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Andra

Después de tantas semanas sufriendo, por fin puedo decir que mi venganza se está realizando. Ver el miedo y el pánico en los ojos de la mujer que tanto odio, y por desgracia, que sigo amando me genera tanta satisfacción. La odio tanto que podría morir junto con ella en este carro... ¿morir juntas? Suena excepcional, ¿porqué no se ocurrió eso antes?.

No seas loca Andra, no puedes cambiar de planes ahora, ya estamos en el consultorio de tu tío.

—¿Qué hacemos aquí?.

—Tanit, ¿te acuerdas cuando te dije que me la ibas a pagar? —quito mi vista del frente para observarla.

Ella al escuchar lo que dije, forma un gancho con su brazo y me pega un fuerte codazo cerca del ojo, logra abrir la puerta y salir del carro. Hago lo mismo, aunque no es necesario, mi primo nos está esperando. Él al ver que se intenta escapar la sujeta de la cintura y la entra a arrastras a pesar de los gritos y golpes que le da.

Es inútil que intente resistirse.

Este lugar por dentro no se asemeja en nada lo que se ve por fuera. A simple vista parece cualquier casa sucia y destruida, tampoco por dentro es lujosa, pero si decente. Al entrar hay un pequeño pasillo que dirige a la sala de espera, sus paredes de color crema y piso de cerámica. Hay varias sillas de plástico en lo que conforma la sala y un solo cuarto, todavía no he tenido el lujo de entrar.

—¿Dónde la dejo? —pregunta mi primo.

—Amárrala en cualquiera de esas sillas y pegale una cinta en la boca ¡me fastidia sus gritos! —mi primo obedece y en menos de dos minutos termina a pesar de la gran resistencia de Tanit.

Ella parece desquiciada moviéndose de un lado a otro intento liberarse. Verla así tan indefensa y a merced de mí, me genera poder. Ese poder de hacer y deshacer lo que quieras de esa persona. Todo está en mis manos. Una simple orden y listo.

Mi primo se queda de pie atrás de Tanit. Yo me acerco y me acomodo a horcajadas encima de ella.

—Varias ideas llegaron a mi mente. Pensé y pensé... ¿cuál sería mi venganza perfecta?. Tuve dos ideas; la primera. Era chocar a Eme con mi carro, pero el nunca daba chance. Siempre era muy atento al cruzar las calles. La segunda. Hacer que tu nuevo enamorado te engañe conmigo, ¿no te parece romántico que te estuve vigilando todo este tiempo? —sonrío dulcemente preguntando aquello—. Pero luego me enteré de algo mejor... Estás embarazada —ella abre mucho sus ojos y se queda pasmada—. Te podría tener encerrada hasta que salga tu bastardo y llevármelo a cualquier parte, lamentablemente, en cualquier momento el mocoso volvería a tu lado ¿y sabes qué se me ocurrió después?... Que debes abortar.

Me encanta, me fascina ver cómo su miedo se incrementa y una lágrima cae sobre su linda mejilla. Esto sí es tan satisfactorio.

—Quedate con ella, voy hablar con mi tío.

Me alejo de Tanit y camino a ese único cuarto. Es grande, está divido en dos partes por una cortina celeste. Su consultorio y el otro, una camilla con varios utensilios. Mi tío está conversando de no se qué con un enfermero en su escritorio, voy donde él y lo interrumpo.

—Tío, está todo listo.

Se para de su asiento y acomoda sus lentes. Salimos los dos a la sala y nos quedamos de pie observando lo hermosa que es Tanit. Mi tío le da una ojeada rápido y me pregunta lo más evidente.

—¿Estas segura de esto? Hoy cerré mi consultorio por ti y me puedo meter en problemas al realizar un aborto sin consentimiento.

—Sí —respondo sonriendo y segura de mis actos.

¿tú no sabes amar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora