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Tanit

En este momento me encuentro sentada en un banco cerca de la entrada del parque; es grande, tiene algunas bancas de madera, niños jugando y adolescentes besándose en otras bancas. No respetan nada y se besan sin pudor.

Una pista de aproximadamente 500m, máquinas biosaludables. La mayoría de veces que estado acá solo veo a señoras haciendo ejercicios, muy pocas veces veo adolescentes.

Quedé de verme con Mario a las 4pm, todavía faltan 10 minutos. Siempre me gusta hacer esto, llegar temprano, así analizo sobre la conversación que tendré.

Después de quince minutos lo veo entrando al parque con una enorme sonrisa. Esa típica sonrisa linda que lo caracteriza... ¿Realmente estoy segura de lo que haré?.

No, no lo estoy.

Mario; es casi de mi porte, moreno. Sus ojos de color miel muy claros; su mirada es muy encantadora y tierna. No es ni muy flaco ni muy gordo, y tiene algunos tatuajes visibles.

—¡Hola, mi amor! —me saluda Mario, con un beso corto en mis labios. Él siempre es muy cariñoso conmigo.

—Mario, tenemos que hablar —lo digo muy seria, necesito terminar con todo esto, ya.

—Aquí estoy, amor. Traté de salir rápido de la U. Dime... —sonríe y se sienta al lado de mí para observarme con esos ojos brillantes.

—Terminamos.

—¿Qué? —pregunta con una sonrisa inexplicable —, ¿estás bromeando, cierto?. —intenta agarrar mi rostro con sus manos, pero no lo permito.

—Me aburrí de ti.

—Pero... —ahora él se aparta de mi y piensa con su ceño fruncido— te juro que no te entiendo, no comprendo esta situación... ¿Estás bromando? O...  ¿O qué? ¡No entiendo!

—Así soy —es lo único que puedo decir y de la manera más aburrida que le pueda transmitir.

—Exijo que me expliques —responde luego de unos segundos en donde su mente viajó a quién sabe donde —. ¿Porqué me haces esto? Yo no te hice nada malo, nunca te trate mal, siempre trate de darte lo mejor y ser el hombre adecuado para tí, ayer dijiste que me querías. Hicimos el amor tan... —suspira débilmente y me agarra de la mano con mucha fuerza —, Fue lindo. Yo realmente te amo, Tanit. Quiero entenderte, necesito entenderte.

Ni yo me comprendo, no sé porqué realmente estoy haciendo esto. Un estúpido impulso. Como siempre...

—Ese es tu problema, Mario. A mi no me interesa tu amor. No me importas en absoluto —aparto su mano de la mía y respondo como quedé —nunca sentí nada cuando tenía sexo contigo. Mucho menos las palabras cursis que te decía.

Lo decía tan fríamente que estoy segura de que si estuviera en su lugar, también me lo hubiera creído.

Lo conozco perfectamente y sé que está tan confundido, como tan decepcionado. Tantas preguntas que ahora le vienen a su mente, que sé que en cuestión de segundos llorará.

Esa es su reacción cuando a su mente le invaden preguntas, específicamente hirientes, preguntas que al tener varias respuestas negativas destruyen su... ¿paz? ¿Tranquilidad?. Y de esa manera libera un poco su dolor.

—¿Cómo puedes ser así? —pregunta poniéndose de pie y mirándome como si fuera extraña —. ¿cómo puedes mentir tan bien? Tanit, yo estaba seguro de que tú me amabas —se le escapa una lágrima y ni siquiera trata de retenerla, con eso hace que me sienta peor. Pero no puedo flaquear—. Fueron cinco meses de mentira, ¿cómo pudiste mentirme por tanto tiempo, y mirándome a los ojos?... Mírame.. ¿porqué elegiste este lugar para decirme esto?.

¿tú no sabes amar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora