Capítulo 3. Empezando con calma.

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Se mira de arriba a abajo en el espejo de su habitación. Gira sobre si misma, aún sin despegar los ojos de su cuerpo; especialmente, de su parte de abajo.
Finalmente Tormenta fue la elegida para prestarle algo de ropa a Lydia mientras le conseguían cosas propias, y lo que esa mañana le trajo la chica morena a la nueva era una falda corta un poco por encima de las rodillas, negra y ajustada junto con unas medias transparentes que dejan al descubierto la piel de sus piernas; para la parte de arriba lleva una camiseta algo escotada del mismo color que la falda, y en los pies viste unos botines marrones.
Lydia se ajusta y se reajusta la falda mil veces mientras aún se repasa en el espejo. Junto a ella están Tormenta y Jean, que la observan divertidas mientras que la chica resopla una y otra vez.

  - ¿Qué tal?- pregunta Tormenta.

Lydia vuelve colocar su falda por enésima vez antes de contestar con un tono de voz inseguro.

  - Bueno. Para lo que hacía antes no solía llevar faldas- la chica termina por dejar su conjunto quieto y se gira para mirar a sus acompañantes, soltando un suspiro de resignación al final-. Supongo que tendré que acostumbrarme.
  - Vamos, te queda muy bien- comenta Jean con una sonrisa sincera.

Lydia intenta devolvérsela, aunque al final esta acaba quedando un poco forzada. Verdaderamente, va a necesitar practicar eso de sonreír.

  - Vale, pues una vez superado esto, te explico- vuelve a intervenir Tormenta mientras se pone de pie-. Hoy es tu primer día, así que tampoco te van a machacar mucho. Tú no tienes clases, de momento, porque te vas a centrar más en intentar controlar tus poderes y eso.

Lydia la escucha e intenta no poner los ojos en blanco ante su último comentario. Le parece estúpido que aún piensen que es una de ellos, pero ya sabe que protestar no servirá de nada.

  - Charles suele dar muchas clases a lo largo del día, así que hoy ve a buscar a Hank primero- sigue explicando Jean, que también se ha incorporado-. Me ha dicho que te estará esperando en el laboratorio. Pero primero, te da tiempo a desayunar con todos nosotros.
  - ¿"Nosotros"?- pregunta Lydia, que hasta hace poco pensaba que no tendría porque relacionarse mucho en su estancia allí.
  - Si, los demás nos esperan abajo. Scott, Peter, Kurt... puede que Warren también esté por allí.
- ¿Conoce a Warren?- pregunta extrañada Tormenta al oír a Jean.
- Si, tuvieron un encontronazo ayer- explica la pelirroja divertida-. Te puedes imaginar como acabaron...sus miradas parecían rayos láser, como los de Scott.

Tormenta imagina la escena y no puede evitar sonreír burlonamente.

- Al menos habló, normalmente solo gruñe- añade esta riendo. Ahora mira a Lydia y le da un codazo amistoso guiñándole el ojo-. Siéntete afortunada.
- El mayor honor del mundo, que un ángel engreído casi me dé con sus alas en la cara.

Las otras dos chicas vuelven a reír por su comentario y la otra les mira con fastidio. ¿De verdad es graciosa, o solo se ríen de ella?

- Nosotras vamos bajando ya. Tú primero relájate un poco- termina por decir Jean, que ha notado en los pensamientos de la nueva como esta se estaba alterando-. No tardes mucho.

En cuestión de segundos Jean y Tormenta ya han abandonado la habitación, dejando a Lydia a solas. La chica suspira de nuevo mientras intenta mentalizarse para no ser tan mordaz con todo con el que tenga que hablar ahora, y se vuelve a girar para mirarse en el espejo. Se observa detenidamente, y en realidad tampoco le desagrada lo que ve; su cuerpo está bastante definido por haber tenido que usarlo para defenderse durante tanto tiempo, por lo que la ropa ajustada y las faldas no le quedan nada mal. Hasta hace bien poco no le gustaban las faldas por el simple hecho de que para correr o defenderse no eran cómodas, pero ahora que está en otro contexto las ve de otra forma.
Finalmente, y ahora un poco más alegre, Lydia sale de su habitación para llegar a la cocina. Por el camino se cruza con varios chicos y chicas jóvenes que corren de un lado para otro, y la chica supone que deberán llegar tarde a las clases; según le explicó Jean, ella solo asiste a algunas a la semana, y la mayoría de ellos hacen lo mismo: o van a muy pocas, o prácticamente a ninguna; le dijo que lo que ellos hacen dentro de la mansión es otra cosa más importante, pero que aún no podía explicarle de que se trataba, y Lydia tampoco insistió.
En un par de minutos la chica ya se encuentra en la puerta de la cocina, y al abrirla con cuidado puede observar que, efectivamente, allí están todos los que Jean ha dicho que estarían: están Tormenta y Peter dando vueltas por la cocina mientras buscan comida y se preparan sus desayunos, totalmente centrados en lo suyo; luego también están hablando animadamente Jean y Scott junto con un chico de piel azul que Lydia no había visto hasta ahora. La chica intenta apartar la vista de él rápidamente para que este no se incomode al ver que a ella le ha impresionado tanto su exótica apariencia, y entonces es cuando también ve a Warren. Mientras que todos los demás se encuentran andando o sentados alrededor de una enorme mesa en el centro de la cocina, el chico alado está apartado de ellos sentado junto a una parte de la encimera y comiendo en silencio; sus alas siguen ocupando mucho espacio, pero la cocina es lo bastante ancha como para que nadie sea molestado.
Tras unos segundos Lydia finalmente entra en la cocina, y es entonces cuando todos reparan en su presencia y la observan detenidamente, mientras la sala se llena de un silencio que pone a la chica algo nerviosa. Jean lo nota en sus pensamientos y se apresura a romper el silencio.

Wingless || Ben HardyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora