Capitulo 27: Reacciones adversas

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Todo había ocurrido tan rápido...,todo fue tan repentino que aún no se creían que estuvieran en emergencias sin saber que les deparaba a Anabel e Isabella. Alejandro no tardó en llegar muerto de la preocupación al hospital seguido de Rosalía y Meredith por obligación de su madre. Todos estaban pendiente de Isabella pero nadie más que Adrián se interesaba por Anabel. No daban pronósticos algunos sobre ellas. Solo les restaba esperar. Rosalía hecha un mar de lágrimas le preguntó a Adrián que había ocurrido y ni siquiera él lo sabía. Un coche se había desviado y las había atropellado a las dos. Ambas estaban en estado crítico, solo eso se sabía. Meredith en cambio fingía angustia mientras en su interior rogaba porque su prima se muriera. Dando unos pasos hacia el mostrador logró escuchar que varios estudios estaban listos de ambas pacientes. Detuvo a la enfermera apartándola de todos y le preguntó.

— Dígame que hay en esos resultados. Soy familiar de Isabella Harrison

— Lo siento señorita es confidencial

— ¿Seguiría siéndolo si hay mil euros de por medio?

Aceptando el dinero con disimulo la enfermera divulgó información delicada a la persona menos indicada.

— Anabel Palacios está estable dentro de su gravedad, pero la señora Harrison está mucho más delicada. Necesita transfusiones de sangre y es muy escasa las personas con su tipo.

— ¿Entonces?

— La señorita Palacios comparte el mismo grupo sanguíneo que la paciente pero está muy débil y no creo que pueda hacer la transfusión.

— Necesito una copia de esos documentos.

— Pero...,

— Pero nada. Tienes mil euros más por esas copias y dejarme ver a mi prima sin que se entere nadie más.

Meredith obtuvo las copias del reporte de salud de Isabella y al leerlos no podía creer lo que había descubierto. Se sonrió comenzando a maquinar su venganza perfecta. Ya tenía la herramienta perfecta para hacer sufrir a su prima de a poco. Entró a la habitación de Isabella y al cerrar la puerta se quedó mirándola con odio. Tenía cables y sondas por todos lados y sin oxígeno artificial no era capaz de respirar por sí sola. Seguía inconsciente;  No tenía color, parecía que estaba casi al borde de la muerte. Meredith camino hacia ella y sentándose en el borde de la cama comentó.

— Lo has tenido todo en esta vida..., dinero, apellido, lujos, amor..., y no conforme con eso te empeñaste en quitarme el amor del único hombre que me ha importado. He sido tu sombra toda la vida, mi madre te prefiere a ti, siempre lo ha hecho y mira lo que son las cosas..., — Miro nuevamente la copia del reporte médico — La venganza llegó sola Isabella. Te haré pagar por donde más te duele, lloraras lágrimas de sangre, eso te lo aseguro. No es nada, comparado con lo que te espera.

Salió de la habitación antes de que pudieran verla y regreso con los demás a la sala de estar. Al ver a Adrián ella sintió que su corazón se desbordaba de su pecho. Aquel sentimiento que había interferido con el de su prima seguía intacto como hace veinte años. Sus ojos sollozaron y apenas pudiendo hablar se acercó a él.

— ¿Adrián? ¿Eres tú?

— Meredith Rivadeneira..., tanto tiempo sin verte. Pensé que no nos volveríamos a cruzar si soy sincero.

— Te creímos muerto, yo..., mi madre..., todos.

Adrián con gelidez replicó.

— Me creyó muerto la persona que realmente me ha importado en esta vida, tu prima Isabella.

— ¿Podemos hablar?

Adrián intentó ignorarla e irse pero Meredith lo detuvo alejándolo del resto de los demás.

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