Capítulo 26: ____, una niñera a prueba de balas.

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____, una niñera a prueba de balas.

Oh. Mi. Santísimo. Dios.

Me quedé en una especie de shock, pero decidí moverme y me adentré, paseando alrededor de su camilla, Carl dormía plácidamente, su cabello tenía unos mechones más pequeños que otros, en el otro lado, su cabello había quedado en punta, como un puercoespín, pasé al otro lado y Thomas le había dejado pelada una parte, hay que verle el lado bueno, no hizo un hueco muy grande, pero eso era solo la parte delantera, quien sabe que mierda habrá hecho Thomas en la parte de atrás de su cabeza, Carl se movió y me agaché, cuando escuché que la camilla dejó de hacer ruiditos me volví, Carl se había dado media vuelta y tenía otro hueco, mas grande, puse la palma de mi mano en mi cara, ¿cómo hago para arregalr esto?

Cogí uno de los disparejos mechones de Carl y los moví intentando tapar el hueco, pero desgraciadamente no todos sus cabellos seguian largos, intenté hacer un esfuerzo, lo tapé, no mucho, pero ya no se veía tan grande, hice lo mismo con la parte delantera y uno de sus costados, el otro costado estaba pegado a la cama, me tomó bastante tiempo hacer esto, miré mi reloj, un cuarto para las seis, caminé silenciosamente hacia la puerta, mi zapatilla rechinó, volteé a ver a Carl quien solo arrugó su nariz y siguió durmiendo, suspiré, llegué a la puerta, la abrí y me dirigí a mi habitación.

Cuando llegué, abrí la puerta y me encontré a Thomas durmiendo plácidamente, como esos niños de los comeciales que ponen ambas manos juntas bajo su cabeza. Hasta vestido como un pequeño Hitler, se ve tierno durmiendo. Sacudí la cabeza, no, no lo voy a dejar dormir, el me va a ayudar en esto, desperté a Thomas quien balbuceaba cosas sin sentido mientras dormía, el abrió su ojitos y me extendió ambos brazos para que lo cargara, lo miré con cara de pocos amigos y lo cargué, enroscó sus piernas en mi cintura y lo llevé al cuarto de Carl.

- ¿Sabes que me tienes que ayudar a que el cabello de Carl luzca normal?

- Pero el cabello de Carl no es normal, ahora es diferente.

- Porque tú se lo cortaste.

- Pero ser diferente es bueno, ¿no?

- Si, pero lo que hiciste fué en contra de su voluntad.

- El no me dijo que no lo hiciera.

- Estaba dormido. -Thomas guardó silencio, pensando quizá en alguna respuesta, llegamos al cuarto de Carl y entramos, Thomas se bajó y comenzo a mover su cabello, malogrando todo lo que había hecho por treinta minutos.

- No está tan mal, creo que podría ser el peluquero del grupo. -dijo cuando volvió a dejar todos los huecos e imperfecciones al descubierto. Si, Thomas, el peluquero del grupo, ya claro.

- Mejor vámonos, cuando despierte veré la forma de arreglar esa bonita obra de arte que le hiciste en la cabeza. -Thomas sonrió y me extendió los brazos, lo cargué y abrí la puerta para marcharnos.

- ¿____? -escuché una voz a mis espaldas, mierda.

- ¿Si? -pregunté cerrando los ojos.

- ¿Qué hacen aquí? -preguntó con su voz ronca y adormilada. Volteé a verlo.

- Yo... -¿qué digo?- ¿venía a verte?, ¡si, venia a verte! -Carl asintió poco convencido, Thomas rió, cállate pequeño satanás, estoy intentando arreglarlo, Carl se iba a pasar la mano por su cabello- ¡No! -me miró frunciendo el ceño-, esque... no me hagas caso, no dormí bien. -me dedicó una sonrisa burlona.

- ¿Qué hora es? -miré mi reloj.

- Ocho para las seis.

- ¿Por qué vinieron a esta hora?

¿Dixon?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora