capítulo trece

305 31 1
                                    

julio

***

El mes trae mi cumpleaños, más específicamente el 16 o sea.., mañana. Me gusta cumplir años, pero más me gustaría pasarlo como en verdad quiero y no como mi mamá supone que es la mejor forma. Para este punto ya me conocen bastante para saber que no soy un chico muy complicado, a mi dame unas pizzas, cerveza y un poco de música y para mi eso va a estar perfecto. No una celebración con conlleva decorado y regalos caros, mi estilo es otro y no me gusta para nada pero anda a hacérselo entender a Nadia. 

Además, siempre tengo que estar rodeado de gente que no soporto ¿No les parece que ya tengo suficiente con mis amigos?

Mai me codeó para que deje mi concentración en la tele y pasar a ver a mi mamá que está hablando por teléfono a los gritos con anda a saber quién, solo se escucha como le da órdenes de unos ramos de rosas que había pedido pero que nunca llegaron. Bufé, prefiero centrarme en la serie antes que escuchar una organización de un cumpleaños que parece más de ella que mío.

—¿Le vas a decir a esa chica que venga? —me preguntó con un suspiro cuando terminó de hablar. Ni siquiera voy a mirarla.

—¿Quién sería esa chica?

—¡No te hagas el tonto! Sabes de quién hablo...

—¿Queres que la invite? —enarqué una ceja por la sorpresa. Despegué la vista de la serie para mirarla. Está cruzada de brazos con su mirada expectante en mi, estoy seguro que está esperando que le diga algo como "Ya no estoy más con ella" o "No es tan importante para que venga a mi cumpleaños. Pero es algo que claramente no va a salir de mi boca. 

—¿No te parece que ya es hora de conocerla?

—No —dije obvio. Su expresión de alivio despertó una bronca en mi interior y para borrarle esa sonrisa de mierda, seguí hablando—. Porque te conozco, sé que vas a hacerla sentir incómoda y no tengo ganas.

—¿Así de importante es en tu vida?

—¡Ni diez minutos tranquilo puedo estar en esta casa! —bufé mientras me levanto del sillón. Mai se quejó por moverla de arriba mío pero que me disculpe, esto no es personal con ella. Agarré mi campera del perchero y me la puse para caminar a la puerta de una vez por todas, no tengo ganas de estar acá.

—¡Estamos mirando la serie Pacheco!

—Después la miramos...

—¿A dónde te vas? —preguntó Nadia, no pienso contestarle.

—Si adelanto no es mi culpa, eh —se justificó mi hermana haciendo que levanto mi dedo del medio ante ella a la vez que abro la puerta para desaparecer detrás de ella. Obviamente, dando un merecido portazo de enojo.

Me puse la capucha de mi campera y camino hasta el auto mientras le mando un audio a Ludo para decirle que se prepare porque vamos a ir a merendar. Quedamos en encontrarnos con Sacha recién a las seis de la tarde y ni siquiera son las cuatro, por lo que tengo un par de horas todavía y no quiero desaprovecharlas con alguien más. Solo tengo que decirle que me pelee con mi mamá, como siempre, y ella va a estar dispuesta a despejarme de esa mierda, no hace falta ni que le cuenta..., algo que no pienso hacer.

Y no me malinterpreten, no es que no confíe en ella, lo hago pero sé que es tan terca que va a querer aceptar la invitación y lo que menos quiero para mi cumpleaños es ver a Ludovica siendo completamente rebajada con la mirada de toda mi familia. Porque no solo van a estar mi mamá y hermana, sino que toda las personas de mierda de las que les hablé en este tiempo, no la pasaría bien y sé que ella tampoco. Me da bronca porque lo único que quiero hacer es estar con ella, Joaquín y Cielo..., tal vez también Ezequiel y nada más.

Entre versos y otros prejuicios | Primer ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora