Capítulo 15. Confusión.

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Por mucho que mire al techo y suspire sonoramente, Lydia parece no poder salir de ese pequeño dilema en el que se encuentra inmersa desde hace días; da la vuelta en su cama para quedar boca abajo, escondiendo la cara en una almohada y cerrando los ojos; se mantiene así unos minutos, pero en su interior siguen revoloteando todas las extrañas sensaciones que no la dejan concentrarse en nada más. Finalmente, la joven resopla y se sienta en la cama, pensando en qué más puede hacer para despejar su mente.
Lydia lleva bastantes días en los que no logra concentrarse totalmente en casi nada de lo que hace. En los entrenamientos con los X-Men no suele tener ningún problema y sus poderes cada vez se desarrollan con más rapidez, pero el resto del tiempo su mente se encuentra en otra parte, en un sitio algo lejano que la mantiene como en otro mundo; es una sensación que a la chica le resulta agradable, pero a la vez le frustra verse tan desconcentrada. Realmente, lo único en lo que piensa y lo que le apetece hacer la mayoría de las veces, es pasar tiempo con Warren.
Lydia también disfruta mucho cuando está con el resto de sus amigos de la mansión y en verdad nunca se aburre con ellos, pero todo ese revoloteo que siente dentro solo aumenta considerablemente cuando sabe que va a ver al rubio, y a su vez cuando al fin está con él, todo a su alrededor parece encontrarse en un completo estado de paz. A ella siempre le ha gustado estar con él desde que comenzaron a ser amigos, pero Lydia tiene la sensación de que muchas cosas han ido cambiando desde hace un tiempo; no sabe si seguirá siendo cosa de la amistad, o si por el contrario querrá decir algo más.
La relación entre ellos cada vez es más cercana, y cuando ambos se abrazaron el otro día por primer vez, la chica creía sentirse en una nube entre sus fuertes y cálidos brazos; durante los días en los que no se hablaron ella lo pasó bastante mal, sin poder verle o bromear con él, y cuando al fin se reencontró con sus ojos azules y su brillante sonrisa las mariposas parecían resurgir más potentes que nunca. Además, el detalle que Warren tuvo con ella al regalarle ese libro terminó de derretir por completo a la chica; a ella eso le pareció un regalo muy personal, ya que él mismo le contó la historia tras él y la relación que tiene con su padre, y que el joven esté dispuesto a entregarle esa parte de él hizo que Lydia se sintiera estúpidamente feliz.
La chica sacude su cabeza para ahuyentar por un momento todos esos pensamientos y, así, intentar escuchar sus propios razonamientos aunque sea por unos segundos. Ella misma sospecha que todo eso no tiene que ver con una simple y bonita amistad, pero por otra parte no puede confirmarlo; al fin y al cabo, su adolescencia la pasó encerrada en un bar, "trabajando" y sin ningún tipo de compañía, ¿Qué va a saber ella de amor? Para eso, debe preguntarle a alguien que seguro que sabe del tema.
Sin pensárselo más, y ansiosa por volver a tener el total control de sus pensamientos, Lydia se pone de pie y sale del cuarto en busca de Jean; al fin y al cabo, la pelirroja es la persona más experta en sentimientos que la chica conoce, y ahora mismo se encuentra en una relación. Mientras baja escaleras y recorre algunos pasillos, Lydia se vuelve a encontrar de nuevo con la mente dispersa, y no ve como Peter se dirige hacia ella hasta que el chico se encuentra frente a su amiga.

- Hey- saluda ella algo sobresaltada pero sonriendo.
- Buenas- contesta este también sonriendo algo divertido-. Un poco distraída, ¿no?
- Eehh...- <<¿tanto se me nota?>> piensa ella con fastidio.
- Bueno, mientras no estés así cuando entrenemos, todo irá bien- termina por zanjar Peter.
- ¿Cómo?- la chica frunce el ceño algo confundida por las palabras de su amigo- Yo normalmente solo entreno con Hank y Raven, no contigo.
- A partir de ahora si. Los mayores tienen que hacer otras cosas, y por lo que sé a ti solo te hace falta perfeccionar un poco tus poderes mentales, ¿cierto?- Lydia asiente como respuesta; los campos de fuerza que puede formar aún siguen siendo involuntarios, y poder ser consciente de ellos es algo más duro que todo lo demás-. Vale, pues a partir de ahora yo seré tu maestro. Y no quiero que llegues tarde, saltamontes.

Y sin decir nada más, Peter sigue caminando despreocupado por los pasillos dejando a Lydia quieta en el mismo sitio; él es una persona que siempre dice las palabras justas y necesarias, y en realidad a la chica eso le gusta; a ella tampoco le agrada que la gente se ande por las ramas, y agradece que vayan al grano. Solo tarda unos segundo en volver a ponerse en marcha tras la corta y concisa conversación con el chico para retomar su búsqueda. La joven agradece que Jean sea más simple y fácil de encontrar que Warren, ya que nada más entrar en la sala común del primer piso puede verla sentada en un sofá mientras ve la tele. Jean enseguida se percata de la presencia de su amiga y esboza una gran sonrisa mientras la invita a tomar asiento junto a ella.

- ¡Hola, Lydia! ¿Qué tal?
- Bien, aunque no tanto como tú por lo que veo- contesta la otra sonriendo al ver la euforia de su amiga. Esta también ríe y niega con la cabeza.
- Ya sabes que yo soy así. Un poco tu polo opuesto.

Las dos continúan un rato así, hablando de cosas banales y sin mayor importancia hasta que Lydia cree que es momento de tocar el tema que le interesa y que le ha llevado a estar ahí.

- Y bueno, Jean... ¿me contestarías a una pregunta?
- Claro.
- ¿Cómo supiste que te gustaba Scott?

La pelirroja no parece sorprenderse ni extrañarse ante esa pregunta (y eso es algo que alivia a Lydia, que no quería preguntas curiosas por su parte), pero si que se toma unos segundos para reflexionar sobre su respuesta. Finalmente, empieza a hablar con una pequeña sonrisa en su rostro.

- En fin, no sé... siempre se empieza de la misma manera, muy sutil. Supongo que empecé a pensar en él más a menudo de lo normal, cuando estaba con otras personas y me reía a lo mejor deseaba que él también estuviera ahí riendo conmigo...- Lydia asiente según escucha y asimila toda la información. De momento, ella no está muy lejos de lo que su amiga le explica- También me ponía muy nerviosa cuando él estaba cerca o me decían que venía; aunque antes nunca me importara tanto, de repente empezó a hacerlo- su amiga vuelve a asentir, y la pelirroja comienza a sonrojarse ligeramente pensando en sus próximas palabras-. Y bueno, lo demás supongo que es obvio... me empezó a parecer atractivo- <<bastante atractivo>> piensa Lydia cuando recuerda a Warren, su cara y su torso perfecto-. Y cada vez tenía más ganas de acercarme a él... y besarle- ahora la chica recuerda los carnosos y rosados labios de su amigo y no puede evitar morder ligeramente su labio inferior;<<¿desde cuando los labios de Warren son tan apetecibles?>>

Jean ya ha terminado de hablar, y ahora Lydia vuelve a encontrarse distraída; lo único que, ahora, sus pensamientos son bastante diferentes. Termina de asimilar toda la nueva información acerca de amor y atracción, y finalmente la conclusión no se hace esperar: Warren le gusta, y parece que bastante. Nuevas ideas y sensaciones recorren la mente de Lydia, y prácticamente se olvida de Jean hasta que esta vuelve a hablar y la saca de su pequeño planeta.

- ¿Por qué lo preguntas?¿No me digas qué...- al ver la cara ilusionada de su amiga y al apreciar su tono de voz, Lydia ve venir sus intenciones y rápidamente se dispone a escurrir el bulto como ella bien sabe.
- No, no. Que va. Yo, es que...- hace una pequeña pausa mientras suspira y se mentaliza. Su actuación debe ser totalmente creíble si quiere librarse de preguntas incómodas- Bueno, ya sabes que estuve encerrada desde los 13, y ahora tengo 20... digamos que no tuve oportunidad de enamorarme como el resto de chicas, y yo... quería saber como se siente una cuando te gusta alguien. Ya sabes, imaginarlo un poco...

Todo eso que ha dicho es cierto, no sabe nada del amor porque su adolescencia no fue precisamente normal, pero eso no preocupa para nada a la chica realmente. Durante sus años trabajando en aquel bar y para su dueño, Lydia tuvo que desarrollar muchas capacidades; entre ellas, ser una buena actriz para poder conseguir lo que quisiera siempre, y parece que se le sigue dando bastante bien. La chica ha hecho varias pausas incluyendo suspiros tristes, y Jean cae por completo en la trampa.

- Oh, Lydia...- la pelirroja abraza fuertemente a su amiga y esta le devuelve el gesto, ahora sonriendo satisfecha- Claro que si, te diré todo lo que quieras. Y no te preocupes, seguro que cuando menos te lo esperes tú también sentirás todo eso.

Lydia siente como algo se revuelve en su interior al escuchar esas palabras; una mezcla de sentimientos alegres y a la vez desconcertantes que le provocan algo de inquietud. Ya sabe sin ninguna duda que le gusta Warren, pero aún tiene una última pregunta.
¿Qué se hace cuando te gusta alguien?

Wingless || Ben HardyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora