SHE | Albalia Fanfic | Albay

Capítulo 36. Sin hogar

El sonido del móvil de Natalia sonando en no sé dónde me despertó, haciendo que abriera mis ojos aturdida.

Anoche se nos fue de las manos. Nos quedamos despiertas hasta la madrugada y solo teníamos unas pocas horas para dormir antes de ir a la universidad.

La universidad, eso es lo primero en lo que pensé nada más despertarme. No sabía qué hora era. Busqué el móvil a mi alrededor mientras el de Natalia seguía sonando, aunque ella seguía completamente dormida.

- ¡Nat, Nat! ¡Despierta! No sé qué hora es. - Dije moviendo el brazo de Natalia para despertarla.

- ¿Qué pasa Alba...? - Dijo Natalia con la voz ronca sin nisiquiera abrir los ojos.

- ¡Tenemos un examen! ¿ No te acuerdas ? ¿Qué hora es? - Dije muy estresada.

Natalia abrió los ojos de golpe y se incorporó.

- Mierda. - Dijo ella levantándose a buscar su móvil.

Finalmente encontré el mío. Miré la hora. 12:00. Ya se había acabado el examen, incluso las clases de hoy. Me puse de los nervios, era un examen importantísimo que contaba para la nota final de esa asignatura. Tenía un montón de mensajes de María.

- ¡Son las doce! - Exclamó Natalia preocupada. - ¿Cómo hemos dormido tanto?

- Me olvidé de poner la alarma.. - Dije yo. - Tía, ¿Qué hacemos con el examen?

- Tú vas bien de notas... La pregunta es qué hago yo. Seguro que suspendo. - Dijo Natalia preocupada pasando sus manos por el pelo.

Lo pensé fríamente y si hacíamos bien el examen final no suspenderiamos.

- No te preocupes Nat, en el examen final nos ponemos las pilas y ya está. - Dije consolandola mientras la abrazaba.

- Me preocupa bastante. - Dijo ella.

- ¿El qué? - pregunté.

- No aprobar... Yo no tengo beca como tú, Alba. Mis padres estan pagando todo esto con su dinero y son muy estrictos con mi formación. - me explicó Natalia.

- Nat, todo irá bien, si necesitas ayuda aquí estoy, ya lo sabes. No voy a dejar que suspendas. - Le aseguré.

- Ya no es solo por eso, es que... - Dijo Natalia con miedo.

- ¿Quieres contarme algo? - Le pregunté ya que noté que algo que no me estaba contando le preocupaba.

Natalia se quedó en silencio mirando al suelo durante unos segundos. Algo iba mal. Levanté su cara para verla mejor. Empezaron a caerle lágrimas por las mejillas. Se tiró para atrás dejándose caer en la cama.

- Alba... Hay algo que no te he dicho. Bueno, ni a ti ni a nadie. - me confesó.

- ¿Qué pasa? - pregunté preocupada.

- Noto que me llenan otras cosas profesionalmente. - Dijo ella. - O sea, me gusta lo que estudiamos y me parece súper interesante, pero me he dado cuenta de que me gustaría estar haciendo otras cosas como la música o el baile.

La miré comprensiva. Desde el momento que vi cantar y bailar a Natalia sabía que tenía talento para ello y que debería dedicarse sin duda a eso.

- Te entiendo, Nat, pero es normal que tengamos estas dudas a nuestra edad, tus padres lo tienen que entender. - le dije yo.

- No es fácil, de verdad, no los conoces... - dijo ella resoplando.

- No tienen otra opción que aceptarte si te quieren, Nat, son tus padres, aunque al principio se lo puedan tomar a mal. - le expliqué. - Pero no es nada malo tener dudas.