AFTER THE WAR I.

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—Sí está respirando

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—Sí está respirando. No entiendo que es esto, es... raro. Está caliente, parece tener fiebre.

La mirada de Tony sólo iba hacia el cuerpo inconsciente de su hija. —¿Q-qué podemos hacer?

—No creo que podamos hacer algo. Esperar. Ella está viva. —Nebula miró el cuerpo de Angela en el piso de la nave, con unos rayos salir de sus manos casi pasando desapercibida. —Sufrió mucho.






... quiero que sepas que cuando me vaya quedando dormido, será como todas las últimas noches. Estoy bien. Muy bien. Sueño contigo... porque siempre estás tú.








—No pude detenerlo.

—Yo tampoco.

Steve era quien sostenía a Tony cada que avanzaban.

De reojo, miró a quienes habían salido de la nave con Tony, sus ojos buscando por alguien más.

—Espera... Perdí al chico. —Tony dijo.

—Tony, perdimos.

—¡Dios mío! —La voz cortada de Pepper llamó la atención de Tony, abrazándolo y llorando.

Steve los miró y cuando se separaron, miró a Tony.

—Tony...— Sus palabras eran cuidadosas, sin saber cómo preguntarle por ella.

—¡Ángela! —La voz de Natasha llamó la atención de todos.

Mirando con ojos esperanzados lo que veían, Nebula la cargaba difícilmente, estaba inconsciente.

—Mierda, sí que pesa. —El mapache habló susurrando mientras trataba de sostenerla también.

—Rápido, hay que llevarla adentro. —Tony apenas habló.

Steve reaccionó tomándola en brazos, viendo su cara con cortes y su cuello marcado con una quemadura, justo en donde su collar iba.

Pepper caminaba a lado de Tony, abrazándolo. Si bien la situación no era para estar feliz, su pecho se llenó de felicidad cuando vio a Ángela.


—Pasaron 23 días desde que Thanos vino a la Tierra. —La voz de Natasha se escuchaba lejana. —Los gobiernos están destruidos...

Ángela abrió los ojos lentamente, sintiendo su cuerpo pesado y su cabeza darle vueltas.

Miró su cuerpo y la pequeña playera básica que solía usar debajo del traje estaba en ella y unos pantalones grises en sus piernas. Después, miró sus manos, con cortadas y quemaduras leves.

Su mente estaba en blanco, como si de un bloqueo se tratara.

Se levantó de la cama, caminando lentamente y salió de ahí observando a los demás. Escuchaba su corazón latir en sus oídos y sus ojos llorosos cuando lo primero que vio fue la cara de él y ella en grande.

ángela stark ; pietro maximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora