capítulo veintiuno

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noviembre

***

Ver como mis dos mejores amigos se comen la boca, no es una situación que me gusta presenciar, todavía no me acostumbro y la sensación es igual a la que me pasaría si en algún momento viera a mis papás besarse. Si a mi me dicen denso por no despegarme de Ludo cuando estamos juntos, a ellos no sé que les queda ¡Ni siquiera pueden soltarse dos segundos! Por esto es que prefiero juntarme con los dos por separado. Pero ahora, estamos todos sentados en el recreo y creo que les da más libertad a no darle atención a otras personas que no sean ellos mismos.

Parece que me estoy quejando porque estén juntos, obvio que no me molesta que sean felices, sé que se aman y su relación les hace bien pero..., me gustaría que me den un poco más de bola cuando la requiero ¡Como ahora! 

—¿Y qué vas a hacer? Te van a matar —me dijo Ivo llamando mi atención, gracias a él pude despegar la vista de la imagen tan desagradable que tengo frente a mis ojos. Hice una mueca encogiéndome de hombros.

—Nada, no les voy a decir.

—Ya de por sí no les cabía que te vayas y ahora con esto...

—No se van a enterar —corté a Luca, no tengo intención de pensar en negativo ahora.

—¿Y cómo sabes que no?

—No tienen cómo enterarse si no les digo.

—¿Y Tu hermana? —preguntó Genaro. Rodé mis ojos, como si no la conocieran...

—Maite no va a decir nada —dije obvio—. Además a ella le va genial tampoco como para darles el boletín un fin de semana largo ¡Parece que lo hacen a propósito! Para cagarnos nada más.

—Estoy segura que sí —me apoyó Cielo. Arqué una ceja hacia ella y sonreí burlón.

—¡Uh mira! Tiene la boca desocupada.

—Imbécil.

Cada vez estoy más seguro que mi teoría es cierta, los profesores tienen una especie de secta secreta en donde organizan cagarnos la vida, no solo poniéndonos todos los exámenes la misma semana sino que entregarnos los boletines los viernes para que nuestro fin se semana se arruine. Pero no voy a permitir que hagan eso conmigo y menos cuando mis planes no son cotidianos. 

Que haya desaprobado cuatro materias y tenga que rendirlas en diciembre no va a hacer que no vaya a la fiesta de disfraces de Paraná. Se hace en la provincia de Entre Ríos todos los años, es la más grande de toda Latinoamérica, literalmente es una locura, todo el mundo está disfrazado y el ambiente que se vive es de carnaval. Todo empezó con la organización de una fiesta a nivel provincial pero a medida que fueron transcurriendo los años se volvió puramente nacional. Hace dos meses lo estamos planeando y nada va a arruinarlo. 

Ludovica va a ir con sus amigas pero vamos a encontrarnos allá, el tío de Luca tiene un departamento, que es más bien como un monoambiente, para que nos hospedemos. Ellas se van a quedar con nosotros a desgracia de Alejo y Camilo quienes también van a ir, pero alquilaron aparte claramente porque ni siquiera me pueden mirar a la casa sin querer pegarme una piña. 

Piba: Te conviene hacerte el bueno con ella por lo menos para que se vayan bien.

Piba: Sé que no vas a querer pero pensalo...

—¿Es Ludo? —me preguntó Cielo sentándose al lado mío. Asentí.

—Quiere que hable con mi mamá.

—¿Para decirle que te llevas materias?

—No —me reí. Decirle la verdad nunca va a ser un buen plan—, para que piense que está todo bien.

Entre versos y otros prejuicios | Primer ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora