Capítulo 21. Incertidumbre.

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Los días siguieron uno tras otro, y no había ni uno solo en el que los X-Men no entrenaran fuertemente o en el que no se intentaran llevar a cabo rigurosas investigaciones.
Han pasado menos de dos semanas desde esa pequeña reunión que tuvieron todos junto con Erik y Warren, y desde ese día cada uno de ellos no deja de imaginar distintas posibilidades en relación al culpable de todo esto, dónde puede volver a atacar o qué deberían hacer al respecto. Sobre todo eran Charles, Raven y Hank los encargados de encerrarse en el despacho de este primero o en la sala donde se encuentra Cerebro, en busca de alguna respuesta que pueda sacarles de esa incógnita permanente y frustrante para todo el grupo. Erik también pululaba por allí de vez en cuando, para mantenerse algo informado de todo debido a su colaboración junto con el Estado, pero no se le otorgaba información muy detallada o concisa; de hecho, tras la pequeña reunión en la que él estaba presente, se volvió a hacer otra en la cual únicamente estaban los X-Men, donde se amplió bastante la información; una norma que hay que respetar por encima de todo, como le han repetido muchas veces a Lydia, es que toda la información con la que cuenten o que averigüen, debe quedar entre ellos a no ser que sea necesario lo contrario, y así lo hacen.
El día de hoy no iba a ser distinto a todos los demás, y los jóvenes mutantes han pasado parte de la tarde corriendo por los jardines mientras intercalaban con intervalos de obstáculos. Ahora ya han terminado, y mientras que la mayoría han acabado únicamente con la respiración algo agitada pero sin mayor complicación, Scott y Jean se ven algo abrumados por el esfuerzo, y ahora andan arrastrando los píes hacia la mansión, ansiosos por encontrar litros y litros de agua y un buen sofá.
Tormenta, Lydia y Kurt les observan desde atrás riendo los más disimuladamente que pueden ante la escena, y en algún lugar del inmenso bosque se encuentra Peter; él tiene una gran ventaja, y es que su gran velocidad le permite dar veinte vueltas a los alrededores (con obstáculos incluidos) cuando los demás solamente han llegado a hacer dos, y además sin apenas esfuerzo. Por eso ahora aprovecha el tiempo que ellos tardan en caminar hacia la escuela para correr un poco más e intentar cansarse, aunque sea un poco.

- Espero que no mueran antes de llegar dentro- comienza a comentar Tormenta, refiriéndose a la pareja que se encuentra delante de ellos- . Dos personas menos en un combate, se nota.

Lydia ríe levemente por el comentario mientras sigue caminando junto a los otros dos, y al escuchar la palabra "combate" se le vienen a la cabeza un sinfín de preguntas y suposiciones que le atormentan desde hace tiempo.

- ¿Charles no ha podido averiguar nada a partir de Cerebro?- es la única cuestión, de entre otras muchas, que llega a plantear la chica. Tanto Tormenta como Kurt niegan con la cabeza como respuesta.
- No han conseguido aún pillar al culpable en el momento justo. En realidad, es bastante complicado hacer eso- explica Kurt.
  - Si, pero... yo creía que con Cerebro se pueden localizar mutantes y ver dónde se encuentran, leer sus mentes... y si ya sospechan de la chica que escapó, podrían buscarla y leer su mente.
- Creo que lo han intentado, pero no han logrado encontrarla. Es complicado entre tantos miles de mutantes, y aún no sospechan de nadie más para poder buscar.

Tras esta última respuesta de su amiga, Lydia simplemente se encoge de hombros y continúa andando en silencio. La chica pregunta muchas cosas casi todos los días, y aunque siempre le contestan a todas y cada una de las cuestiones pacientemente y le dan todas las explicaciones que pueden, Lydia cree que debe empezar a limitarse con respecto a todo lo que quiere saber. A lo mejor, si pone tanto en duda las respuestas que le dan y las medidas que los más mayores toman, puede acabar generando más presión en el grupo o puede hacer ver que no confía en ellos cuando no es para nada así.
Cuando ya está a apenas cincuenta metros de la entrada trasera de la mansión, Lydia nota una ligera brisa junto a ella e inmediatamente puede adivinar de quien se trata.

Wingless || Ben HardyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora