Capítulo 10. Bajo presión.

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El tiempo sigue pasando en la Escuela Xavier, y durante las últimas semanas todo ha parecido complicarse un poco más para Lydia.
Aunque los exámenes y ejercicios para controlar sus poderes ya no eran tan constantes, tampoco habían desaparecido por completo; la chica aún tenía que pasar la gran parte de las mañanas encerrada en el laboratorio junto con Hank, Charles y a veces Raven o algún otro de sus compañeros. Al principio, nada más descubrir sus cualidades de clarividente, todo el mundo pensó que lo demás vendría solo; que sus poderes se desarrollarían cada vez más y más, que podrían hacer que Lydia los controlara rápidamente y así poder hacer cosas útiles con ellos, poder sacarles partido... Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que todos comprobaran que no sería tan sencillo.
A pesar de todos los esfuerzos por concentrarse en un solo objetivo, por buscar otras personas en otros lugares, o por mucho que quisiera transportar su mente a otros momentos simultáneos, Lydia no ha vuelto a presenciar lo mismo que le ocurrió con Raven hacía un mes; ni eso, ni nada parecido; solamente nada. Aún así, todos insisten en que no hay que desesperarse ni perder la paciencia, y siguen insistiendo en todas aquellas pruebas que a la chica le parecen absurdas y sin sentido; porque, efectivamente, la única desesperada y con ganas de dejarlo todo a un lado es ella.
Lydia se siente igual de exasperada que cuando llegó a la Escuela y empezó a hacer experimentos; o incluso aún más, ya que ahora sabe que puede hacer cosas pero por mucho que lo intente no consigue llevarlas a cabo. En realidad, la palabra que puede describir su situación es frustración; se encuentra en un estado de desorientación en el que sabe que debería hacer algo pero no sabe exactamente el qué.
Por supuesto, las palabras de ánimo por parte de los profesores no se habían hecho esperar; y no solamente eran Hank y Charles los que insistían en que no se rindiera ni se desesperara. También eran Jean, Scott, Peter, Tormenta y Kurt los que le insistían en que tuviera paciencia y que al final lo acabaría consiguiendo.
El único que no se esforzaba por preparar discursos de motivación para la chica era su amigo Warren. Este sabe perfectamente que ella no va a sentirse mejor porque le dé unas palmadas en la espalda y porque le diga las mismas palabras que todo el mundo le repite todos los días, además de que él entiende perfectamente que ella lo que busca al salir de sus "entrenamientos" no es seguir hablando del mismo tema, si no entretenerse y dejar todo aquello a un lado. En eso se centra el rubio, en hacer planes que distraigan a su amiga al salir del laboratorio y que le hagan divertirse y olvidarse de todo lo que la agobia hasta el día siguiente. Siempre lo consigue, y en realidad a Lydia le encanta ese momento del día porque sabe que no tendrá que hablar de sus pruebas más de lo necesario. Y es que, aunque la chica también se lo pasé genial con Jean, Tormenta y el resto de sus amigos, la conexión que tiene con Warren es algo que no ha llegado a igualar con ninguno de ellos.

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Hoy es otro día más como cualquier otro para Lydia, encerrada en el laboratorio desde hace cuatro horas con su habitual compañía y la única variación de que hoy se encuentra Peter allí junto con Hank, Charles y Raven.
Los resultados ya son los mismo que siempre y es lo que convierte esa mañana en una más de la rutina; hace cualquier cosa que ellos le piden, pone toda su concentración en ello, y finalmente no puede lograr lo que buscan; así una y otra vez. Todos, aunque pueda ser incomprensible, muestran mucha curiosidad cada vez que Lydia va a realizar un experimento nuevo; todos menos la propia chica. Ella se encuentra aburrida, harta de hacer una y otra vez lo mismo pero con pequeñas variaciones que pretenden hacerlo diferente, todo únicamente para llegar a la misma conclusión una y otra vez: no ha logrado hacer nada.
Ahora acaban de terminar con un experimento, y la chica resopla cuando ve a Charles apuntar cosas en una libreta, señal de que se dispone a probar algo nuevo. Parece que aquí la única que duda de sus posibilidades es ella.

Wingless || Ben HardyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora