TIEMPO
Me aferro al pasado,
como si fuera mi presente,
como si dependiera de mi futuro,
como si fuera mi única manera de vivir.
Pero jamás me he planteado dejarlo ir.
Y creo que ahora me doy cuenta de que soy su esclava.
Soy una patética marioneta que maneja cuando le viene en gana.
GRACE
Alan y yo estamos tumbados en la cama de mi habitación, mirando el techo a oscuras, con la única luz que nos proporciona la luna, ahogada por las nubes. Hemos acordado pasar las últimas horas juntos, nada más allá, solo eso.
—Siempre he tenido curiosidad por saber cómo es tu habitación —confiesa.
—¿Por qué?
—Porque es exactamente como me la imaginaba: caótica —me vuelvo y veo cómo sonríe—. Y tu cuarto es otra de las cosas que reflejan cómo eres por dentro, Rapunzel.
—Has dicho «siempre» como si nos conociéramos desde hace años —señalo—. Solo nos conocemos desde hace escasamente siete días.
—Lo dices con un tono de sorpresa... —susurra y suspira, haciendo una pausa—. ¿Alguna vez pensaste que iba a pasar? ¿Que en tan poco tiempo pudieras conocer a una persona tan bien? —me pregunta al mismo tiempo que me mira.
—Eh, tranquilo, príncipe —lo freno—, que solo sé cuatro cosas de ti: eres muy optimista, aventurero, te gusta cantar y has estado buscando el amor —enumero.
También me encojo levemente de hombros, pero no sé si él ha captado el movimiento en la oscuridad.
—Pues conozcámonos, entonces —propone.
—De acuerdo —accedo—. Cada uno una pregunta.
—Empiezas tú.
—Vale —afirmo mientras pienso—. ¿Color favorito?
—Empezamos fuerte —comenta—. Antes era el rojo.
—¿Antes? —cuestiono.
—Ahora me va más el blanco —dice acompañado de una carcajada.
Pongo los ojos en blanco.
—Te toca.
—Hum —veo un gesto pensativo en su rostro pese a la densa oscuridad—, si tuvieras un objetivo en la vida, ¿cuál sería?
Enmudezco. No sé qué responder ante eso.
—Es la primera pregunta —me quejo—, se supone que tenía que ser fácil.
—Grace —me pide irresistible y seriamente—, responde, por favor.
Trago saliva.
—Tú mismo te has dado cuenta al conjugar los verbos en condicional —empiezo—: no tengo ningún objetivo en la vida —admito—. Por eso estoy aquí. Si no fuera así, estaría en cualquier otro sitio.
—¿Como cuál?
—Una pregunta cada uno, acuérdate —replico.
—Vale —se da por vencido—, te toca.
![](https://img.wattpad.com/cover/167314769-288-k37956.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Siete días
RomanceDISPONIBLE EN FÍSICO y eBOOK ¿Siete días son suficientes para que la persona más fría se enamore? Hace cinco siglos el mundo se dividió en dos partes: Homotania, lo que antiguamente era América, donde residen los hombres; y Femtania, antiguamente co...