Capítulo 23. Consequences.

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Se peina mientras observa su reflejo con desgana y gesto apagado. Se maquilla ligeramente mientras aún se mantiene inexpresiva. Así es como Lydia hace últimamente las cosas, con total indiferencia. Han pasado un par de semanas desde que Warren dejó la mansión, y sin duda ese acontecimiento no solo ha afectado a la chica, si no también al resto. Tener tan cerca un claro caso de que ese grupo que amenaza al mundo causa influencias ha hecho que ahora todo el mundo tenga un gesto más desconfiado e inseguro; y por supuesto los X-Men no se iban a quedar atrás. Además, para ellos ha sido aún más duro, ya que consideraban a Warren un amigo más, para Charles y Hank era otro alumno al que le tenían cariño y del que habían cuidado desde que llegó; ver que ahora se había ido con el "enemigo" había hecho que algo de tristeza y frustración se hicieran latentes. Todos mostraban eso en sus caras, en su forma de hablar, en algunos comentarios que lanzaban al aire... no se tomaban la molestia de esconderlo. Sin embargo, Lydia no se permitía una cara larga nunca.
Ahora hablaba menos, no estaba tan elocuente como normalmente, apenas reía con ganas, pero pretendía fingir no tener un gesto apagado para evitar preguntas por su estado o palabras de ánimo (que, inevitablemente, ya había recibido de parte de sus compañeros en algún momento).
Todos los momentos de bajón y tristeza, de pesimismo y de frustración se los guardaba para ella, para su soledad y sus noches en completo silencio; se desahogaba todo lo que necesitaba y a la mañana siguiente practicaba su sonrisa en el espejo antes de salir a dar la cara y a trabajar. Porque, por supuesto, esto no ha hecho más que poner aún más en alerta a los X-Men.
Los entrenamientos cada vez eran más intensos, y aunque la frecuencia de estos no habían aumentado, el que apenas abandonaba ahora su despacho o Cerebro era Charles. El profesor se ha propuesto no perder más el tiempo y averiguar de una vez dónde hay que ir y a quién hay que atacar, perdiendo el menor tiempo posible y aplicando métodos mucho más decisivos. Hank y Raven se iban turnando para investigar con él cada día o para entrenar a los jóvenes, y así siguieron funcionando las cosas.
Cuando Lydia ya se encuentra lista, sale de su habitación y baja hasta la cocina, aunque sabe que apenas va a comer nada; nunca ha sido una persona con gran apetito, pero mucho menos lo es ahora. Únicamente baja para esbozar su típica sonrisa ensayada a sus amigos y así no levantar sospechas, y ya de paso se obliga a si misma a comer algo para no flojear en los entrenamientos.
Al llegar a la sala se encuentra con Jean, Tormenta, Kurt y Scott. Los cuatro saludan a la recién llegada con un gesto de cabeza que esta devuelve mientras se acerca a uno de los armarios. El ambiente es más tenso que de costumbre, y sin duda las conversaciones ya no son tan alegres como lo eran; además de la marcha de Warren, en todo ese tiempo las catástrofes alrededor del mundo aumentaron considerablemente, cosa que a todo el equipo frustraba y, a su vez, hacía saber a los jóvenes que no tardarían mucho tiempo en salir en una misión, ya que Raven cada vez estaba convenciendo más y más a Charles para salir en busca de lo que fuera. En realidad, las últimas prácticas siempre han ido acompañadas de la frase: "por lo que pueda pasar cualquier día de estos".

- Hoy entrenaremos con Raven- anuncia Kurt a los demás, únicamente por hablar de algo-. Hank y Charles quieren fabricar nuevas armas y máquinas. Ya sabéis, nuevos ataques... suponen que es necesario.
- Claro, en realidad si. Teniendo en cuenta que ahora tienen a alguien que puede soplarles algunas cosas de nuestras técnicas...- termina por decir Scott con desprecio en la voz, haciendo una clara referencia a Warren.

Lydia no puede evitar fruncir los labios y el ceño nada más escuchar eso, e inmediatamente baja la cabeza y se vuelve a centrar en su escaso desayuno para que nadie se percate de ello. No es para nada la primera vez que la chica escucha comentarios de ese tipo por parte de sus compañeros, y cuando eso ocurre no puede evitar tener sentimientos encontrados; por una parte siente aún más rabia que ellos y le gustaría más que a nadie gritarle a Warren a la cara todos sus reproches e insultos por la decisión que ha tomado, pero por otro lado, y en realidad esa es la causa de todo ese amasijo de emociones, Lydia aún sigue sintiendo por el chico rubio lo mismo que antes de su marcha, y eso es lo que le hace no estar de acuerdo con todas las pullas que lanzan al aire sus amigos diariamente. Ella, por mucho que le pese, sigue queriendo a Warren y sin duda no es algo que vaya a desaparecer así como así.
En realidad, y después de analizarlo varias veces, Lydia ve algo coherente que el rubio haya optado por esa opción (aunque aún le cueste creer del todo que haya cambiado de bando de un día para otro); la chica lo ve con sentido teniendo en cuenta lo que él mismo le dijo: que se sentía un inútil viendo como todos formaban parte de los X-Men menos él. Puede que, como con Apocalipsis, Warren viera su oportunidad en ese otro grupo de mutantes y la aprovechara.
Lydia no lo sabe, y ha llegado un punto en el que no quiere darle más vueltas.
Una vez termina de comer, se levanta dispuesta a seguir a sus compañeros hacia un nuevo día de pruebas. Al menos en los entrenamientos todo iba igual de bien, e incluso había mejorado bastante a pesar de que, interiormente, no tenía ganas de casi nada.

Wingless || Ben HardyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora