"Prometí odiarte. Odiar tu apellido, tu hogar, tu familia. Prometí vengar a mis padres y a mi ciudad.
Pero te veo, me sonríes, me das tu cariño y eso es la última cosa que quiero hacer, Ángela".
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Al llegar a casa lo primero que Angela hizo es encerrarse en su habitación. Se sentía confundida y angustiada. Sabía que los demás estaban aquí y que pronto serían llamados a una reunión pues su padre había traído al Secretario de Gobierno.
Se levantó de su cama aún sintiendo que sus ojos ardían, dispuesta a ir con Wanda. Quería verla.
Abrió la puerta encontrándose a su novio. La miró sin ninguna expresión en el rostro.
—¿Todo bien? —Preguntó mirándola. —Se que quieres ir con Wanda pero realmente quiere estar sola. —Le comentó haciendo una mueca. Angela asintió y se hizo de lado para dejarlo pasar. Escuchó como cerraba la puerta detrás de el mientras ella regresaba a sentarse en la cama.
—¿Por qué no te quitas esos tacones, amor? Te tienen cansada, lo sé. —Pietro le dijo bajando su mano a sus pies, con intenciones de ayudarla. Angela sintió como su estómago se revolvió al escucharlo llamarla de esa forma, no estaba acostumbrada.
Asintió quitándose las botas con ayuda del platinado. Susurrando un "gracias", se quitó la chaqueta aún sintiéndose con ganas de cambiarse por algo más cómodo. —Qué bonita te ves.—Le susurró poniendo un mechón atrás de su oreja, Pietro sólo la admiraba pensando lo afortunado que era.
Angela se pusó roja esbozando una pequeña sonrisa. —Que cursi eres cuando te lo propones. Me gusta. —Habló al fin. —No está siendo mi día pero estás mejorándolo. —Le dijo pensando en aquella mujer. —¿Cómo les fue? —Preguntó haciéndose hacia atrás, colocando almohadas para poder estar recargada en ellas. Palmeó a su lado invitándolo a hacer lo mismo.
—Todo bien, se cumplió la misión. No hubo complicaciones pero lo de mi hermana me sorprendió, no creí que algo así llegara a pasar.—Confesó acomodándose a su lado, más arriba que ella para que Angela pudiera recostarse en el hombro de Pietro.
—Son cosas que nos pasan por no tener control propio, hemos estado aprendiendo a hacerlo pero es más difícil de lo que parece. Wanda es muy poderosa, Pietro. Nunca había visto algo así. —Respondió pensando lo que ellas habían hablado de los poderes de Wanda. —Fue un accidente.
—Lo sé, pero los demás no lo ven así. La ven como una asesina, Ángel. Mi hermana no es una asesina. —Dijo a regañadientes.
—No lo es, los asesinos somos otros. —Rió sin gracia cerrando los ojos.
—Nadie lo es, princesa. —Le susurró acariciando su brazo.
Ángela calló unos momentos y suspiró antes de hablar. —Saliendo de la conferencia, una señora nos dijo que habíamos matado a su hijo, Charles. —Sacó la foto de su pantalón. —En Sokovia, culpó a mi papá. Y a mí también, creo. Su mirada era ambos cuando nos lo decía.
