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Capítulo 37. Casualidades

Lunes 16 de diciembre

Ha pasado una semana desde que nos quedamos sin la opción de volver al piso. El cuatrimestre de la universidad está llegando a su fin y los trabajos se acumulan.

La relación con Natalia ha mejorado en el sentido de que ahora ya no nos escondemos y estamos todo el dia abrazadas y dándonos besitos. Pero cada vez que hemos intentado estar a solas o ha surgido algún momento más íntimo, alguien nos interrumpía. Sin ir más lejos, ayer por la noche Natalia vino a mi cama y estuvimos abrazadas, dándonos besos y acariciándonos hasta ponernos cachondísimas. Le dije de ir al baño y darnos una ducha... y justo se levanta María con unas ganas impresionantes de ir al baño. Total, nos cortó todo el rollo.

Desde que dimos las llaves del piso, he estado buscando algun estudio económico parecido por el barrio, pero era imposible. Hasta que el sábado, mirando por internet en un portal de alquiler de pisos, vi que había un estudio nuevo muy cerca de la Universidad y el precio era bastante económico. Sin decirle nada a Natalia para que fuera una sorpresa, me puse en contacto con el propietario del piso y quedé con él para ir a verlo hoy con Natalia, cuando saliera de trabajar. A Natalia le había dicho que hoy le iba a ir a buscar al trabajo pero ella no tenía ni idea de para qué.

Quería demostrarle de alguna manera que yo también quería estar con ella y sorprenderla como ella hace tantas veces conmigo. Así que he estado pensando en invitarla luego a cenar y hablarlo. Realmente por las fotos, el estudio es pequeño pero muy moderno y bien cuidado. Seguro que le encantará. Además, como a partir de las 12 es mi cumpleaños, quizás podríamos ir a algun sitio especial o algo así. Estuve toda la tarde haciéndome ilusiones yo sola.

La hora de salir a buscar a Natalia se acercaba y estaba algo nerviosa. De repente me vibró el móvil encima de la mesa mientras estudiaba historia del arte con Joan en la biblioteca. Lo cogí y vi un mensaje de Natalia en el whatsapp. Lo abrí con una sonrisa.

"Amor, nos acaba de decir el jefe que hoy tenemos cena con una de las marcas con las que trabajamos en la tienda... Lo siento mucho, sé que habíamos quedado y tenía muchísimas ganas pero no puedo negarme, es mi jefe, ya sabes... En cuánto acabe la cena te aviso y hacemos algo, vale?"

Mi cara cambió por completo al leer el mensaje de Natalia. A la mierda la sorpresa del piso, parecía como si nuestro destino no fuese vivir juntas, siempre que queríamos dar el paso ocurría algun problema. Suspiré sin dejarme llevar por las emociones del momento. Natalia no tenía la culpa y no podía enfadarme con ella. Entendía perfectamente que tuviera que asistir a la cena. Con un poco de suerte la cena acabaría pronto y Natalia estaría de vuelta antes de las doce, pensé mientras respondía a Natalia.

"Vale, no te preocupes, lo entiendo... Nos vemos luego, bb."

- ¿Alba, qué pasa? - Dijo Joan obsevándome.

- Nada, había quedado con Natalia en un rato y me ha dicho que tiene una cena de trabajo... - Le expliqué algo triste.

- Bueno, pues quedáis un poco más tarde, ¿no? - Me preguntó sin entender porque le daba tanta importancia.

- No es por eso... da igual. - Le dije queriéndo dejar el tema.

- Puedes contarme lo que quieras, lo sabes, ¿verdad? - Dijo Joan amablemente con una sonrisa.

Joan era de mis mejores amigos en la universidad y sabía que podía confiar en él. Asentí con la cabeza.

- Veras... Iba a darle una sorpresa a Natalia e ibamos a ir a ver un piso cerca de la universidad, para las dos... ya sabes. - Dije tímidamente con miedo a que se lo pudiera tomar mal.