porque adentro hacía mucho calor y puse mis ojas, colores y plumones ahí, poniéndome a dibujar, el viento venía muy fuerte, así como cuando vas en carro muy rápido y sientes que el viento te aplasta la cara, así era aquí, saqué mi hoja y me metí nuevamante, cuando cerré la ventana los colores y plumones, muchos con la tapa abierta, se quedaron ahí, yo no me había dado cuenta así que dejé mi dibujo en la mesita y me fuí a dormir, cuando desperté esta mañana y quise seguir con mi dibujo, me di cuenta de que mis colores y plumones no estaban, recordé que anoche los dejé en la ventana, fuí ahí y me encontré con siete plumones secos, miré hacia abajo por la ventana y todos estaban tirados afuera, el problema es que hay muchos walkers ahí y no puedo ir a recogerlos, así que, ¿me los traes? -pidió con cara angelical- ¿por... favor?

Terminé aceptando, así que ahora estoy aquí, en un enorme suicidio por unos estúpidos colores y plumones que quisieron salir volando por una estúpida ventana.

Tenía una pequeña mochila, mi ballesta, un cuchillo y dos pistolas, habian mas de treinta walkers, sin exagerar, en serio habian muchos, como dije, un suicidio, miré hacia arriba y Thomas estaba tranquilamente en la ventana observando como si esto fuera lo mas fácil de este mundo, se percató de que lo miraba y me saludó con entusiasmo, jodido Thomas, si no te tuviera cariño, probablemente te hubiera tirado por esa ventana.

Tomé aire, subí por un tubo que estaba pegado a la pared, suspire, Thomas Brown Roy, si salgo de esta, espero que me hagas un altar. Enrosqué mi brazo en el tubo para tener más seguridad de no caerme y saqué mi ballesta, alisté una flecha y disparé a la cabeza de uno, luego la de otro, después un tercero y así sucesivamente, todos morian silenciosamente y ninguno se percataba de mi presencia, quedaban quizá unos quince o veinte, solo me quedaban tres flechas, disparé una e incrusté dos cabezas, busqué otros dos que estuvieran muy pegados y lancé la siguiente, solo me quedaba una flecha, alcé la vista en busca de Thomas quien seguía en la ventana alzándome ambos pulgares, quise sonreir y al mismo tiempo poner los ojos en blanco, Thomas abrió mucho sus ojitos, volteé y vi un walker abajo mío.

- ¡Largo! -susurré agitando mi pierna que no llegaba a su rosotro- ¡Vete!, joder, vas a hacer que tus estúpidos amigos vengan, ¡largo!, bien. -dije al ver que seguía gruñendo, adiós a mi última flecha, el walker cayó inerte en el piso.

Vino otro y decidí sacar mi cuchillo y agacharme un poco para incrustárselo, este cayó al lado de su amigo, pasaron unos minutos y vino otro, luego otro y después de un rato no se acercó ninguno mas, me puse a contar cabezas, quedaban doce, golpeé un poco la pared y uno volteó la cabeza, me escondí y esperé a que llegara, fuí haciendo esa técnica hasta que solo quedaron dos, el primero fué fácil, el segundo al parecer sufría de sordera porque se inmutaba a moverse, seguía chocando con una pared, vaya genio me resultó este, lo llamé con un silvido y seguía si moverse, tengo para rato con este, salté del tubo y me dirigí hacia este, sin esperar a que se volteara le clavé el cuchillo y este cayó sobre el resto de sus compañeros, busqué entre los walkers, tengo que encontrar, doce colores y cinco plumones, los conseguí después de un rato, le alcé el pulgar a Thomas y los guardé en la pequeña mochila, me volví, caminando en medio de mas de cuarenta cuerpos amontonados, sacando mis flechas y colocándolas nuevamente en su carcaj, cuando no vi mas, avancé con un poco de dificultad, esto apestaba.