Capitulo 20: De el presente se enfrenta al pasado

7.9K 856 131
                                    


Abrió los ojos lentamente y ver a Alejandro a su lado le avivó aún más falsas ilusiones. Sonrió y pidió que el se acercara a ella.

— ¿Cómo te sientes?

— Me duele mucho la cabeza. Es una loca..., una psicópata.

— No quiero hablar de Isabella ahora Anabel.

Ella arqueó una ceja insistiendo en echarle más sal a la herida. 

— ¿No ves como me ha dejado? Estoy en una cama por culpa de una salvaje.

Alejandro se quedó callado por unos minutos para luego
responder mirándola seriamente.

— ¿Sabes lo que es totalmente extraño en todo esto? Que Isabella decidiera tomar precisamente hoy y tu estas aqui, Anabel, cada vez que estas cerca de Isabella, las cosas se salen de control.

Anabel derramó una lágrima llena de frustración, era difícil para una mente y un corazón falto de amor explicarle que no era correspondida nuevamente.

— No se a lo que te refieres. Lo único que sé es que esa mujer está loca, intentó matarme y tú pareces justificarla. Joder que es una alcohólica adicta, ¿no te das cuenta?

Alejandro recordó las palabras de Isabella. Eran palabras ebrias, dolidas pero aun así, eran palabras llenas de un sentimiento que jamás había sentido en ninguna mirada, en ninguna voz, era un sentimiento que ninguna mujer había logrado profesar ante el de aquella manera en la que Isabella lo había hecho.

— Creo que es mejor que me vaya. Solo vine para ver cómo estás.

— Espera..., no te vayas aun.

Alejandro se volteó cruzándose de brazos algo incómodo.

— ¿La quieres? ¿Realmente quieres a esa mujer? La quieres aun sabiendo que abandonó una hija, que lo único que hace es pisotear a los demás. Dime..., ¿realmente la quieres?

Alejandro se sonrió al pensarla, al preguntarse a sí mismo si realmente sentía algo por Isabella. Suspiró y solo respondió lo que por su mente en aquel instante había pasado.

— De su hija sabes lo mismo que sabe ella, nada. Nadie sabe qué fue lo que en realidad pasó con esa niña. Y se me hace cruel que juegues con el dolor de otros de esa manera. Respecto a su manera de ser, su maldad ocultando su debilidad te digo algo..., en algún momento ella fue pisoteada, y sufrió mucho más de lo que desea admitir. No la justifico pero tampoco la condenó. Riqueza no es sinónimo de felicidad y respondiendo a tu pregunta sobre si siento por esa mujer, la respuesta es que si. No se lo que siento, no sé lo que estoy experimentando en mi interior por ella pero me gusta sentirlo. Ve haciéndote la idea Anabel, eres una niña. Que tengas buen día.

Alejandro salió de la habitación de Anabel y está soltó una lágrima que no llegaba a resignarse todavía. Alejandro era su corazón latir, era ese amor que no había encontrado en ningún lugar. El desprecio de Alejandro ocasionaba que el odio por Isabella creciera cada vez más. Estaba decidida a destruirla, a acabarla con lo que más le dolía, aquella hija perdida que solo sabía de ella que vivía en algún lugar del mundo. Alejandro camino hasta el camarote de Isabella y ella todavía dormía con un rostro triste e inquieto. El curvo su comisura con ternura sentándose en el borde de la cama observando la belleza de Isabella.

— No sabes cuánto me he arrepentido..., no sabes lo complicado que es esto del amor. Tu, yo..., no debería suceder. Ojalá no recuerdes nada para sí yo también olvidar porque así debe ser aunque muera por dejarme llevar.

Isabella despertó algo aturdida y al ver a Alejandro a su lado dio un respingo algo a la defensiva.

— ¿Que ha pasado? Qué haces aquí. Vete

CautivameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora