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Capítulo 39. Día de cumpleaños - Parte I

Me giré al escuchar los gritos cansados de Natalia. Me quedé quieta viendo como venía corriendo hacia mí. Antes de llegar a mí se tropezó y cayó en mis pies. Me asusté.

- ¡Natalia! ¿Estás bien? - Le dije asustada.

Natalia se quedó en el suelo agarrándome de las piernas y pude oír como empezaba a llorar.

-¡Natalia, levanta, por favor! - Le supliqué agarrándola por los brazos.

Natalia se levantó y se tapó la cara con las manos.

- ¿Por qué lloras así? - Le pregunté.

- No quería decirte lo que te he dicho, de verdad. - Dijo Natalia con la voz entrecortada por el llanto.

- ¿Por qué bebes tanto? - Le pregunté.

- No lo sé, Alba, estaba en la cena y empezamos a tomar vino por aburrimiento y al final acabé en ese local sin pensarlo. - Me explicó. - Lo siento, lo siento muchísimo, no quiero que me veas más así.

- Un poco tarde, Natalia... - Le dije yo.

Natalia asintió con la cabeza dándome la razón. Parecía arrepentida pero ahora estaba más tranquila.

- ¿Te gusta ese chico? - Me preguntó mirándome con los ojos llorosos.

- No digas tonterías... - Le dije yo quitándole importancia. - Sabes de sobras lo que siento por tí.

- ¿Pero de dónde ha salido? ¿Por qué bailábais así? - Me preguntó insistiendo.

Suspiré pensando en que todo acabaría más rápido si le contaba la sorpresa y la verdad, ya no me importaba sorprenderla después de todo.

- Mira, Natalia, hoy te iba a ir a buscar para darte una puta sorpresa. Había quedado con él porque es el propietario de un estudio cerca de aquí, y había pensado en alquilarlo después de las navidades.  - Le expliqué enfadada por tener que darle explicaciones después de su comportamiento. - Y ya está. Me ha visto triste porque no estabas y me ha llevado a ese local a tomar algo hasta que te hemos visto, que ha sido cuando me ha dicho que le siguiera el rollo para ponerte celosa.

Natalia me miró sorprendida con los ojos muy abiertos. Luego empezó a llorar de nuevo.

- No me puedo sentir peor. - Dijo Natalia entre llantos. - Soy imbécil.

- Ahora ya está, Natalia, no te sientas mal por la sorpresa porque tampoco lo sabías. - Le expliqué.

A pesar de estar dolida, se me rompía el corazón viéndola así.

- Alba, si lo hubiera sabido no habría ido a esa cena de mierda, y ahora podríamos... - Dijo Natalia sin acabar la frase.

Natalia paró de hablar y sacó su móvil del bolsillo de la chaqueta.

- ¡¡FELICIDADES ALBA!! - Gritó Natalia dándome un abrazo.

Le devolví el abrazo y me quedé acurrucada en su cuello. A pesar de todo, amaba sentir el cariño de Natalia después de todo.

- Gracias.. - Susurré.

- Madre mía, Alba, de verdad que hoy te lo voy a compensar, y por favor, llévame a ver ese estudio. - Dijo Natalia.

Natalia volvía a ser la misma de siempre, se notaba que los efectos del alcohol habían desaparecido. Sin embargo, yo aún sentía dolor dentro de mí, quizás por mi orgullo. La miraba triste, llevaba todo el rato con unas ganas enormes de llorar. Natalia me miró a los ojos.

- Alba, no llores, que nos ponemos a llorar aquí las dos otra vez. - Dijo Natalia acariciándome las mejillas.

Sin poder controlarlo las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas.