Capítulo 22. Abandono.

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Según amanece y el sol comienza a ascender en el cielo, la cama deshecha de Lydia se ve iluminada con la luz que va entrando por su ventana. En ella ahora mismo no hay nadie, ya que los que hasta hace unos minutos la ocupaban se encuentran de camino hacia la puerta entre bostezos acompañados de algún cariño que otro y risas silenciosas.

  - Es demasiado temprano...- sigue quejándose Warren riendo, mientras Lydia le empuja hacia la puerta y él intenta resistirse.
  - Las seis es la hora justa. En media hora Charles empezará a dar vueltas por los pasillos hasta llegar a su despacho- vuelve a explicarle otra vez la chica, también riendo mientras le conduce tirando de su brazo hacia la salida.

Una vez que ya están frente a ella, Warren vuelve a girarse para mirar a Lydia con una falsa mueca de fastidio, entre la que deja ver una sonrisa.

- No puedes pretender entretenerme todas las noches hasta tarde en la cama, para luego tener que despertarme cuando amanezca- recrimina el rubio con un tono de voz pícaro.

La chica tras escucharle eleva una ceja, mientras cruza sus brazos y se dispone a contestarle. Si quiere jugar, ella sin duda no va a dejar que gane.

  - Eso tiene fácil solución- comienza a decir ella, encogiéndose de hombros y aún de brazos cruzados-, no volvemos a pasar una noche juntos y ya está. Así no te quitaré horas de sueño.

Después de su tajante respuesta, Lydia se gira dando la espalda a Warren y anda hacia su cama para alejarse de él e ignorarle, pero es rápidamente atraída de nuevo por el chico hacia su pecho. Ahora ambos se encuentran pegados el uno al otro, con Warren rodeando  la cintura de la chica fuertemente hacia él mientras que ella apoya las manos en su pecho. Sonríe satisfecha esperando las palabras de rendición del otro, que aproxima su cara cada vez más a la de ella con otra sonrisa pícara.

- No creo que sea necesario llegar a eso- acaba susurrando Warren con sus labios casi rozando los de Lydia.

La chica no pone ninguna resistencia cuando este la besa lentamente, y enseguida sube las manos de su pecho al cuello de él. Permanecen así un rato, hasta que se separan levemente para mirarse de nuevo a los ojos y sonreírse de forma cómplice.
Finalmente, Warren suspira sonoramente y decide darse por vencido y salir de la habitación de la chica para ir a la suya. Le da un último apretón cariñoso al cuerpo de Lydia antes de separarse de él y empezar a abrir la puerta lentamente. Antes de salir, acaba por robarle un par de besos rápidos a la chica, que ríe cuando los recibe al notar cosquillas por el contacto de sus labios, y tras lo cual cierra silenciosamente tras él.
Una vez que está sola, Lydia vuelve aún con una sonrisa tonta en la cara a su cama para dejarse caer e intentar volver a dormir. Al apoyar la cabeza sobre una de las almohadas y respirar hondo, el olor de Warren que aún está impregnado en ella golpea su olfato, y ella no tarda en abrazar la almohada para seguir inspirando de él.
Ambos llevan poco más de un mes viéndose a escondidas, pero tanto uno
como el otro saben en su interior que no tardarán mucho en dar a conocer su relación a los demás. Juntos se hacen mucho bien; cuando están juntos aún siguen siendo ellos mismos, con sus comentarios sarcásticos y mordaces que comparten siempre con una sonrisa divertida, pero a su vez el humor de ambos se ha suavizado mucho desde que pueden hablar entre ellos de sus dilemas y compartir opiniones con total sinceridad, sabiendo que van a ser honestos siempre.
Todo marcha perfectamente en la vida de Lydia por primera vez desde hace años, y sin duda quiere que el mundo lo sepa.
Está segura de que las cosas no volverán a ir mal en mucho tiempo.

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Tras dormir un par de horas más, Lydia vuelve a estar en marcha y dispuesta a enfrentarse a otro día de entrenamientos con los X-Men. Hoy además vuelve a tocar entrenamiento físico, así que la chica está bastante contenta con la mañana que le espera.
Al llegar a su lugar de encuentro, se encuentra con sus compañeros hablando animadamente en un corrillo, pero no hay rastro de los mayores. Los jóvenes no pueden empezar a entrenar sin ellos, ya que son los encargados de explicarles lo que tienen que hacer cada día, así que Lydia opta por unirse a la conversación de sus amigos mientras esperan todos juntos a los que faltan.
Pasan alrededor de diez minutos hasta que finalmente Raven y Charles entran por la puerta. Saludan a todos los presentes con una sonrisa y un ademán con la cabeza, pero se nota que llevan prisa cuando nada más llegar dando pasos largos Raven se dispone a explicar su circuito sin más preámbulos. Les cuenta su plan para hoy de la forma más detallada y a su vez resumida posible, mientras que los demás intentan seguirla según habla rápidamente y asienten con la cabeza.

Wingless || Ben HardyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora