Capítulo 5. Visitas inesperadas.

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El tiempo siguió pasando en la Escuela Xavier, y las cosas parecían no cambiar (salvo por algunos detalles). Las pruebas para averiguar los poderes de Lydia continuaron a diario, y la chica siempre acababa igual de desesperada; cada día estaba acompañada por Charles y Hank, y en alguna ocasión también se unía a ellos Raven, que se quedaba a un lado observando e intervenía muy pocas veces. A Lydia no le incomodaba su presencia, y no sabe porque la muchacha rubia le daba buena sensación a pesar de solo haber hablado un par de veces; en alguna ocasión Raven le ha dicho a Lydia que le recuerda mucho a ella con su edad, ya que la rubia también tenía mucho temperamento (y aún a día de hoy se nota que tiene un gran carácter), y también le ha dicho que acabará suavizándose con el tiempo; Lydia, en el fondo, quiere creerla.
La chica lleva en la mansión cerca de un mes, y todo el mundo es muy agradable con ella; tanto Jean como Tormenta están con ella todos los días, preocupándose por sus pruebas e intentando entretenerla siempre, al igual que Scott, Kurt y Peter (que ha resultado ser un chico bastante divertido a pesar de ser el más frío). Por eso, todos los días Lydia intenta poner su mejor cara y ser igual de amable con todo el mundo, y en la mayoría de casos lo consigue; hay algunas excepciones, como a veces cuando pierde los nervios y la paciencia en las pruebas. Y luego, están ella y Warren.
Lydia fue la primera en saber lo de su operación, y cuando los demás se enteraron empezaron a callarse cada vez que el chico rubio entraba en la sala o le hablaban mostrando pena en los ojos, y la chica podía notar como eso incomodaba a Warren; así que ella, optó por hacer como si no supiera nada. Lydia y él siguieron como siempre: hablando lo justo, a veces gruñéndose o intercambiando palabras cortantes. La chica no sabía si ese gesto el chico lo apreciaba o si por el contrario se veía aún molesto por la presencia de la chica en la mansión, pero ella no dejó de actuar así en ningún momento. A ella no le gusta que la miren con cara de pena ni que se compadezcan de ella, y está decidida a tratar del mismo modo a todo el mundo.
Así pasaron dos semanas hasta que, finalmente, llegó el día en el que operaron a Warren.

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Es por la mañana, y Lydia se prepara para salir de su habitación y afrontar un nuevo día de pruebas. Nada más salir y empezar a bajar por las escaleras, puede notar cierto murmullo en la planta de la enfermería; la chica mira, y ahora ve como todos se encuentran apiñados en la puerta, haciendo un corrillo y hablando en susurros. Lydia se acerca extrañada, y entonces comienza a escuchar poco a poco la conversación.

- Yo no entro. Ya intentó matarme en su día- susurra Kurt mientras niega con la cabeza. Ahora mira a Tormenta y la señala con un gesto de cabeza-. Ve tú, antes de llegar aquí erais compañeros.
- Si, como que me tiene mucho aprecio por eso- contesta irónica la morena mientras ríe con sorna.
- Yo si que no tengo ninguna relación con él- afirma Peter con total indiferencia.
- Bueno, si nos ponemos así, nadie tiene relación con Warren nunca- termina por decir Jean.
- Yo directamente paso de entrar- este último comentario sincero viene de Scott, y ahora todos le miran con una sonrisa divertida; todos menos el profesor Charles.

Este les mira muy serio desde su silla de ruedas, y pasa a negar con la cabeza antes de hablar.

- Alguien tiene que hacerlo, chicos. Lo necesita.
  - ¿Quién y por qué?

Todos se giran algo sobresaltados al escuchar a Lydia, que ahora se encuentra justo detrás de todos ellos y les escucha con los brazos cruzados.

  - A Warren le operaron anoche- explica Kurt-, y el profesor quiere que alguien entre a hablar con él. Para intentar entretenerle y todo ese rollo.
- Ya, y por lo que veo os estáis tirando todos a la vez para entrar- comenta de nuevo Lydia con una sonrisa de medio lado.
- Deberían- empieza a recriminar Charles aún con el ceño fruncido-. Es su compañero, y aquí todos somos un equipo.
- Lo siento, profesor, pero no es nuestra culpa si él no se relaciona y solo gruñe- argumenta Tormenta levantando las manos en señal de inocencia-. Eso también es comprensible. Y seguro que precisamente ahora él no va a ser alguien amable.

Wingless || Ben HardyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora