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Tanit

El tiempo está pasando muy rápido, bueno, para mí. Ya tuve mis encuentros sexuales con Andra. En su primera vez estaba nerviosa, pero hice de todo para que se sintiera cómoda, luego se fue soltando y comenzó hacerlo muy bien para ser sus primeras veces.

No se me olvida que hoy es la cita con ese engreído de Kilian.

Al principio cuando apareció en el centro comercial no entendía su presencia y no me agradó para nada su amenaza, pero al invitarme a salir, supe de inmediato sus verdaderas intenciones. No me gustan los chicos como él, que piensan que pueden cogerse a cualquier chica solo porque su rostro es bello, y menos su actitud, es creído. Cualquiera que sea su plan conmigo, no me interesa seguirlo.

Ahora puedo decir que por fin terminé de arreglarme. No sabía que ropa ponerme, así que me puse una falda apretada de color verde oscuro, una blusa semi-ajustada negra, junto con un bomber negro, y por último, botines negros. Sí, casi todo negro. Tampoco me pienso vestir tan sensual para él. Bueno... Aunque todo me queda perfecto.

Mi amigo me deja en la entrada del la disco en su carro y antes de salir me dice lo mismo de siempre: cuidate y llamame cuando termines, besos.

Mi disco rayado favorito.

Cuando estoy apunto de entrar, lo veo saliendo de un coche, supongo que es suyo, y me acerco. Me da gusto que todavía existan personas puntuales.

—¿Así que eres puntual? Pensé que eras de los que llegaban tarde, Kilian —sonríe mostrando sus perfectos dientes y me fijo en cómo está vestido.

Tiene una camiseta manga larga de color azul oscuro, pantalón burton menswear y unos zapatos negros. Se lo ve encantador con esa ropa. Le queda bien muy bien el color azul.

—¿Entramos? —hace una seña con sus manos para que entre yo primero.

Entré muy segura de mi misma y sin nervios, nos acomodamos en una silla y pedimos dos vasos de moonshine. No hablamos nada en el camino, pero ahora que estamos tan cerca, esa seguridad se fue. Su presencia me resulta incómoda, no sé ni qué decir. No me gusta sentirme de esta manera con nadie.

—Cuéntame de ti —decide romper el silencio, cosa que agradezco mentalmente —. ¿vives sola o con tus padres?, ¿trabajas o estudias? No sé cualquier cosa.

—Vivo sola y estoy trabajando, ¿y tú?.

—Yo vivo con mis padres y trabajo de vez en cuando en el negocio de mi madre —dice terminando su vaso. Yo a penas le doy un sorbo.

—Niñito de mami —lo digo formando una sonrisa desagradable.

—Mas o menos —y no le molesta para nada lo que dije, es más, sonríe como si estuviera orgulloso de eso —. Cuéntame más de ti.

—Prefiero que solo conozcan lo de ahora —respondo, cortante. ¿Qué le interesa a él sobre mi vida? Si solo me quiere coger.

—¡Ok! No pienso insistir —hace un movimiento con sus manos en forma de derrota—. Una pregunta, esa chica con la que te he visto... ¿es tú novia?.

Me quedo unos segundos pensando. No sé que decir, no somos nada. Solo nos estamos tratando y teniendo sexo. Y sinceramente así estoy mejor con ella.

—No, no somos nada.

—Casi te pregunto si no te gustan los hombres, pero me acorde que tuviste sexo en pleno baño con uno —miro sus ojos con cierto vacilo, su expresión es seria, está intentando no sonreír, lo noto porque aprieta sus labios reprimiendo una risa o sonrisa. Y gracias a él, me acordé de lo sucedido. Sí, lo había olvidado.

¿tú no sabes amar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora