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—¿Qué? Pero..., pero ¿por qué? —me arrepentí inmediatamente de mi actitud. Lo dije como si me doliera que él se vaya de mi lado. Miro de reojo a mi amigo y veo que se está burlando en silencio de mi reacción.

Debo controlarme.

—Hoy fue mi madre al trabajo y me pidió que regrese a casa, va botar a Kolen y quiere que esté presente—. Él ignora mi reacción y responde como si no hubiera actuado como una débil —. Tanit quiero decirte, delante de tu amigo... Bueno, creo que también somos amigos ¿o no? —Eme asiente con su cabeza y Kilian le sonríe un poco apagado. Y al mirarme veo tristeza en sus ojos, lo cual me hace sentir mal—. Que gracias. Me gustó mucho vivir contigo, tu compañía fue... Divertida. Gracias de nuevo Tanit.

¿Divertida? Algo imaginario cae en mi pecho y experimento una leve presión en esa zona. Que raro.

No me sorprende para nada que sea solo una diversión para él, al fin y al cabo ambos nos divertimos. No obstante, algo muy en el fondo de mí, albergaba una ilusión.

Como yo no digo ni una palabra, él se acerca y me da un simple abrazo junto con un beso en la frente. Me siento decepcionada... Espera no, no debo sentirme así. Desde un principio sabía que no iba a tener nada serio con él, pero tengo ganas de llorar.

No entiendo mis sentimientos.

—¡No Kilian, otra vez este cuarto será un desastre! Por lo menos tú estando aquí se ve decente este lugar —lo dice Eme en forma de burla, y eso era justo lo que necesitaba para reaccionar.

—De nada Kilian. Me gusta hacer de vez en cuando obras de caridad.

Eme me queda viendo feo al decir aquello y Kilian muestra confusión. Yo me hago como si no entendiera su expresión y él concluye nuestras miradas, sonriendo.

Mi amigo se despide de nosotros diciendo que llevará a Sandri a cualquier lugar, no quiere que ella esté presente cuando ellos discutan.

Ahora quedamos los dos solos.

Comenzó poniendo toda la ropa y accesorios en su maleta. Verlo me genera inquietud y rabia. Inquietud, porque tengo ganas de decirle que se quede conmigo y rabia conmigo mismo, por acostumbrarme a él. Una vez terminado todo se dirige a mí y me da un último abrazo.

Quizá no sea buena idea porque estando cerca suyo me transmite cosas que no deberían, su perfume huele tan bien y que me abrace fuerte no ayuda a controlarme.

—El último beso, dame ese último privilegio —dice y yo sin consultarlo, accedo.

Alza mi cabeza sujetando mi barbilla y me besa, por impulso pongo mi mano derecha cerca de su muñeca.

Cómo no iba acceder si tenía muchas ganas de besarlo, tenía ganas de decirle que se quede unas cuantas horas más conmigo. Tantas ganas de tenerlo otra vez en mis brazos. Pero solo quedará en eso... Ganas.

Sale del cuarto con su maleta y cierra la puerta. En ningún momento volteó su cabeza para verme.

Siento algo raro dentro de mí. Presiento que nos vamos a distanciar, que él tomará su rumbo y no nos volveremos a ver más. Que lo que pasó entre nosotros solo será un estúpido y lindo recuerdo.

Esos recuerdos que causan sentimientos inexplicables en ti. Algo tan común, pero raro a la vez. Esto no es amor, estoy segura, pero si un sentimiento nuevo... Muy nuevo.

Dos semanas después

Luego de esa despedida, tuve que acostumbrarme de nuevo a vivir sola, a cocinar y arreglar mi cuarto. Ya no se me antojaba de ver el mismo desastre de antes.

¿tú no sabes amar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora