—Tanit, estoy pasando por un mal momento -escucho atentamente lo que dice, hace una pequeña pausa y continúa —, me llamaron para avisarme que mi abuelo se tropezó y se golpeó fuerte en la cabeza —desvío su mirada y veo que mi piel se eriza —, por eso estaba haciendo el inventario, pedí permiso... Mi abuelito está en el hospital y ¿tú me dices ahora esto?.
Me aclaro la garganta y siento un hueco en mi estómago. No, sencillamente no puedo continuar con esto. No cuando se trata de su abuelito. Entonces, algo que estaba enterrado y olvidado aparece en mi mente; la imagen de mi abuelo sonriendo. Sacudo la cabeza y espanto todo rastro de recuerdo que quiera salir.
Me aclaro de nuevo la garganta y hablo.
—Lo siento, ¿te acompaño al hospital?.
—Si, vamos —me pongo de pie y ella se abalanza hacia mí para abrazarme, y escucho algunos sollozos cerca de mi oído. No entiendo mi cuerpo, quiero corresponderle, abrazarla para que ella sienta seguridad pero no logro moverme.
Andra se aparta de mi y me toma de la mano para guiarme a la salida.
Estuve con ella en el hospital por varias horas, luego me retiré, le dije que tenía que trabajar. Estaba agotada mentalmente. Para mi fue raro estar allí y no tengo ganas de darme una respuesta.
Llego a mi departamento y lo primero que veo es a Eme durmiendo en mi mueble. Quizá no sea buen momento para que él esté aquí. No en el estado del que estoy.
—¡Heeeey! Despierta —lo sacudo de un lado a otro hasta que despierta asustado.
—¿Qué pasa? —abre sus ojos y yo sonrío mostrando mis dientes —. ¡Ay Tanit, al fin llegas! —se sienta en el mueble y sigue hablando—, estoy aquí desde las dos de la tarde esperándote... ¿por qué llegas tarde?.
No tengo ganas de hablar sobre ese tema, yo con mi amigo no puedo controlarme.
—No, no, no. Mejor tú respóndeme ¿cómo entraste? Y ¿por qué estás aquí?.
—Soy diestro en abrir cualquier tipo de puerta y lo sabes. Cuenta ¿cómo terminaste con Andra, y con quién te fuiste después para que llegues a esta hora a tu departamento?.
¿Le digo la verdad? Se lo ve muy contento al pensar que terminé con ella, pero si le miento se va a dar cuenta. ¡Maldición! ¿por qué le tuvo que pasar eso a su abuelo? ¿Y porqué dejé que me afectara tanto?
Eme se comienza a impacientar e insiste con una respuesta.
—No pude terminar con ella —lo dije tan rápido con la ilusión de que no escuchara pero me equivoqué.
Él casi se cae del mueble por lo dicho, me mira incrédulo y no me quedó de otra que contarle absolutamente todo lo que pasó, y lo que dijo después no supe cómo responder.
—Pero, conociéndote como yo lo hago,—indaga poniéndose frente a mí—. tú la hubieras terminado de todas maneras. Cuando quieres hacer algo lo haces y ya, no te importa lo que pueda sentir esa persona.
Desvío mi mirada y me alejo de él, voy a la cocina y saco todos los utensilios para preparar los helados y unas golosinas que es de agrado a altas horas de la madrugada. Todo sano. En esto consiste mi trabajo y sí, por suerte todo se vende y las ganancias son buenas para ambas. Yo trabajo con una amiga, ella se encarga de venderlas.
Eme al ver que no le respondo se acerca muy impaciente.
—¿Vas a trabajar ahora? Tanit, tú comienzas a eso de las ocho de la noche y recién son las cinco y media de la tarde —se acerca más a mí e insiste con lo mismo—. ¿por qué no la dejaste? ¿Acaso te está empezando a gustar y no te das cuenta?.
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¿tú no sabes amar?
RomanceAlgunos dicen que "no hay nada como conocer a una persona con tus mismos gustos". Otros dicen que "dos polos opuestos se atraen" pero... ¿que prefieres tú? Esta es la historia de Tanit y Kilian...