Capítulo 21

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-Wren.
La suave voz me hizo despertar e hice una mueca por el dolor que me atravesó el cuello. Estaba recargada contra algo, con la mejilla presionada contra un hermoso objeto tibio y sólido; en ese momento obligué a mis párpados a abrirse.
Mi cabeza estaba en el hombro de Callum. Me había quedado dormida. Inhalé sorprendida y di un tirón brusco hasta quedar sentada, volteé con rapidez para ver si estábamos seguros. Las calles estaban desiertas y brillantes a la luz de la madrugada.
-Pensé que tal vez querrías moverte antes de que todos se levanten -dijo Callum, una sonrisa le rondaba las comisuras de los labios.
-¿Me dormí? -pregunté tontamente.
-Sí.
-Lo siento -no podía creer que me había desmayado. Durante horas.
Cualquiera pudo habernos sorprendido.
-Está bien -dijo Callum, estirándose-. Permanecí despierto y vigilando.
Además, te ves tan adorable e inofensiva cuando duermes.
Me subió el rubor por las mejillas y se inclinó hacia delante para besarme, lo que hizo que me sonrojara aún más.
-Hmmm, sí -dije cuando se alejó-. Probablemente deberíamos movernos antes de que las calles se llenen de gente.
No estaba segura de cuál sería el mejor lugar para escondernos; necesitábamos acercarnos al otro lado de la ciudad, aproximarnos más a la cerca, en los límites.
-¿Y si tratamos de conseguir ropa? -preguntó Callum mientras buscaba su casco y se lo sujetaba-. En realidad no me importa andar con ropa interior y shorts, pero podría llamar demasiado la atención.
-Quizá -dije, conteniendo una sonrisa. Miré alrededor y me levanté con lentitud para asomarme en el bote de basura.
-¿De verdad estás buscando ropa en la basura? Levanté una bolsa sucia de papel.
-Podríamos hacerle agujeros a esta.
-Pienso que un vestido de papel podría atraer más las miradas -dijo secamente. La volví a tirar y alcancé mi casco. Miré alrededor, no podía ver a ningún humano, pero escuché el movimiento de algunos rondando cerca. En algún momento

necesitaríamos comida -mi estómago se sentía un poco vacío-, pero mi principal preocupación era atravesar la ciudad antes que se llenara demasiado de gente.
-¿No ha pasado nadie por aquí recientemente? -pregunté.
-No. En ocasiones escuché a varios oficiales, pero nada desde hace un par de horas.
-Gracias -le dije, me recargué contra la pared y le sonreí-, por vigilar. Pasó sus dedos sobre mi pelo con ligereza y los bajó por mi cola de caballo.
-Claro. Puedes dormirte recargada sobre mí cuando quieras.
Su mirada era suave, distinta a como la había visto jamás; quería volver a su regazo y aceptar su propuesta. Cuando se inclinó hacia mí para besarme, dejé que lo hiciera, aunque solo por un momento.
Me aparté y eché una mirada alrededor, sujeté mi casco mientras me ponía de pie de un salto.
-Hora de nuestra carrera matutina -dije-. Quizá podamos llegar hasta el otro lado de la ciudad sin que nadie nos vea.
Asintió y se puso de pie; cerré mis dedos alrededor de su muñeca cuando de un salto salimos de atrás del basurero y empezamos a correr por el callejón. Llegamos a una calle de terracería y solté a Callum para estirar mis brazos al tiempo que nos alejábamos del centro de la ciudad, hacia las tiendas de campaña y la peor parte de los barrios. Mis pies golpeaban la tierra y volteé a ver a Callum para ver si estaba bien.
Había desaparecido.
Patiné hasta detenerme, mi respiración salía en grandes resuellos y giré la cabeza frenéticamente para mirar alrededor. Regresé hacia a la escuela y doblé la esquina de nuevo.
No había nada. Ni siquiera un humano. En el patio trasero de una casa que estaba junto a mí ondeaba la ropa en un tendedero y me alejé corriendo del ruido, me esforcé por escuchar una señal suya.
Surgió el pánico en mi pecho con tanta fuerza que me tuve que cubrir la boca con la mano para no gritar su nombre. Revelar mi ubicación no sería muy inteligente.
Cerré los ojos y escuché. Podía oír a gente correr, unos cuantos gritos, pero nada que sonara como Callum.
Pero no podía indicar nada bueno que hubiera humanos gritando y corriendo, en especial con un Reiniciado suelto. Corrí a toda velocidad en dirección de los gritos, y me detuve rápidamente en la esquina de un edificio cuando advertí que eran oficiales de CAHR que se gritaban órdenes entre sí. No los podía ver, pero estaban cerca, a no más de una o dos calles.
¿Y si lo habían encontrado?
¿Qué haría si no lo encontraba? ¿Simplemente dirigirme a Austin sin él y esperar que lo lograra él solo?
La idea era tan ridícula que casi me reí. Volteé por una calle al azar y comencé a

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