—No sé Eze..., todavía no hablamos —le contesté rodando los ojos. Tengo la mirada expectante de los chicos sobre mí pero ni siquiera me importa.
—Ya sé que están siendo unos pelotudos, pero necesito que vengan, porque les tengo una bomba.
—¿Y no podes decirla por acá?
—¡No! Es importante, así que dejen su orgullo de lado y arreglense.
—Perdón amigo, pero no vas a manejar nuestros tiempos de relación —dije directo. Aunque el enojo ya se me pasó bastante, no sé si tengo ganas de enfrentarme a ella todavía. Igual, la extraño, recién pasaron dos días y siento que voy a explotar si no la veo, pero después me acuerdo la razón de nuestra pelea y dejo de extrañarla. Bueno mentira, la extraño menos..., va, en realidad sigue igual pero soy demasiado orgulloso como para dar un paso al costado.
—¡¿Qué parte de "Es importante" no entendes Mateo Pacheco?! —gritó obligándome a alejar el celular. Suspiré cansado de su insistencia y murmuré.
—¿Ella sabe sobre esto?
—Sí y me dijo que iba a venir ¡Así que más te vale hacerlo!
—Tengo educación física ahora.
—Salís del colegio y venís porque te traigo a patadas en el culo, Pacheco ¿Me escuchaste? Chau.
—Chau —contesté pero ya me había cortado. Bufé tirando el celular al pasto, Joaquín me miró atento.
—¿Qué pasó?
—Nada, Ezequiel rompiendo las bolas...
El año de la clase de educación física se divide en tres etapas, o más bien trimestres. El primero es de Handball, el segundo de actividades funcionales y el tercero consiste en Voley o Fútbol, espero que este año sea Voley porque estoy cansado que siempre todos mis compañeros terminen eligiendo Fútbol como si nunca lo jugáramos afuera. En fin, como estamos en el trimestre de actividades funcionales, los circuitos van incrementando en dificultad a medida que vamos avanzando ¡Y adivinen qué! Ya estamos bastante avanzados y la clase es muy intensa. No solo soy alguien que se cansa rápido sino que últimamente no estoy viniendo como para mantener el ritmo.
No estoy seguro de ir al estudio por lo que primero, pasé por mi casa para bañarme porque estoy hecho un asco. Me puse un pantalón de buzo negro y una remera blanca bastante larga, arriba agarré el buzo negro que combiné con una gorra del mismo color que la tapé con la capucha. Y sin ánimos de hacer algo, me fui directo al conservatorio como mi subconsciente lo supo todo este tiempo.
Entré y la vi, después de dos días sin saber de su existencia ¿Por qué me puede tanto esta piba? Está sentada mirando su celular con mi buzo amarillo, ese que usé el día que nos conocimos y un pantalón de jean negro. Mi ropa le queda mucho mejor que a mi haciendo que me den ganas de comérmela a besos. Pero todo ese muro que hice para ella volvió. Corrí la vista y hablé:
—Hola.
—¡Al fin querido! —chilló Eze haciendo que levante la vista y me mire, sonrió apenas y me saludó:
—Hola.
—Hola...
—¡Bueno! Dejando la tensión de mierda que generan..., tengo que decirles que... —empezó a parlotear sumamente emocionado, quiere crear un suspenso que me intriga, algo que no pasó desde que me lo contó porque estuve más centrado en pesar que iba a volver a ver a Ludovica que otra cosa. Golpeó en forma de redoblantes la mesa y gritó— ¡Están interesados en hacer el videoclip de Me perdí!
—¡¿Qué?!
—Así como escuchas —me contestó con una sonrisa pícara en su boca. Abrí mis ojos de la sorpresa. Esto es increíble. Llevé mis manos a mi pelo para agarrarlo y estirarlo.
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Entre versos y otros prejuicios | Primer Parte
Teen FictionCreo que primero debería presentarme para no ser maleducado así que, acá voy... ¡Hola! Soy Mateo Pacheco, pero nadie me dice así realmente... Los más allegados me dicen Pache y asumiendo que vas a leer mis pensamientos por un tiempo, podes llamarme...