Capítulo 12. X-Men.

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A partir del descubrimiento acerca de los poder de súper fuerza de Lydia, todo pareció cambiar drásticamente. Al contrario que en las semanas anteriores, en las que todos los experimentos y entrenamientos no servían para nada, ahora la chica era capaz de utilizar cada uno de sus poderes de forma habitual, y cada vez era más sencillo aprender a controlarlos a su antojo.
Aprendió a utilizar su fuerza descomunal cada vez que quisiera y de forma consciente, dejando a un lado las veces en las que solo aparecía por impulsos y sin poder controlarlo; también volvió a establecerse esa barrera a su alrededor que impedía de nuevo que cualquiera pudiera leer su mente y, aunque aún no han llegado a desarrollar del todo esa faceta, todos sospechan que esa barrera también puede llegar a tener una función protectora a modo de campo de fuerza si se desarrolla como es debido; y finalmente, la clarividencia también volvió a Lydia cuando empezó a centrarse en otras cualidades (lo que permitió que su mente no estuviera tan saturada y se despejara con más facilidad). De momento esta última es la única que requiere más concentración y entrenamiento; y de eso se encargan ahora mismo.
Lydia se encuentra en el laboratorio con Hank, Jean, Tormenta, Peter, Kurt y Raven. El hecho de que las clases sean cada vez más fluidas permite que Charles no tenga que estar siempre presente y supervisando, además de que los otros chicos también pueden estar allí sin preocuparse en si molestan o no. Una vez descubierto y controlado todo, ahora la cosa se basa simplemente en practicar, lo que es mucho más ameno y divertido; y eso se demuestra en las carcajadas que ahora se pueden escuchar en todo el laboratorio.
Los chicos están retando a Lydia para que su mente se desplace a otros lugares en ese momento, y a cada cual es más divertida que la anterior; sobre todo para la clarividente, ya que ella misma es la que presencia las escenas y luego las narra a sus compañeros.

- Vale, vale... vamos con otro- comienza a decir Tormenta mientras aún lucha contra algunas lágrimas de risa en sus ojos-. Veamos... ahora busca a Scott, que es el único que falta aquí.

Lydia asiente mientras también intenta calmar su risa; la chica respira hondo y cuando ya se ha relajado, cierra los ojos y piensa en Scott con la máxima concentración posible. Se mantiene en la oscuridad durante unos segundos, hasta que finalmente algo de luz empieza a aparecer y se puede llegar a distinguir poco a poco una escena en ella. Sin embargo, cuando al fin se puede ver todo con claridad y se puede distinguir al chico que buscaba, Lydia no tarda en volver a abrir los ojos como platos mientras se sonroja, para finalmente acabar de nuevo exclamando sonoras carcajadas.

- ¿Qué? ¿Qué has visto?- pregunta Raven, que también está muy entretenida con esa situación.

La aludida intenta calmarse de nuevo antes de hablar, pero la imagen que aún se mantiene en su mente se lo hace muy difícil.

- Esto no te va a gustar, Jean, pero habéis sido vosotros los que me habéis pedido que lo haga- se defiende lo primero de todo Lydia hablándole a su amiga pelirroja-. Él estaba en su habitación... en calzoncillos.

Inmediatamente todos comienzan a reírse con la misma intensidad que Lydia hace un momento, pero Jean además tiene su cara igual de roja que su pelo. Finalmente, ella y Scott comenzaron a salir hacía poco más de un mes; al chico le costó bastante dar un paso al frente con lo que sentía, y también fueron Lydia y Tormenta las intermediarias al ver que a Jean también le gustaba el chico pero que ninguno se atrevía a hacer nada. Hoy en día están juntos, y ambos parecen estar en una nube desde que comenzó su relación.
Las risas continúan bastante rato, hasta que el sonido de la puerta abriéndose les hace desviar sus miradas para ver de quien se trata. En la sala entra Charles en su silla de ruedas, y detrás Scott; al verle todos intentan disimular algunas carcajadas (sobre todo Lydia) y el chico parece notarlo, ya que se aproxima a Jean y le pregunta con la mirada que ocurre. Finalmente la chica le susurra algo al oído y mientras este escucha, abre los ojos ampliamente y también se sonroja; el chico mira a Lydia de forma penetrante y esta solo le dedica una sonrisa a modo de disculpa, aunque tiene que luchar con todas sus fuerzas para no acabar riendo de nuevo.

Wingless || Ben HardyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora