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CORRESPONDIDOS

Nunca pensé que fuera algo normal.

Dos corazones correspondidos.

Alineados.

No pueden vivir lejos del otro.

Pero no se atreven a acercarse.

Se repelen y se atraen.

Se alejan y se hieren.

Se acercan y se encienden.

Lo mejor del mundo en un día,

y lo peor visto al siguiente.

Solo por estar correspondidos.

Sin haberlo elegido.

Si hubiera tenido la oportunidad,

¿me hubiera fijado en ti?

Porque ahora eres esencial.




ALAN


El sexto día en Femtania hace que me invada una nostalgia amarga que destroza mi filosofía de aprovechar el día, disfrutar y ser optimista ante todo. ¿Cómo voy a poder mostrarme alegre cuando mañana mi mayor sueño se verá desvanecido? ¿Cómo voy a poder disfrutar del día sabiendo que mañana será la última vez que vea este castillo, este paisaje helado, sus ojos grises...?

Mi primer pensamiento al despertarme es Grace. No sé qué está pasando entre nosotros, pero está pasando. Puede parecer un drama, y, de hecho, lo es, dado a que no podremos vernos nunca más. Yo volveré a Homotania y fin de la historia.

Pero yo no quiero que esto acabe; no de esta manera. No quiero ponerle punto y final a una historia que pudo ser más de lo que fue. Me niego. Necesito hablar con ella antes de que sea demasiado tarde, al menos para decirle la verdad y quitarme un pequeño peso de encima, aunque en el fondo el dolor será el mismo en cuanto parta hacia mi hogar de nuevo.

Sin embargo, lo que más me emociona de esta aventura es el hecho de la evolución que hemos experimentado. En nuestro primer encuentro me tenía un odio clarísimo, pero a medida que pasan los días eso se está transformado en... otra cosa. No sé exactamente de qué se trata, no sé describirlo.

Finalmente, llego a la conclusión de que Grace es como la energía: no se puede destruir, se transforma. Todos los sueños se han transformado en fantasías vanas; todo su desengaño se ha transformado en inocencia, escondido bajo capas de seguridad fingida y madurez; todos los rencores se han transformado en sentimientos. Es pura energía, solo tiene que transformarla en algo que mejore su vida.

Hoy, extrañamente, la escucho tocar el piano por la tarde, no por la mañana, como acostumbra a hacer. Está tocando una melodía triste que hace sentirme incluso peor, pero cuando llego al salón me indica que me siente junto a ella. Después, señala una hoja de papel con caligrafía perfecta y pulcra, que permanece junto a sus partituras.

La miro interrogativamente, a lo que ella responde con otra mirada de insistencia para que lea el contenido del folio. En él puedo leer la letra de la canción que canté en la sala de los espejos ayer, antes de que ella entrara, así que esto me confirma que escuchó todo. Todo sobre ella misma.

Permanece en silencio, observándome mientras yo finjo que examino la hoja, para hacer tiempo. No sé qué decir exactamente. Todo lo que necesito decirle está en mis manos escrito en su puño y letra.

Siete díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora