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Capítulo 29. Fuera de lugar

Una parte de mí quería sacar esa impulsividad para ir al portal y decirle cuatro cosas a Natalia, pero la realidad es que me había quedado paralizada ante la situación y tenía una sensación horrible en mi interior. ¿Cómo podía ser que hace dos días pensaba en ser la novia de Natalia Lacunza y ahora nisiquiera nos mirábamos?

Me negaba a pensar que todo lo que habíamos vivido en los dos últimos meses se acabara de esa forma. Pero... ¿Y si Natalia realmente ya no quería saber nada de mí? De alguna forma necesitaba saberlo y aclarar esta incertidumbre que me llenaba de dudas y malas sensaciones.

Volví sola a la residencia. En la entrada me encontré a María hablando por el móvil, en cuánto me vió sola se despidió y vino hacia mi. Le había contado que quería darle una sorpresa a Natalia.

- ¿Y Natalia? - Me preguntó María nada más verme.

- En casa de una pelirroja. - Contesté con desgana.

- ¿Cómo? - Preguntó sorprendida.

- Cómo lo oyes, salieron juntas de la tienda y se fueron a su casa... Me quedé en shock sin saber como reaccionar y no le dije nada. - Le conté.

- No entiendo nada. - Dijo María intentando comprender algo que estaba en su cabeza.

- ¿Qué no entiendes?  - Le pregunté.

- Ayer hablé con Natalia... sobre tí. - Dijo María despacio observando mi reacción.

Yo levanté las cejas en señal de asombro.

- ¿Y...? - Le pregunté para que siguiera contándome.

- Pues tía, que sigue coladísima por tí pero está hecha una mierda. - Aclaró María. - Vamos, como tú.

Me sorpendió que Natalia se hubiera sincerado con María porque no solía hacerlo, pero respiré algo más aliviada al saber esa información. Quizás la chica pelirroja solo era una compañera de trabajo...

- Tengo que hablar con ella..- Dije de nuevo, era una cosa que me repetía una y otra vez pero nunca sucedía.

Entramos en la residencia y nos quedamos en el sofá de la sala común hablando con los demás. Cuándo se empezó a hacer tarde fuimos a la habitación. Natalia aún no había vuelto, pensé que probablemente esa noche ya no volvería. Al fin y al cabo era su vida y podía hacer con ella lo que quisiera, pero me preocupaba.

Al cabo de unos minutos de estar en la habitación Natalia entró. Ya había pasado medianoche.

- Holaa. - Saludó Natalia proporcionándonos una pequeña sonrisa a todos.

Noté como su mirada se apartaba rápidamente de la mía al hacer contacto.

- ¿Os hacen quedaros hasta tan tarde en la tienda? - Preguntó María a Natalia. Después me miró de reojo.

Estaba sentada en la cama al lado de María y le dí un codazo. Ella me sonrió.

- Em.. No, he estado con una compañera. - Contestó Natalia rebuscando el pijama en su armario. - Que por cierto, mañana es su cumple y me ha dicho que os invitara por si queríais ir.

- Pero no la conocemos de nada... - Dijo Julia. - ¿Va a ir mucha gente?

- Sí, sus padres tienen una casa enorme con piscina no muy lejos de aquí. - Respondió. - Le hable de vosotros y ella misma me ha dicho que os invitara.

- Pues a mi me apetece mucho. - Dijo Miki. - No teníamos ningún plan para este finde.

- ¿Y los padres? - Preguntó Joan.