Capítulo 21. El último pasillo

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Natalia acercó sus labios a los míos mientras aún tenía sus manos colocadas en mi cara. Yo la cogí por la cintura y nos besamos.

- Te echaba de menos. - Dije entre besos.

Natalia sonrió. Sus manos empezaron a caer, acariciando mi cuerpo. Cuándo llegó a mis pechos gemí sin poder controlarlo. Natalia me excitaba demasiado.

- Shhh. - hizo Natalia.

Seguimos besándonos y sus manos seguían cayendo. Cuando noté que llegó a mi pantalón la paré.

- Aquí no Nat, nos pueden pillar... - Dije con la respiración entrecortada.

- Si no quieres que siga, ¿por qué abres las piernas? - Me preguntó.

Mis piernas se abrieron inconscientemente ante el deseo de sentir de nuevo los dedos de Natalia.

Sonreí tímidamente, me mordí el labio y la besé sin pensarlo. Me preocupaba que viniera alguien pero las ganas que tenía podían con todo. Natalia me desabrochó el botón del pantalón y metió su mano por debajo de mis bragas.

- Me pone que estés tan mojada. - Dijo Natalia mientras me acariciaba.

Natalia sabía como me gustaba que me acariciara. Parecía que supiera exactamente lo que necesitaba mi cuerpo en todo momento. Los movimientos repetitivos sobre mi clítoris hicieron que el placer empezara a invadir mi cuerpo. Sin poder aguantarlo, volví a gemir. Ella intentaba tapar los gemidos con su boca, siendo insuficiente. Empecé a notar como introducía sus dedos dentro de mí. En pocos segundos mi cuerpo expulsó toda la tensión acumulada dando lugar a uno de los mejores orgasmos que había tenido en mi vida. En ese momento Natalia me tapó la boca con la mano.

Sentía mi cuerpo totalmente relajado. Natalia sacó su mano y me abrochó el pantalón de nuevo. Yo me quedé acurrucada en su cuello. Ella me abrazó.

- Hoy estabas... - Dijo ella.

- Cachondísima, lo se. - Dije yo.

Natalia soltó una carcajada.

- Nunca había hecho esto en una biblioteca. - Dije en voz baja, algo avergonzada.

- Yo tampoco, nena. - Dijo Natalia.

Natalia me daba esa seguridad que siempre me había faltado. Me atrevía a hacer cosas con ella que jamás habría pensado y me parecía estar viviendo en un sueño.

El sueño se acabó cuándo empezo a sonar mi móvil. Lo saqué de mi bolsillo mirando el nombre. Alex me estaba llamando... Si lo ignoraba Natalia me preguntaría así que lo cogí y me alejé.

- Salgo fuera para hablar, luego te veo. - Le dije a Natalia dándole un beso en los labios.

- Vale, amor. - Me contestó.

Estaba fuera de la biblioteca y andaba por los pasillos de la residencia.

- Hola.. - Contesté.

- Hola, cariño. - Dijo Alex

Odiaba que me llamara así.

- ¿Qué pasa? - Le pregunté.

- No me has contestado a los últimos whatsapps. ¿Pasa algo? - Me preguntó.

- Alex, no me gusta que pienses que voy a volver contigo, quítatelo de la cabeza. - Le dije empezando a alterarme.

No me gustaba que Alex me empezara a controlar. Él antes no era así.

- Vale, vale... tranquila, sólo quería saber si estabas bien. - Dijo él. - ¿Te molesto?

La verdad es que si me molestaba, acababa de tener un orgasmo con Natalia y lo último que quería hacer después de eso era ponerme a hablar con mi ex por telefóno pero aún así me daba pena.

- No, no me molestas... - Contesté.

- ¿Sigues conociendo a esa persona? - Me preguntó.

- Cada día más. - Le respondí con una sonrisa.

Oí como Alex suspiró.

- ¿Te parece si nos vemos pronto? - Me preguntó.

- No lo sé, Alex... no me parece buena idea. - Le contesté.

- Solo para charlar, hemos pasado muchas cosas y quiero acabar bien contigo. - Me respondió.

No me parecía mala idea hablar con él y quedar de buenas pero no me terminaba de creerlo, últimamente actuaba de forma muy extraña que jamás había visto en él.

- Lo pensaré, ahora te tengo que dejar. - Le dije yo.

- Vale, ¿hablamos por whatsapp?. - Me preguntó.

Qué remedio, pensé.

- Sí, claro... - Le contesté. - Que vaya bien, Alex.

Colgué por fin. No me sentía nada bien por estar hablando con mi ex sin que Natalia lo supiera. Sabía que no tenía porque ocutlarle nada, pero si se lo decía ahora alomejor no le entendería, después de tantos días...

Vi a María de lejos y fuí hacia allí.

- Hola, Mari... - Dije yo algo rallada.

- Nena, a ti te pasa algo. - Dijo ella.

Suspiré. Ella me cogió de la mano y fuimos a la habitación. No había nadie. Nos sentamos en el sofá de la habitación mientras María ponía música de fondo.

- Cuéntame. - Dijo María.

- Me acaba de llamar Alex, justo después de hacerlo con Natalia. - Confesé.

María se quedó mirándome alucinada.

- ¿Qué dices, tía? A ver, ¿Dónde has estado con Natalia y por qué cojones sigues hablando con ese después de lo que te hizo?

Resoplé.

- Hemos estado en la biblioteca. - Sonreí pícaramente. - Y de repente me ha llamado Alex diciendo que por qué no le contestaba a los mensajes... Le contesté por no ignorarle y no ser cómo él y ahora no sé como pararlo.

María se puso las manos a la cabeza.

- Tía, tienes que dejar eso ya, si se entera ahora Natalia la habrás cagado mucho después de todo lo que pasastéis por el ex de ella. - Me advirtió María.

- Lo se, además ahora estamos súper bien... - Dije yo.

De repente Miki y Joan entraron en la habitación para avisarnos de que iban a cenar. Dejamos la conversación por finalizada y fuimos al comedor.

Estuve rallada desde ese momento hasta que me fuí a dormir. No me sentía bien conmigo misma por haberle ocultado eso a Natalia y ahora no sabía como actuar.

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Viernes 25 de octubre

Durante los últimos días no lo pasé muy bien. Natalia había empezado a trabajar por las tardes y llegaba a la residencia cuando todos habíamos acabado de cenar. Podía hablar un rato con ella pero sólo era entre clase y clase y por la noche con los demás. Aún así me escribía mensajes cuando tenía algo de tiempo libre en el trabajo. Pensé en darle una sorpresa e irla a recoger por la noche pero los trabajos acumulados ocuparon todo mi tiempo libre.

Por suerte ya había llegado el viernes y estabamos colocando todas nuestras cosas en el maletero de los coches, que estaban aparcados enfrente de la residencia. Natalia colocó su mochila en el maletero de Miki y se acercó a mi.

- No me eches de menos durante el trayecto, rubia. - Dijo Natalia guiñandome el ojo.

- Llevo días echandote de menos... - Susurré poniendo pucheros.

Natalia sonrió y me dió un abrazo.

- Eres monísima. - Dijo Natalia.

- Esta noche no seré tan mona. - Le dije a la oreja en voz baja.

- No empieces a calentarme que es muy pronto. - Susurró Natalia en mi oreja mientras dejaba de abrazarme.

Las dos sonreímos como idiotas y subimos a los coches. Ahora estabamos de camino y el finde prometía.

SHE | Albalia Fanfic | AlbayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora