Capítulo 20. Bajo sospecha.

1K 81 1
                                    

El tiempo siguió pasando en la escuela Xavier, y aunque las cosas para Lydia siguieron de la mejor forma posible, parecía que para el Mundo no estaba siendo un buen momento.
La joven mutante finalizó los entrenamientos con Peter al poco tiempo, ya que no tardó prácticamente nada en controlar sus nuevas barreras protectoras; podrían haber continuado algo más de tiempo, y de hecho así lo quería su amigo ya que se empeñaba en que si seguía practicando Lydia podría llegar a expandir muchísimo más su campo de fuerza y servir para muchas más personas, pero la chica no lo vio posible después de intentarlo muchas veces sin éxito. Además, ella quería dejar de encerrarse en el laboratorio a hacer lo mismo que llevaba haciendo desde que llegó a la mansión hacía casi medio año para, al fin, ponerse manos a la obra con los X-Men; y de hecho esos entrenamientos le gustaban más. A parte de centrarse en los poderes y como dominarlos, también se requería un entrenamiento físico intenso, y para Lydia salir a correr por los jardines largos ratos o tener que practicar golpes o defensa personal era algo muy fácil que le hacia sentirse por primera vez desde que está allí al mismo nivel que los demás; incluso llegó a compartir pequeños trucos o técnicas con sus compañeros, y al final hasta Raven y Hank llegaron a incorporarlas en sus entrenamientos. Al fin, Lydia se sentía integrada, y sobre todo útil. Y además, a todo eso, hay que añadirle su relación con Warren.
Ambos se habían unido aún más (si es que era posible) desde aquel día que se sinceraron el uno con el otro, y continuaban siendo inseparables aunque, ahora, de una forma algo distinta. Ellos siguen siendo los buenos amigos que eran desde un principio, manteniendo esa chispa que siempre han compartido y sin dejar de compartir sus bromas y sus piques, y eso es parte de lo que hace su relación tan especial y auténtica; no solo comparten besos, abrazos y pasión, si no que siguen siendo los mismo que eran desde un principio, y saben que detrás de su nuevo intento tienen una amistad que los apoya. De momento, su relación (en la que apenas llevan tres semanas) se ha mantenido en un secreto entre ellos; aunque saben que al final acabarán sabiéndolo todos los demás, a ambos les apetece guardarse eso para ellos durante un tiempo y disfrutarlo de una forma algo secreta y privada. En realidad, tanto a Lydia como a Warren les parece divertido eso de robarse besos rápidos cuando la gente no mira, compartir miradas y guiños coquetos cuando se miran entre la multitud, o escabullirse a escondidas a la habitación de uno de los dos para encerrarse allí durante horas o pasar noches enteras juntos. De momento funciona, y ambos son muy felices con su nuevo secreto.
Esa tarde, en una de las salas comunes se encuentran sentados en un sofá Lydia junto con Tormenta, en un sillón está Kurt, y en otro frente a ellas Warren. Otra de las novedades que ha traído la relación del rubio con la chica es que el humor de este ha mejorado considerablemente, y eso le ha incitado a establecer más relaciones sociales con todos los demás; al principio les sorprendió su repentina actitud amable, pero no dudaron en aceptarla con mucho gusto, y ahora forma parte de las conversaciones y de las pequeñas reuniones que hacen muy a menudo. Hoy los cuatro están allí hablando de algo que les lleva preocupando desde hace un tiempo, sobre todo a los X-Men. Últimamente alrededor del mundo se están dando situaciones que resultan extrañas y algo perturbadoras, y sin duda ellos saben que tiene poca pinta de ser provocado por simples catástrofes naturales o incluso algún humano. Son atrocidades demasiado grandes y complejas de llevar a cabo con tanta precisión como para ser simples casualidades o que las haga alguien sin recursos extraordinarios.
Ahora los cuatro jóvenes se concentran en leer en voz alta el periódico que informa del último desastre, sucedido hace apenas un par de días. Este consiste en el derrumbe de un puente enorme de hierro de mil metros de largo, y por el cual siempre circulaban una gran cantidad de vehículos diariamente al estar ubicado en una gran ciudad.

- ¿Cuántas personas...- pregunta Kurt dejando la cuestión a medias, mostrando así su miedo ante la respuesta.
- Veinte- responde Warren en un suspiro.

Wingless || Ben HardyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora