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—No quiero, no quiero despertar. Déjame.

Me acerco a ella y con todas mis fuerzas hago que se sienta sobre la cama. No puedo dejar que siga en ese estado. Uno de los dos tiene que ser fuerte ¿no?.

—Sabes, yo también quiero seguir en cama y olvidarme de todo. Pero no, no es justo que mientras nosotros estemos mal, tu ex este bien campante como si nada. Así que te levantas y vamos a buscarla —ordeno con voz autoritaria.

—Ese es mi hijo —habla mi madre muy orgullosa.

Me sorprendí de lo que dije. No sé de dónde me salió tantas palabras de aliento que realmente no siento.

Mi madre sale de mi cuarto y los dos nos arreglamos para irnos. Eme le había traído una prenda de ropa a Tanit. Iremos los tres a buscar a esa mujer.

Mientras estoy manejando a casa de Landra, miro de reojo a Tanit y me pregunto... ¿qué estará pensando?. Al menos ya no se la ve tan mal como ayer.

Cuando Eme me avisó que Tanit estaba en peligro, no imaginé que fuera de esa magnitud. Cerré de inmediato el local y fuimos a buscarla sin éxito. En el instante que contestó me alegré porque ilusamente creí que se había salvado, que estaba fuera de peligro, pero todo se me vino abajo cuando la vi en ese parque con su pantalón manchado de sangre, sentí como si me hubieran tirado un balde de agua fría encima. El solo hecho de imaginar todo lo que ella vivió con esa loca, me dejó paralizado, no conseguía moverme o tan siquiera acercarme a ella. Me costó bastante volver a reaccionar.

Fue triste ver a Tanit en ese estado. Yo la caracterizo como una mujer fuerte, algo loca, pero muy fuerte... Y ayer la vi tan destruida, tan vulnerable, que doy por hecho que si ayer en la noche habrían intentado matarla, ella les señalaría específicamente sus puntos débiles.

—En esa casa de color marrón, ahí es —informa Tanit.

Estaba tan perdido en mis pensamientos que no presté atención de que ya estábamos llegando. Pudimos haber chocado por mi imprudencia.

Parqueo mi carro en una casa pequeña. A simple vista parece esas casas prefabricadas, pero un poco antigua y con dos grandes ventanas. También hay un pequeño jardín con su camino de ladrillos.

Es una casa bonita, no creo que viva tremendo monstruo aquí.

Salimos del carro cuando vimos salir a una señora de allí. Creo que tiene sus 65 años, se la ve un poco acabada. Admito que tiene un pequeño parecido a Landra, bueno, en su mirada.

—Señora ¿usted es la mamá de Andra? —pregunta Tanit. Pero ¿Andra? ¿Y no era Landra?.

—Si, niña ¿porqué?.

—Queremos hablar con ella —intervengo con mucha seriedad.

—Mi hija se fue de la casa hace una semana, no se nada de ella, pero... ¿quienes son ustedes?.

Todos nos quedamos mirando sin saber que responder, aparte, ¿qué le diremos? Usted no nos conoce señora, pero estamos aquí con el propósito de que te Tanit agreda a su hija y luego la meteremos en la carcel. Nada menos.

—Yo soy Tanit, ami... —

—¿Tanit?. Oh mija, siempre quise conocerte desde que mi hija me habló de ti —no deja que Tanit finalice de hablar porque la saluda con un beso en la mejilla y le da un abrazo efusivo —. ¿por qué nunca quisiste venir? Mi hija decía que trabajabas mucho.

—¿Qué?. Espere... ¿estaba de acuerdo con nuestro romance?. —no estoy entendiendo ni una mierda, ¿porqué se sorprenden los dos? Y que importa ahora si esta señora aceptaba o no su relación.

¿tú no sabes amar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora