Capítulo 24

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Salimos de nuestro escondite después de que se ocultó el sol. Dos transbordadores CAHR pasaron durante el día, pero no había visto ninguno en horas.
De nuevo me quedé dormida por un rato, pero Callum estaba despierto y alerta. Todavía no dormía desde que salimos de las instalaciones, y podía ver que, una vez más, le temblaban las manos. Aunque advirtió que lo noté, ninguno dijo nada. Sin embargo, no había mostrado alguna de las otras señales de locura y me rehusaba a hablar de algo que seguramente no pasaría.
Que no podía pasar.
Nos dirigimos a las afueras de los árboles e inhalé profundo, al mismo tiempo miraba hacia el cielo. Todo despejado.
Corrimos. Nuestras botas golpeaban el suelo mientras corríamos a toda velocidad sobre la hierba. El viento entraba por los orificios de bala en mi chamarra y arrugué la cara para enfrentar el frío. Mi pecho lo sentía tenso y la garganta me quemaba, pero mantuvimos un paso veloz, echando miradas nerviosas hacia los cielos.
Fue después de unos ocho kilómetros que apareció otro bosquecillo y detuvimos el paso hasta caminar entre la arboleda y desaparecer entre ella. Inhalé profundamente y crucé mis brazos sobre mi pecho para guardar un poco de calor.
-¿Cuánto nos tomará pasar por esa cosa, el túnel? -preguntó Callum después de recobrar el aliento.
-Ni idea. En el mapa solo dice túnel. Podemos volver a saltar la cerca si no está
ahí.
-Estupendo. Como si no hubiera sido difícil la última vez -echó un brazo
alrededor de mi hombro y me jaló hacia él.
Ahí los árboles eran más escasos, estaban dispersos y proporcionaban menos protección que los de las cercanías de Rosa, pero seguimos caminando, demasiado cansados para seguir corriendo.
A medida que nos acercábamos apareció Austin en el horizonte, y los labios de Callum esbozaron una sonrisa.
-Es más bonito que Rosa.
-Estamos entrando por el lado Rico -las cimas de los edificios parecían vagamente familiares. Había tres estructuras altas de cristal, rodeadas de unas cuantas más bajas, que apenas podía ver sobre los árboles. El edificio más alto estaba al lado

oeste de la ciudad, y hasta la cima era de un blanco brillante, como si guiara a la gente a casa. Me pareció divertido, tomando en cuenta que el lado Rico de Austin no tenía el menor interés en dejar entrar a nadie.
-¿Habías visto este lado de la ciudad? -preguntó Callum.
-No. Lo pasamos cuando íbamos a los centros de detención, después de que morí, pero creo que seguía conmocionada. En realidad no lo recuerdo.
-¿Recuerdas haber muerto? -preguntó-. ¿O el despertar?
-Recuerdo el despertar.
-¿Sabías que estabas muerta? Yo no lo sabía.
-Más o menos -contesté-. Estaba histérica, así que todo está confuso. Solo recuerdo haber despertado gritando en la Sala de Muertos.
-¿Te sacaron de la Sala de Resucitación? Fue terrible.
-Sí. Pensaban que estaba definitivamente muerta -el hospital trasladaba a todos los jóvenes que podrían Reiniciar a la Sala de Resucitación, donde los ataban a las camas. Si Reiniciaban los pasaban a los centros de detención; si no, los llevaban a la Sala de Muertos.
Nadie debería despertar en la Sala de Muertos, rodeado de humanos fallecidos ese día, en espera de la cremación. La sala estaba llena el día que estuve ahí.
Le eché una mirada a Callum, para apartar aquel recuerdo.
-¿No te diste cuenta de que estabas muerto?
-No. Pensaba que me había dormido. Preguntaba por mis padres una y otra vez. Pensaba que me sentiría distinto como Reiniciado. Pero me siento igual. Nunca se sintió real hasta que llegué a Rosa.
-Sí -coincidí.
Los árboles aumentaron a medida que nos acercábamos a la ciudad, y cuando empujé una rama baja lejos de mi rostro, apareció la cerca gris, de alambre, y las luces rojas intermitentes. Me detuve y saqué el mapa. La cerca emitía un zumbido suave; indicaba que también estaba electrificada.
Nos alejamos más hacia los árboles, hasta que ya no era visible la cerca. Si el mapa de Leb era correcto, el túnel debería estar justo en esa área.
-¿Está aquí? -preguntó Callum, y se asomó sobre mi hombro para ver el mapa.
-Se supone -dije, entrecerrando los ojos para mirar el suelo. Estaba demasiado oscuro para poder ver casi nada. Incliné el mapa en su dirección-. ¿Estamos en la zona correcta? Parece que el túnel debería de salir no muy lejos del centro de la ciudad.
Callum miró el mapa, luego la oscuridad que nos rodeaba.
-Intentemos un poco más hacia el oeste -apuntó-. No creo que estemos lo suficientemente cerca del centro.
Asentí y lo seguí, pateaba la tierra y toda piedra sospechosa. No estaba segura de qué era lo que buscábamos. Probablemente debí preguntarle a Leb cómo se veía el túnel. O para qué lo usaban. O si Leb estaba seguro de que todavía estaba ahí.

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