Capítulo 20

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Veinticuatro de Diciembre era la fecha que marcaba el calendario. Toda la mansión Van Halen estaba decorada para la gran ocasión. Virion corría por toda la casa obedeciendo las órdenes de sus amos, y terminando de acomodar todos y cada uno de los detalles de la decoración. Era primera vez que Virion reía, pues Lottie y Sebas corrían detrás de él por toda la casa. Severus se encontraba solo en su habitación, acomodándose, algo nervioso, pues no podía pensar en nadie más que Alicia, que lo había saludado en el desayuno, la vio encerrarse en su habitación y no volver a aparecer.

“Leona, no me vayas a dar un infarto como el de Halloween” era lo único que podía pensar, pero con una sonrisa dibujada en el rostro. De vez en cuando, escuchaba su risa entre las paredes de la casa, por lo que supuso que estaría bien. Se acomodó el cuello blanco de su traje y suspiró, apartando un mechón negro de su frente. Observó unas cajas en la cama, unas tres rectangulares, tres botellas de vino, una para el padre de Alicia y otra para cada hermano. Unas más planas y cuadradas, tres en total, dos azules que contenían un portaretrato de plata, con una foto de toda la familia que habían tomado hace dos días para Angeline  y otro para Alexa, y la otra de la misma forma, pero de color marrón, un portaretrato de oro para Minerva, con una foto de Alicia, él y ella. Y otra más al fondo, negra, menos alta, también cuadrada, donde había un collar para Alicia.

“Esperemos que le guste” pensó y bajó al comedor, donde Joseph Van Halen, sus dos hijos y sus respectivas esposas esperaban.

 

Alicia reía con ganas, estando Minerva, Alexa, su madre y ella en la misma habitación, todas a medio vestir, peinándose o maquillándose para la cena. Parloteaban entre ellas, divertidas, riendo frecuentemente, intercambiando joyas y con sus vestidos en la cama, listas para ponerselos cuando todos los demás detalles estuviesen listos. Alexa fue la primera en enfundarse un hermoso vestido azul rey, strapless, con un enorme broche de plata y diamantes en el lado izquierdo en forma de flor, todo el pecho lleno de pedrería azul y plateada y una falda larga que caía suelta. Minerva se puso un hermoso vestido verde oliva, con un corte elegante y cómodo, perfecto para ella. Angeline se colocó un vestido plateado con una sola manga y un cinturón también de diamantes y pedrería. Alicia fue la última y todas soltaron una exclamación de sorpresa al ver lo hermosa que se veía, puesto que Alicia que siempre andaba en su estilo rockero, de negro, cuero, botas, bandas de WRock , pinchos y demás, verla con aquel vestido era ver una versión más hermosa de ella. El vestido era rojo, ajustado a su escultural cintura, con un escote en forma de corazón y una malla transparente que cubría sus hombros, base del cuello y su espalda, pues tenía un atrevido escote, que mostraba muchos de sus tatuajes. Sobre la malla había una línea de piedras plateadas que pasaba por su hombro y bajaba de manera diagonal por el borde del escote hasta su cintura. Alicia sonriente se vio y con un pensamiento, todos sus tatuajes desaparecieron, haciéndola ver aún más elegante, tan solo quedó un pequeño copo de nieve detrás de su oreja derecha y la palabra “Siempre” en su muñeca izquierda, que después de todo era cubierta por una gruesa pulsera también de pedrería plateada. Su cabello iba suelto sobre sus hombros y solo un par de mechones sujetados con un gancho plateado al lado derecho de su cabeza. Todas sonrieron y salieron de ahí, comenzando a bajar las escaleras.

 

La música rebotaba por todo el salón, mientras la nieve caía fuera de este, los niños reían frente a la chimenea con Virion, su madre y su tía, y los hombres conversaban con copas de vino en la mano. Joseph, el padre de los Van Halen, llevaba su pelo negro con canas peinado elegantemente hacia atrás, con una barba corta y sus ojos verdes resplandeciendo con una sonrisa divertida. Ignatius Van Halen, el mayor, lucía como su padre, a excepción de que se había dejado crecer un poco más las patillas y no tenía barba. Mientras que Gianluca, tenía el cabello más largo, peinado elegantemente también, pero este cubría sus orejas, y no tenía ni patillas ni barba larga. Los ojos de los tres, verdes como esmeraldas, resplandecían mientras conversaban con Severus. Helena, la esposa de Gianluca, estaba sentada con sus sobrinos, riendo, con un hermoso vestido violeta, y su cabello marron rojizo recogido en un moño, del mismo color de sus ojos. Felicia, la madre de los pequeños y esposa de Ignatius, llevaba su cabello largo y rubio en una cola llena de bucles, con un vestido blanco y dorado, y sus ojos azules centellando, riendo con los pequeños. Todos voltearon al ver que las puertas se abrieron y saludaron con entusiasmo a las cuatro mujeres al llegar. Angeline sonrió y besó la mejilla de su esposo, tomando su brazo. Minerva saludó a todos y se puso de pie al lado de Severus. Alexa y Alicia se lanzaron sobre su padre, besando cada una, una de sus mejillas, y luego saludaron a sus hermanos y a sus cuñadas. Alicia dio una vuelta frente a Minerva y Severus, tomando las manos de Snape.

Se Siente Bien Volver.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora