XI.

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El despertar luego de dormir cinco horas para Ángela fue una tortura y más si tenía que levantarse a su entrenamiento.

Se levantó perezosamente y se cambió en un conjunto deportivo mientras iba al baño hacer sus necesidades.

Se había quedado hasta tarde con Wanda y no le había desagradado, al contrario, se sentía tranquila de saber que habían iniciado una plática, ahora sabía que la hora de comer y de entrenar no sería incómodo para las dos.

Este lunes para Ángela era el peor; su entrenamiento con Steve. Ángela era floja y detestaba entrenar pero sabía que tenía que hacerlo para mejorar sus habilidades, cosa que jamás hizo por ser perezosa.

Salió de su recámara con mala cara, el reloj marcaba las 6:00 am y sabía que ni su papá estaría despierto. Caminó hasta la sala de entrenamientos y se encontró con Pietro, sintió nervios al verlo pero trató de no mostrarlos.

—Buenos días, Pietro. —Ángela dijo mostrándole una pequeña sonrisa, entró a la sala y vio como el hombre imitó su acción.

—Buenos días, Ángela. —Respondió con un toque de picardía tan natural que le encantaba. Así era Ángela, le gustaba ser coqueta con la gente y más aún si las personas le seguían el juego.

Ángela solo rió un poco para sentarse en el pequeño taburete y amarrarse los tenis que estaban a medio amarrar.

Se sentía el ambiente tenso; la confianza y seguridad de Ángela ponía a Pietro nervioso, por más que el tratara de no hacerlo, sus nervios estaban de punta.

—Así que... mi hermana y tú ya son amigas. —Pietro afirmó mientras tomaba un paquete de vendas y lo empezaba a abrir. Alzó su cabeza y le daba una mirada a Ángela.

Ángela trató de no cohibirse tanto ante esa mirada pero le fue imposible, soltó una risa nerviosa mientras que se sentaba en el tapete y comenzaba con su estiramiento. —Sí. Bueno, ayer conversamos un poco. Supongo que arreglamos nuestras diferencias. —Habló.

—Vaya... eso me alegra mucho. —Pietro sonrió hacia ella mientras no pudo evitar dar una mirada a las piernas de la muchacha, arrepintiéndose luego, de había sentido enfermo de hacerlo pero, él pensaba que inevitable no mirar a Ángela.

Era hermosa.

El ambiente estaba tenso, el cuerpo de Ángela comenzaba a desprender calor, no sabía que decir.

Su salvación fue Wanda, que al entrar su mirada fue hacia su hermano y luego hacia su nueva amiga. Escondió su pequeña sonrisa y pasó de largo. Dejó su mochila en un banco mientras amarraba sus tenis.

—¿Qué? Ustedes sigan platicando, no me hagan caso, soy invisible. —Dijo Wanda al notar las miradas de ellos.

Dirigió su mirada a Pietro fijamente, alzó la ceja queriendo dar a entender algo que su gemelo pudo captar.

—Oh... ¡Sí! —Exclamó Pietro viendo a Ángela. —Que diga, eh... no sé si recuerdes cuando comenzó la guerra... yo te habí... —Sus palabras fueron cortadas cuando vio al Capitán y a Nat entrar por la puerta del gimnasio.

Pietro murmuró un maldición y pudo escuchar en su mente a su hermana decirle "lento".

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Ángela se sentía cansada, el capitán los había exprimido de tal forma que lo único que quería era dormir.

Había practicado sus poderes junto con Wanda, fue asombroso. Sin duda sabía que su compañera era poderosa, pensaba que pasaba más tiempo admirando sus poderes que controlar los suyos.

Ángela no quiso saber nada más así que se fue directo a la cocina por un sándwich y un jugo de naranja del refrigerador. Se quitó los tenis y se los llevó en la mano mientras se dirigía a su cuarto. Lo único que quería era bañarse, comer y dormir.


—Eres lento Pietro, te di señal que le dijeras. —Wanda rodó los ojos mientras caminaban por las calles.

—¡Lo sé! Lo sé, pero me puse nervioso, estabas tú y luego ella siempre pone su cara de "Soy Ángela Stark", ¿sabes? —Pietro dijo desesperado.

—Agh, es que en serio, si yo te digo que ahora es tiempo de preguntarle, es por que es hora. Ella está soltera y créeme que le gustas, en serio. —La gemela lo volteó a ver y Pietro solo negó con la cabeza, inseguro.

—No sé... es como si con ella no pudiera ser igual de seguro... ¿Y cómo sabes eso? ¿Ya eres su amiga ahora?— Su marcado acento la hizo rodar los ojos.

—Eso no importa. Y, ¡Sólo es pedirle una cita! ¿Qué podría ser lo peor? —Wanda contestó tocándose la cabeza, su hermano la estaba sacando de quicio.

—Lo peor que pudiera pasar es que su papá me mate y nos odie por el resto de su vida. —Pietro suspiró, exagerando.

—Nada de eso va a pasar, si de verdad te llama la atención ve e invítala a salir. Sólo se tú y verás que aceptará. —Wanda sonrió sabiendo que Pietro invitaría a su nueva amiga a una cita.


gracias a todas las personas que han esperado por que actualizara y por las cosas tan bonitas que me mandan y me comentan, valen mil! espero les guste y tengan un excelente fin de semana.

quiero también agradecer a estas dos niñas tan lindas que hicieron que actualizara! les mando un abrazo inmenso

Valualdeco12 y NaimRiveraMenchaca

ángela stark ; pietro maximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora