Mis ojos captan sus reacciones y ambos se encuentran sorprendidos pero más confundidos. Es lógico, ninguno sabía el nombre de la mujer que me parió. Si mi amigo que me conoce desde hace seis años está en este estado, cómo será el grado de confusión de Kilian que nos conocemos hace poco.—¿Por qué te trató así? No entiendo ni una mierda, ¡explícame, Tanit! —exclama Kilian con su rostro todavía confundido.
¿Qué puedo decir? Yo siempre me hacía la misma pregunta, ¿por qué me trata así? Y nunca encontré respuestas claras. Quiera o no admitirlo, tenía la patética ilusión de que ella había cambiado o tan siquiera estaría arrepentida del daño que me hizo. Pero no, sigue igual.
—Habla Tanit, por favor —esta vez insiste Eme.
—¡Ok! En mi departamento, aquí no —entramos a su carro de nuevo y Kilian arrancó a toda velocidad.
Durante el camino me pongo muy nerviosa de solo pensar en lo que haré... Yo creo que no estoy preparada para esto. ¿Cómo empezaré? ¿cómo contaré todo sin llorar? ¿Estoy segura de querer contarles mi pasado a ellos? ¿y si después de saberlo se sienten avergonzados de compartir su vida con la mía? O peor aún, me tendrán pena. Yo nunca aceptaré la lástima de personas que amo..
Mis nervios me ponen de punta y percibo una mano acariciar mi hombro, Eme. Con su simple y hermoso gesto, presiento que no me dejará, que me apoyará, así como lo hace ahora.
Cuando llegamos, subimos a mi departamento en completo silencio. Aparte de mis nervios, tengo que lidiar con la incomodidad. Estoy incómoda por que este tema para mi ya no existe y volverlo a traer es raro.
Me siento en el mueble con Eme y Kilian en el piso frente a mí.
—Eme, promete que no cambiarás conmigo y me seguirás tratando de igual manera —le digo muy seria. De verdad, no quiero que él sienta pena por mí y tampoco que me justifique por mis actos pasados.
—Prometo que te trataré como lo mereces —y aunque no es precisamente lo que esperaba escuchar, sonrío con lo que dijo.
—Igual tú, Kilian.
—No entiendo nada, pero si eso te hace feliz, sí. Habla, quiero entender todo —lo dice un poco fatigado.
Suspiro con pesadez y comienzo a contar todo lo que recuerdo. Solo espero no llorar.
—¡Ok! Empezaré por decir; que Olivia odiaba que yo le dijera "mamá"... Cuando sin querer pronunciaba esa palabrita de niña, ella se enojaba conmigo y siempre me repetía lo mismo "¿cuántas veces te he dicho que odio que me digas así? Claro, como siempre... Te gusta dañar mi grandioso día. No te bastó con arruinar mi cuerpo que ahora lo sigues haciendo..."
—¿Por qué dice que arruinaste su cuerpo? —me interrumpe Kilian, y es mejor lo haya hecho. No aguantaba seguir recordando sus desagradables palabras.
—Porque cuando nací, su cuerpo no volvió hacer el mismo, solo por eso —continúo—. Ella nunca me trató como una hija, jamás me tuvo paciencia y peor... Nunca me quiso. ¿Saben quién fue el único que se hizo cargo de mí?...—les pregunto mirándolos porque no tengo la fuerza para recrearlo en mi mente—. Mi abuelito. Él me consentía, me cuidada, y me trataba como si fuera su más grande tesoro. Cuando mi abuelito no estaba en casa por su trabajo, Olivia me trataba mal, buscaba cualquier escusa para agredirme. Siempre se desquitaba conmigo por cualquier cosa que le salía mal, nunca entendí el "porqué". Los años pasaron y cumplí mis 10 años, justo ese día a mi abuelito le tocó el turno de noche, y pasó algo increíble... Olivia me felicitó, fue la primera vez que me dijo "feliz cumpleaños, HIJA" y no solo eso... Completó diciendo que íbamos a comer juntas en un restaurante; como madre e hija.
ESTÁS LEYENDO
¿tú no sabes amar?
RomanceAlgunos dicen que "no hay nada como conocer a una persona con tus mismos gustos". Otros dicen que "dos polos opuestos se atraen" pero... ¿que prefieres tú? Esta es la historia de Tanit y Kilian...