mayo
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—Pache... ¿Vos estás seguro?
—¡Ya te dije mil veces que no, Joaquín!
Apreté mis manos en el volante con más fuerza de la que ya estoy haciendo. Tengo que contener toda la bronca acumulada que la situación me está haciendo sentir, es importante que mi primer objetivo esté claro y ese es fácil: Encontrar a mi hermana y matarla. Si antes no lo hago con Joaquín, aunque solo me conformo con abrirle la puerta para que se caiga.
Creo que empecé con el pié izquierdo para contar mi historia, perdón, les aseguro que no soy un tipo violento ni mucho menos, solo estoy suponiendo casos hipotéticos si lo fuera. No deben entender nada de lo que está pasando, así que dejenme poner un poco de contexto:
Estaba en mi casa, tranquilo, jugando unas partidas de Fortnite con Joaquín hasta que mi mamá entró desesperada, al borde del llanto, mientras gritaba que mi hermana había desaparecido. En ese momento dudé de la capacidad intelectual de Maitena, la muy estúpida no me había avisado nada.
No es la primera vez que se escapa pero sí la primera que ni siquiera me avisa para que la cubra. Tuve que hablarle a sus amigas por Instagram para saber dónde está, por suerte, ellas son igual o más taradas que mi hermana para que con tan solo hablarles, la vendan con su familia. Una ventaja para mi ya que sé lo que les provoco.
Miré a mi mejor amigo quien está concentrado en las calles que estamos pasando. Tendría que haberlo llevado a su casa antes de venir porque la emoción que transmite en su cara me inquieta. La cuestión es esta, la pendeja de mierda hizo tanto escándalo para ocultar que salió del barrio privado en el que vivimos. Esta parte obvie contársela a mi mamá porque le iba a agarrar un paro cardíaco a la pobre.
Le sonreí sutilmente al guardia de seguridad y levantó la barrera para dejarnos pasar y poder salir finalmente de nuestro barrio, precisamente de Martíndale CountryClub, ya sé, es impronunciable y de nombre careta, pero es donde nací, por desgracia. Está en la zona de Pilar en la provincia de Buenos Aires y es lo único que necesitan saber para ubicarse en espacio.
Nunca me sentí lo suficientemente cómodo con el tipo de vida que llevo, guardar apariencias y creerme más que otras personas por tener plata está lejos de mi personalidad. Por suerte, mi hermana menor es igual, seguro se debe a que cuando éramos chiquitos, vivíamos en la casa de mi abuela paterna, ella era muy humilde y nos enseñó muchos valores que ni mi mamá ni su familia tienen. A esa lista también se suma Minerva, mi hermana mayor.
En fin, me fui de tema y eso va para otro momento ¿En qué estaba? ¡Ah, sí! En matar a mi hermana.
Si no lo hago primero, mamá se va a encargar de hacerlo. A todo esto si en realidad se encuentra en donde sus amigas me dijeron.
El Círculo 104.
Por lo que pude averiguar antes de salir, es un boliche para gente de la zona. Nada fuera de lo normal. Porqué mi hermana querría venir, anda a saber..., pero tampoco estoy en posición de juzgarla, no es lo que me corresponde ya bastante tiene con mamá. No sé si el ámbito es muy seguro o no, nunca fui el típico careta de Country que piensa que todo lo que está afuera no vale la pena, no es lo mío.
Estacioné el auto y me bajé, escuché la risa de Joaquín en frente y lo miré. Parece muy emocionado.
—Esta piba es lo más...
—Sí y vamos a tener que inventar algo si está acá, porque la van a matar —mascullé caminando para pasarlo. No me molesta cubrirla o ser un buen hermano, pero no se lo merece cuando no me avisa... Además ¡Había entrado en el puesto 10!
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Entre versos y otros prejuicios | Primer Parte
Teen FictionCreo que primero debería presentarme para no ser maleducado así que, acá voy... ¡Hola! Soy Mateo Pacheco, pero nadie me dice así realmente... Los más allegados me dicen Pache y asumiendo que vas a leer mis pensamientos por un tiempo, podes llamarme...