Capítulo 9

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Era Sábado por la mañana y todo Hogwarts se encontraba desayunando en el Gran Comedor. Todos estaban emocionados, pues hace una semana se había anunciado que tendrían una fiesta de Halloween en Hogwarts, y aquel día los alumnos de Quinto y Sexto Año de las cuatro casas irían a Hogsmeade, acompañados de algunos profesores, para conseguir sus disfraces y simplemente pasear un rato a las afueras del colegio. Alicia, Minerva, Snape y Hagrid serían quienes irían como “chaperones” a cuidar a los chicos en la pequeña excursión. La joven profesora estaba vestida con un atuendo que llamó la atención de más de un chico, cosa que se notó cuando entró al Gran Comedor, arrancando un suave gruñido de Snape y una suave risa de Minerva. Llevaba unas botas color vinotinto con trenzas y suelas negras, que a pesar de ser de una marca muggle (Dr Martens) Alicia las amaba. Un pantalón de cuero negro y a los lados dos franjas de lycra, parecidos a los que se utilizaban para montar caballo. Una camisa de la banda de WRock “Las Brujas de Macbeth” y su más preciada posesión, una chaqueta de cuero negro con algunos pinchos en los hombros. Llevaba alrededor del cuello su bufanda de Gryffindor y los cabellos dorados sueltos. Saludó a varios alumnos de las cuatro casas al pasar por el pasillo en dirección a la mesa de profesores y comentaba su emoción con los chicos que sabía que irían con ella hoy al pequeño pueblo.

 

De los chaperones, Alicia era la más emocionada de los cuatro, y ya le había comunicado a Minerva más de una idea de algún disfraz con el que podían ir ellas dos juntas, cosa que no hacía más que maravillar a Minerva, encantada con todas las ideas. El asunto estaba en como hacer para convencer a Severus de disfrazarse. Ni Alicia con su rostro más adorable o su sonrisa más seductora había conseguido que Snape accediera, cosa que la tenía frustrada. Pensó que estando en Hogsmeade se haría todo más fácil. Además, fuera Snape o no, tenía un pequeño encargo que recoger allá de parte de dos amigos que adoraba, aunque esa parte no se la había contado a Minerva.

 

Harriet estaba que casi saltaba de la emoción, comiendo y hablando con mucho ánimo. Llevaba unas botas como las de Alicia, cosa que le hizo sonreír al saludar a la profesora, pero en vez de vinotintos como las de ella, eran negras con estampado de flores verdes y rosadas. Llevaba unas medias pantys negras y una falda negra con el borde de los bolsillos de un rosado del mismo tono del de las flores en las botas. Una camisa blanca manga larga y un sweater negro con botones realmente grandes del mismo tono de rosado. Finalmente, sobre su cabello negro liso y suelto, llevaba un gorro del mismo color. Draco, a su lado, se había colocado una ropa simple pero con clase, como siempre. Pantalones, zapatos y chaqueta negra y una camisa blanca. Ambos comían comentando la ida a Hogsmeade, pensando en ideas de disfraces.

-Espero que consigamos muchas opciones allá.- dijo Harriet, aún emocionada.

Draco rió con suavidad y pasó un brazo por su hombro.

-Mejor que sean pocas, que si no te encanta mitad de tienda y no sabrás que elegir.-

Harriet sonrió divertida y besó su mejilla.

-Tienes razón. ¿Ya sabes de lo que irán otros chicos?-

El rubio asintió.-Crabb irá de Goyle y Goyle de Crabb. Lo se, es una tontería y una estupidez, pero no logré hacérselos entender.- soltó una suave risa.-Hablé con los chicos del equipo de Quidditch y me contaron que uno irá de Jinete sin Cabeza, otro de Dragón y otro de Troll u Ogro creo.-

Harriet sonrió, escuhándolo atenta.

-Uuh, el de Dragón será interesante de ver. Espero que encontremos tan buen disfraz como ese-

Draco asintió. -Seguro que si lo conseguiremos.-

 

Apenas Melanie entró al comedor, saludó a los chicos que voltearon a verla, mientras que caminaba a sentarse con unos chicos que se habían portado muy bien con ella y ya había averiguado que todos eran solteros. Caminó con sus botas negras y altas hasta la rodilla, con tacones, por supuesto, usando unas medias pantys del color de su piel y un vestido corto verde oscuro, cuyas mangas eran largas y de malla, cubriendo sus brazos hasta las muñecas. El vestido tenía escote en forma de corazón pero nada atrevido, y alrededor del cuello llevaba la bufanda verde y gris de su casa. Llevaba también el cabello desatado, y sonrió al pasar por el lado de los chicos de quinto.

Se Siente Bien Volver.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora