Capitulo 11: Se incia la guerra

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Todo estaba perfectamente planeado. Hasta lo que se había puesto aquella noche lo había elegido Alejandro. Era la primera vez que Isabella conocería a los Harrison personalmente. Llevaba un vestido despampanante pero al mismo tiempo elegante. Su cabello recogido en un alto moño decorado con diamantes le hacía parecer una auténtica reina. Alejandro solo quería lucirla como un trofeo, como algo que puede usar y dejar de usar cuando le placiera. Entraron a la mansión Harrison y antes de que pudieran siquiera reaccionar una pequeña hermosa con cabellos rizados cobrizos y lindo vestido de cóctel de abalanzó a los brazos de Alejandro.

— ¡Hermanito!

— Hola princesa, ¿Como estas?

— ¡Bien! ¿Oye quien es ella? ¿Tu novia nueva?

Cargándola en brazos sonríe para seguido mirar a Isabella.

— Ella es Isabella, y será tu cuñada pronto hermosa.

Isabella curvó la comisura rápidamente con aquella encantadora princesa. Entre las dos rápidamente se había creado una conexión hermosa. La niña sonrió y dijo alegremente

— ¡Hola soy Daniela!

— Hola Daniela, mucho gusto conocerte

La doméstica los hizo pasar hasta la sala de estar donde Fernando y Renata Harrison los esperaban con una sonrisa en el rostro y también algo de desconcierto. Su hijo nunca pedía que se hicieran reuniones familiares de aquella índole y eso tenía a los Harrison a la expectativa de lo que pudiera pasar con su hijo.

— Buenas noches mamá, papá..., me hubiera encantado que mi querido hermano nos acompañara pero ven, nunca está en casa.

— A qué debemos el honor de esta cena y la compañía de la licenciada McCarthy? — Preguntó Fernando

Alejandro tomó de la mano a Isabella y ella solo quería salir corriendo de aquel lugar, de aquella farsa.

— Es sencillo, me caso con Isabella. Pronto tendrán en casa a un nuevo integrante en el clan Harrison.

— ¿Que? ¿Como? Pero desde cuando ustedes... ¿Juntos? — Secundó Fernando

— ¿Va a haber boda como en las pelis hermanito?

— Si pequeña, y tú vas a ser una de las más bonitas en la recepción.

Isabella solo intentaba fingir una sonrisa cuando por dentro solo deseaba terminar con aquella farsa. Pasaron al comedor y una mesa larga elegante con espacio para al menos una docena de personas esperaba a la familia con la mejor vajilla y vino que ellos podían tener. Todos se sentaron en sus lugares y parecía realmente un teatro pero sin guiones. O al menos así se sentía Isabella.

— Jamás imaginé que uno de mis socios terminará siendo parte de la familia. ¿Cómo fue que surgió todo esto?— preguntó Fernando

— Pues..., todo fue rápido..., es decir nos gustamos y luego nos enamoramos 

Alejandro sonrió siguiendo la corriente

— Si papá, tal como dice Isabella, todo fue rápido. Lo importante es que nos amamos y queremos casarnos ya.

Alejandro le encantaba ver cómo Isabella se hervía por dentro y tenía que disimular ante su familia. Tomando un sorbo de vino Isabella añadió.

— Espero que este matrimonio no entorpezca en nuestros negocios.

— Claro que no, es más creo que podríamos hacer grandes cosas ahora que serás parte de la familia y has hecho que mi querido hijo siente cabeza.

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