El oficial Mayer nos fulminó con la mirada desde su silla, con el rostro enrojecido.
-Sentados -ordenó, y eso hicimos-. Tú -me miró-. Es la peor misión de campo que te he visto hacer jamás. Juro que a veces me hiciste pensar que solo estabas parada ahí, mirando.
Tragué saliva, sin saber qué decir, ya que eso era completamente cierto.
-Tú -volteó hacia Callum-. Desobedeciste una orden directa y te quitaste el intercomunicador en el transbordador. ¿Había algo que necesitaras decir y no querías que escucháramos?
-No, solo estaba cansado de escuchar sus gritos -masculló Callum. El oficial Mayer golpeó el escritorio con un puño.
-¡No tienes derecho a estar cansado! ¡Si te quiero gritar, grito! ¿No te dijo tu entrenador que obedecieras? ¿No te dijo que debías seguir todas las órdenes?
-Sí -contestó Callum.
-¿Entonces por qué no debería eliminarte?
-No quiero matar a nadie -dijo Callum en voz baja.
-No te pedí que mataras a alguien; te pedí que mataras a un Reiniciado. A un Reiniciado loco que mató a dos de tus amigos. Habría pensado que te daría gusto hacerlo.
Callum negó con la cabeza.
-Entonces deberíamos eliminarte -asintió con la cabeza, como si lo hubiera decidido, y sentí como si alguien me hubiera puesto la mano alrededor del cuello.
-No, no fue así...
-No hablaba contigo -me dijo el oficial Mayer antes de volver a girar hacia Callum-. Te advertimos y optaste por no seguir una orden directa. No veo ninguna mejoría, y desafortunadamente no hay lugar aquí para los Reiniciados que no se desempeñen bien.
-Pero mejoró -ignoré la mirada fulminante que me dirigió el oficial Mayer al volver a hablar fuera de turno-. Él es el que completó la misión esta noche. De no ser por él, probablemente estaría muerta y el asignado habría escapado.
El oficial Mayer apretó los labios, mirándome a mí y luego a Callum; sentí un pequeño destello de esperanza en medio de mi pánico.
-Y no lo preparé bien para matar a un asignado -añadí.-¿Por qué no?
-No estoy acostumbrada a entrenar a números tan bajos. No me percaté de que sería algo tan emotivo para él -la mentira salió fácilmente de mi boca-. De haberlo pensado un poquito más, me habría dado cuenta de que Callum no estaría de acuerdo con matar. Es mi culpa.
-No lo es...
-Cállate hasta que te dirija la palabra -le advirtió el oficial Mayer a Callum. De nuevo se volvió hacia mí-. ¿Debería de eliminarte a ti en su lugar?
Tragué saliva, aunque su comentario no era del todo inesperado, tomando en cuenta que acababa de decirle que metí la pata.
-Creo que si seguimos entrenando, mejorará y seguirá órdenes.
-Así que no crees que debería eliminarte -el oficial Mayer tenía una sonrisa minúscula en la cara, y tuve el repentino impulso de borrársela a bofetadas. Disfrutaba ver cómo me retorcía.
-Preferiría que no, señor.
Soltó un suspiro largo y exagerado; se recargó en su silla y cruzó los brazos sobre el pecho. Su mirada pasó de mí a Callum durante varios segundos de agonía; el único ruido en la habitación era el zumbido de su computadora.
Finalmente, hizo señas con la mano.
-Está bien. Veintidós: a tu cubículo. Uno-Siete-Ocho, quédate un minuto.
Solté un suspiro de alivio al ver salir a Callum lentamente de la oficina. El oficial Mayer se levantó, juntó algunos documentos y su computadora en sus manos.
-Los voy a mandar a una misión de asesinato tan pronto como localicemos al otro Reiniciado adulto -dijo-. Llevamos varios días rastreándolo, así que no deberá tardar mucho. Si Veintidós se rehúsa a cumplir la misión de nuevo, lo eliminarás.
Un destello de ira me golpeó con tanta fuerza que casi solté un grito ahogado. Me quemó el pecho con tanta intensidad que apreté los puños con fuerza y miré mi regazo con firmeza para evitar saltar y quebrarle el cuello.
¿Yo lo eliminaría?
-Lo tienes que hacer en el campo de operaciones. Nuestras instalaciones están... inquietas esta noche después de que esa loca hizo que la mataran.
Esa loca. Mi mejor amiga.
Podía escuchar el chasquido que hacía en mi cabeza. Crac.
Hizo un ademán para que me parara y lo hice, con las piernas temblorosas. Abrió la puerta de su oficina.
-Diremos que lo hizo un humano. Lo último que necesitamos es otra eliminación. Ya tuvimos demasiadas últimamente.
Crac. Crac. Crac.
El oficial Mayer me indicó que lo siguiera al tiempo que caminaba hacia elpasillo.
-Haz tu mejor esfuerzo -dijo, volteando para irse-. Pero también te estás hundiendo tú. Tenemos que poner un alto a esas tonterías.
Miré su espalda mientras se alejaba. Podría hacerlo tan rápidamente. Estaría muerto antes de golpear el suelo. Y entonces yo estaría muerta unos cuantos minutos después. Quizá solo unos segundos después, dependiendo de qué tan lejos estuvieran los guardias.
Me obligué a moverme en dirección contraria. Sin duda no podría ayudar a Callum si estaba muerta.
Abrí la puerta para bajar por las escaleras y me detuve junto a Callum, quien estaba parado en la oscuridad, solo.
Golpe. Golpe. Golpe.
Volteé hacia el ruido proveniente de un piso más abajo. El mismo donde dormían los Reiniciados.
-¿Qué es eso? -preguntó Callum.
Bajé las escaleras y le hice señas para que me siguiera. Empujé la puerta y entré al octavo piso.
Golpe. Golpe. Golpe.
Venía de mi derecha, del ala de las chicas.
-¿Por qué están haciendo eso? -susurró Callum.
-Ever hacía eso -contesté- cuando ella... Cuando enloqueció.
¿Los habían drogado a todos? ¿De qué servían los Reiniciados si estaban totalmente locos?
-Vuelvan a sus habitaciones -gritó un guardia.
Entré a la sección femenina y me detuve. En casi cada cuarto, ambas chicas estaban fuera de sus camas y golpeaban el muro metódicamente.
Sus ojos me siguieron mientras entraba a mi cuarto. No las habían drogado.
Se estaban rebelando.
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Reiniciados
Science FictionReiniciados - Amy Tintera Cinco años atrás, la joven Wren Connolly recibió tres disparos en el pecho, ahora ha regresado como una Reiniciada «Reboot». Es una guerrera más fuerte, insensible y capaz de curarse a sí misma. A medida que los Reiniciados...