—No puedo, no puedo, no puedo, no -mi respiración se altera y no logro controlarme —. No puedo seguir contando.No me habría percatado de mi estado si no fuera porque una gota cae sobre mi clavícula, estoy llorando y no sé en qué momento sucedió. Me estoy alterando bastante.
Veo a Eme y él está impávido.
Estuve tratando de no llorar, pero es imposible. Son recuerdos demasiados tristes. Y lo que sigue después de esa pelea, es peor.
—Tanit... Esas palabras... ¡Por Dios! Las palabras que te dijo tu abuelo..., se... Se asemejan tanto a las mías... ¿te acuerdas?... Dime que lo recuerdas, no estoy loco —aprieta sus dedos contra mi hombro. Él no está loco, sin embargo, su forma de mirarme me asusta un poco.
—Claro que si, se asemejan demasiado. ¿por qué crees que después de ese día, nuestra amistad creció bastante? Me hiciste recordar a mi abuelito y eso fue más que suficiente para confiar en ti.
—Es increíble -dice, asombrado, luego niega varias veces con su cabeza y prosigue—. ¿Qué pasó?... ¿qué pasó después, Tanit?. Bota todo tus malos recuerdos. Necesitas liberar eso de tu mente.
Y antes de tan siquiera pensar en que decir, Kilian interviene.
—No, Eme. Tanit necesita descansar. Mira el estado en el que está. Esto es mucho para ella.
Aunque tenga razón, yo debo seguir...
—Gracias Kilian por preocuparte por mi. Pero soy fuerte y no voy a dejar esto inconcluso. Solo necesito respirar —él entiende mi respuesta y me dedica una mirada consoladora. Vuelve a sentarse de nuevo en el suelo.
Me retracto, no entendió lo que quise decir. Yo no me refería a que se aleje de mí... Por Dios. Respirar. Estar en una playa, en un parque, en cualquier lugar, menos aquí.
Pero que más da, respiro profundamente por varios segundo y me obligo a continuar. Tengo en mente que no lo conseguiré.
—Por todo el ruido que había en casa, los vecinos llamaron a la policía. Yo estaba en una esquina sentada llorando, preferí abrazar a mis piernas y esconder mi cabeza allí que ver todo lo que ocurría por mi culpa. Y por hacer esa estupidez, no escuché la sirena de ese maldito carro, mucho menos cuando tocaron la puerta...
Mi voz se quiebra de nuevo y esta vez siento pesado el pecho. Mi respiración se vuelve raudo y florecen mis nervios. Me tiemblan las manos e instantáneamente me pongo de pie porque necesito aire.
Vete de aquí.
Esconde tus problemas como siempre lo has hecho.
No tienen ni idea de lo duro que es decir como si nada que por MI culpa murió mi abuelito... No puedo. Es difícil.
Camino a pasos presuroso para llegar a la puerta porque necesito aire, sin embargo no consigo hacerlo porque alguien me sujeta de mis hombros.
—Tanit, por favor, sigue. Debes terminar todo, no te vas hacer la débil ahora y dejar tus malos recuerdos para otra oportunidad. Expulsa todo ahora.
—Eme...
—No, Tanit. Habla —insiste, tajante.
Mi mirada es fácil de descifrar "no puedo". Y él no lo entiende.
Kilian se mete en medio de los dos y aleja a mi amigo de mí.
—¡Basta Eme! ¿qué mierda te pasa? ¿no ves como está? Déjala... Deja que tome aire, no la sofo...
—Tú no sabes nada, tú no la conoces. Yo sé cómo lidiar con esto —grita y lo empuja de igual manera.
Kilian reacciona rápidamente y lo hace retroceder hasta llegar a la pared, entonces prosigue.
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¿tú no sabes amar?
RomanceAlgunos dicen que "no hay nada como conocer a una persona con tus mismos gustos". Otros dicen que "dos polos opuestos se atraen" pero... ¿que prefieres tú? Esta es la historia de Tanit y Kilian...