Capítulo 5: Su voz es sexy.

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-Para la próxima, no escuches música tan alta, te grité que tuvieras cuidado pero no escuchaste.

Pone los ojos en blanco y suspira. -No voy a pelear. No importa lo que pasó, está en el pasado.

Vaya. Es la primera vez que un hombre cede mientras peleamos. No es que haya tenido muchas peleas con hombres, bueno mas o menos.

De repente me siento culpable. Cuando lo saqué del lago su corazón ya no latía. Pudo haber muerto.

No fue mi culpa, ¿verdad? Un idiota iba en su bicicleta muy rápido y si yo no me movía me iba a atropellar a mí, a parte... ese estúpido carrito de hot dogs no tenía un freno de seguridad o algo así.

No termino de comer cuando ya estoy recogiendo mi plato y las cosas sucias de la cocina y empiezo a lavar todo.

Dylan me pasa su plato unos minutos después.

-Gracias por ir al super y por hacer de comer, estuvo buena la comida. -levanta su pulgar. -le daré de comer a Tobbey y seguiré trabajando en mi cuarto. Puedes irte cuando quieras.

-Ok... -¿debo decir "por nada" o debo agradecer que me deje ir ahora?

Él me mira un segundo, como si quisiera decir "adiós" o un "hasta luego" o tal vez solo está esperando a que me vaya porque no le da confianza meterse a su cuarto y dejarme a mí en su departamento. Tal vez cree que soy una ladrona.

O quizás está esperando un "gracias por dejarme comer aquí" de mi parte.

-Gracias por dejarme comer aquí. -lavó rápido su plato y su vaso y lo pongo a un lado en el estante en donde están los trastes recién lavados. -vengo mañana, cuando termine mis asuntos. -me seco las manos en mi ropa.

Camino a la puerta y el se mueve en su silla de ruedas detrás de mí.

-¿Vives lejos? -pregunta y después mira hacia la ventana, puede que un poco preocupado. Ya oscureció afuera.

-No, por suerte solo a un par de cuadras de aquí. -desafortunadamente. Pienso. Tal vez si no viviera tan cerca, no habría sucedido el accidente porque no nos hubiéramos cruzado nunca. 

-Bien. Te vas con cuidado.

Salgo del departamento. No digo adiós, solo asiento y me voy.

*

Al siguiente día, después de clases, me encuentro con una compañera que me pidió que hiciera el diseño de una invitación para una "mega fiesta" que va a dar el fin de semana. Es una chica que tiene muuuuucho apoyo económico de sus padres, así que me permito cobrar por cada minuto y cada hora que paso escuchando las ideas para su invitación.

No tiene buen gusto en colores o tipos de letras pero "al cliente lo que pida", no acepta mis sugerencias, allá ella.

Pasan dos horas desde que empecé a hacer su invitación (seep. Demasiado tiempo pero es que esta mujer quiere algo y a los cinco minutos cambia de idea y quiere otra cosa). Luego mi teléfono comienza a sonar. En la pantalla aparece un número desconocido.

-Espera... -le digo a la chica. Daphne, se llama. -¿Hola?

-M... ¿Lyidia?

Yo: ¿Quién es?

-Dylan.

Yo: ¿Cómo conseguiste mi número?

Dylan: Me lo dio mi abogado. ¿Estás ocupada?

Yo: Más o menos... Si.

Dylan: ¿Puedes venir en cuánto te desocupes?

Cierro mis ojos y los aprieto. Tengo que ir aunque no quiera.

Casuality or Causality? (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora