Capítulo 16. Clímax

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Miré sus labios. Yo también odiaba llevar tanto tiempo sin sentirlos.

Estabamos en la cama aún con la toalla de la ducha perfectamente enrollada en nuestro cuerpo.

Nuestras cabezas se acercaban simultáneamente. No había tenido tantas ganas de besar a nadie en mi vida y sentía como ella también lo estaba deseando. De repente la cobra que me hizo el otro día se me pasó por la cabeza y decidí que era un buen momento para vengarme. Tenia ganas de jugar y era mi oportunidad.

Natalia cerró los ojos y cuándo nuestros labios por fin se iban a tocar, giré la cabeza. Natalia abrió los ojos y me miró sorprendida. Yo sonreí.

- Te la tenía que devolver, churri. - Le dije con una sonrisa pícara.

Ella también sonrió y parecía disfrutar de la situación. Me cogió las muñecas con fuerza y levantó mis brazos.

- No juegues conmigo. - dijo ella con la mirada desfiante. - Puedo ser muy mala.

Esa mirada de Natalia me pusó el corazón latiendo a mil por hora. No podía aguantar más las ganas. Tenía a Natalia encima de mí, agarrando mis muñecas por encima de mi cabeza.

Finalmente me besó. No fue un beso suave. Nos necesitabamos y las ganas nos hacían ser intensas.

Natalia tenía el control, desde el primer contacto nuestros labios se movían rápido y de forma salvaje. No tardé mucho en sentir de nuevo su lengua rozando la mía. Una sensación que sólo sentía cuando Natalia me besaba empezó a recorrer mi cuerpo. Me estremecí.

Nuestras respiraciones eran rápidas y entrecortadas, íbamos tan rápido que nos costaba respirar.

Sentí como Natalia empezó a mover su cuerpo, frotándolo con el mío. Aún teníamos las toallas pero podía sentir el movimiento. Eso aumentó mis ganas de más e intenté mover mis brazos para acariciarla, pero ella aún tenía mis muñecas inmovilizadas.

Natalia paró de besarme por un momento.

- Te voy a soltar pero... prométeme que no las vas a mover. - Dijo Natalia con la respiración aún entrecortada.

No me gustaba la idea pero asentí. Hoy era ella la que tenia el control. Me soltó y dejé las manos en el mismo sitio. Mi cuerpo estaba totalmente expuesto a Natalia.

Vi como Natalia empezó a mirar mi toalla mientras se mordía el labio. La cogió y la desenrolló, quedando mi cuerpo al descubierto. Moví las piernas inconscientemente y ella también se quitó su toalla.

Natalia volvió a besarme pero esta vez lo hizo de forma suave. Cada beso era sentido y eso me encantaba. Era tan tierna...

Dejé de sentir sus labios en los míos y sentí como empezó a bajar por mi cuerpo. Empezó a trazar una línea de besos suaves. Cuándo llegó al cuello me estremecí. Noté como me costaba respirar.

Odiaba no poder mover los brazos pero eso aumentaba mi excitación. Notar los labios de Natalia en mi cuello era una de las mejores sensaciones que había tenido hasta ahora.

Natalia siguió trazando la línea de besos y llegó hasta mi pecho. Allí se detuvo y empezó a rodear mi pezón con pequeños besos, a veces, incluso podía sentir su húmeda lengua. Mientras, me acariciaba el otro pecho con la mano.

Sufría por no poder mover las manos mientras me iba excitando más y más. Notaba como toda esa tensión que habíamos generado se iba a un solo punto. Empecé a mover mi cadera de forma inconscientemente, necesitaba contacto y quería más. Nunca había sentido un nivel de excitación tan alto como lo estaba sintiendo.

Natalia se dió cuenta de ello y miró hacia arriba para mirarme. Yo le suplicaba con la mirada que continuara. Ella siguió.

Yo seguí notando como sus labios seguían bajando por mi cuerpo. Cada vez se me hacía más díficil no mover las manos e inconscientemente seguía moviendo suavemente mi cadera y mis piernas.

Natalia empezó besar mi zona íntima. Al principio notaba como sus labios rozaban mi clítoris, después noté como movía su lengua húmeda haciendo círcurlos. Sensaciones de placer empezaron a recorrer mi cuerpo, haciéndome gemir constantemente. Natalia aumento el ritmo y sentí como sus dedos entraron suavemente dentro de mí. Gemí aún más fuerte y, incapaz de controlar mis impulsos, seguía moviéndome, ahora con más fuerza.

Mi corazón bombeaba más rápido que nunca y en poco tiempo llegué al clímax, descargando toda la tensión y sintiendo sensaciones placenteras en cada uno de los rincones de mi cuerpo. Bajé mis brazos.

Natalia se estiró a mi lado, poniendo su mano encima de mi, y nos miramos. Ella sonrió satisfactoriamente y yo la miraba con una sonrisa tímida.

- ¿Te ha gustado? - Me preguntó.

- ¿No se ha notado? - Contesté.

Ella soltó una carcajada y asintió. Ahora era mi turno y mi misión era hacerla disfrutar tanto como lo había hecho yo.

Cuando me fuí a incorporar oímos unas voces en el pasillo. Miré el reloj. Mierda, eran los chicos. No los esperabamos tan pronto pero parece ser que no habían salido después de cenar.

Natalia y yo cogimos las toallas y fuimos corriendo al baño antes de que entraran. Allí teniamos nuestra ropa limpia.

Justo cuando cerramos la puerta del baño, los demás entraron por la puerta de la habitación. Natalia y yo nos empezamos a reír.

- ¿Qué hacéis ahí? - Preguntó Joan detrás de la puerta después de oírnos reír.

- Nos hemos duchado, ¡ahora salimos! - Contestó Natalia.

- Te debo algo. - Le dije a Natalia en voz baja, con una sonrisa pícara.

- Estaré esperando impaciente. - Dijo ella, también en voz baja.

Coloqué mis manos en la preciosa cara de Natalia y la besé. Ella me correspondió.

Nos vestimos y salimos del baño. Los demás nos estuvieron contando dónde y que habían cenado.

Mientras hablábamos todos en nuestras camas, Natalia y yo teníamos nuestra propia conversación con las miradas. Su cama estaba enfrente de la mía. Me dí cuenta de lo pillada que estaba por Natalia, y del sentimiento que estaba creciendo tan rápidamente dentro mí. La quería.

Mientras la miraba y los demás hablaban, me quedé profundamente dormida.

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Capítulo intensito.

SHE | Albalia Fanfic | AlbayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora